17

379 43 7
                                    

Era la segunda vez que despertaba una mañana con los ojos hinchados por culpa de la maldita boca de Josh Dun.

No sé cuántas horas había llorado la noche anterior, pero las suficientes para dejarme profundamente dormido en una posición incomoda que realmente no le molesto en lo absoluto a mi cuerpo para sentir la necesidad de molestarme durante el sueño.

No tenía noción del tiempo ni el día. Desperté desparramado en la gramilla con un hilo de saliva colgando de mi boca y los ojos ardiendo.

Me incorporé sobre mi trasero bruscamente apenas pude reaccionar. Froté mis ojos con fuerza y miré en todas direcciones. El sol estaba muy alto como para apenas ser de madrugada.

Me levanté un tanto mareado, intentado recordad lo que había sucedido. Todos los recuerdos eran ajenos a mi mente en ese momento como si la noche anterior hubiera bebido demasiado, pero por más que no recordara nada estaba seguro de que eso no había pasado.

Comencé a dar pasos pequeños, tambaleándome sobre mi mismo en dirección a mi casa.

Llegué a mi ventana y observé hacía arriba, sintiendo nada de fuerzas para trepar a ella. Y fue ahí cuando mi mente comenzó a aclararse.

La enredadera, mi zapato, Josh, el beso.. el beso.. la chica.. el beso.. Debby.. el beso..

Caí rendido sobre el tapial donde me había lanzado Josh aquella noche para colocarme el zapato tan delicadamente. Quedé allí desparramado, con mi espalda encobrada, mis manos entrelazadas entre mis piernas abiertas, la boca entre abierta con la mirada, borrosa por el llanto, perdida en algún punto del césped.

No pensaba claro. En mi mente se repetía una y otra vez la escena de mi beso con Josh seguido del beso que le estaba dando a aquella zorra pelirroja contra el mesón.

-Mierda- susurré, notando mis labios secos al moverlos de tanto mantenerlos abiertos.

Tomé impulso y subí a mi habitación de una vez.

Miré el reloj de mi mesa de noche, marcaban las 11:56 de la mañana, por más de no tener noción del día no me hubiera importado faltar a clases después de todo.

Caminé hacia mi espejo y al ver mi camisa recordé las escenas en mi habitación. Cuando me decía cuán bien me quedaba y combinaba con mis uñas negras, cuando nos quedamos viendo a los ojos a través del reflejo por varios minutos y las disculpas por sus acciones del pasado.

Me lancé al colchón y de entre mis labios comenzaron a salir pequeños sollozos que no podía evitar y lastimaban mi pecho.

Corrí al baño a lavarme la cara y me quité la camisa. Miré mi torso desnudo, ya menos destruido que antes gracias a que ahora las heridas tenían tiempo para curarse sin que nadie las vuelva a tocar, lo que me generó una leve sonrisa de satisfacción.


Narra Josh

-¿Y Tyler?- fue lo primero que pregunté impulsivamente apenas reaccioné al abrir los ojos y encontrarme desparramado en las escaleras de una casa que no era mía.

Impulsé mi cuerpo hacia delante bruscamente para sentarme, lo que me provocó mareo y el dolor de cabeza fue captado por mi sistema. Apoyé mi palma sobre mi frente al sentir aquellas sensaciones.

Cuando pude aclarar más la vista me encontré con que la casa era de Debby. Estaba cubierta de basura y algunas personas durmiendo en diferentes rincones.

Escalones más abajo de mi se hallaba un muchacho de cabello oscuro que seguramente antes estaba peinado en un hopo perfecto pero ahora solo era un alboroto de cabellos.

Como impulso comencé a zamarrearlo, lo que lo despertó de un sobresalto imitando los movimientos que anteriormente había hecho yo debido a que seguro tuvo las mismas sensaciones.

-Oye ¿Sabes dónde esta Tyler?- le pregunté ante la desesperación de haberlo perdido y dejado solo.

-¿Quién es Tyler?- pregunta como respuesta mirándome con los ojos entrecerrados, seguramente intentando aclarar su vista.

-Muchacho delgado, pálido, de cabello castaño, llevaba una camisa verde agua con grandes flores negras bastante ridícula que le lucía bien- intenté explicar buscando que pueda darme algo de información.

-Lo siento amigo, no sé ni dónde estoy yo, no puedo localizar a tu amigo- dijo para lanzarse contra la pared y volver a cerrar sus ojos.

Bufé y me incorporé, bajando las escaleras a paso torpe esquivando los cuerpos desparramados por el piso. Traté de divisar entre ellos el del pequeño pero sabía que no sería capaz de terminar así. Estaba seguro de que lo había dejado solo y decidió irse. Seguramente ahora estaría enojado conmigo porque le prometí mantenerme a su lado, soy un maldito idiota.

Abrí la puerta principal para salir lo antes posible de allí pero una voz femenina detrás de mí detuvo mis movimientos.

-Oh.. ¿Ya te vas?- giré mi cuerpo. Allí se encontraba Debby con una bata de noche, el maquillaje corrido y una taza de café entre sus manos -No te ves bien ¿Quieres una pastilla?-

-Estoy bien, ya debe ser muy tarde, sólo debo irme cuanto antes, lo siento, buena fiesta gracias- hablé rápido para seguir con los movimientos que había detenido y salir corriendo de allí escuchando un grito llamándome por mi nombre a mis espaldas el cual ignoré.

No detuve mi paso apresurado hasta llegar a la ventana de Tyler y comencé a pegar suaves gritos llamándolo. Nada. Pensé que podía estar durmiendo, el reloj marcaba las 10:05 de la mañana. Tomé unas rocas del suelo y las arrojé para provocar sonidos en el cristal de la ventana y que así tal vez reaccione. Nada otra vez. La última opción que me quedaba era trepar.

Una vez colgado del marco, usé todas las fuerzas que me quedaban para impulsarme hacia arriba y asomar mi cabeza. Me llevé una gran sorpresa cuando vi la habitación tal como la habíamos dejado la noche anterior antes de irnos.

Mis brazos se debilitaron y caí desparramándome en la gramilla. Mi cabeza golpeó fuerte aumentando el dolor.

Allí tumbado mirando al cielo recordé que lo más probable era que esté en el bosque, por lo que tomé otro gran impulso para incorporarme rápidamente y comenzar a correr otra vez hacia allí.

Al llegar seguí corriendo a pasos torpes, tropezándome con todo lo que se cruzaba en mi camino debido a que tenía la vista al frente tratando de divisar una figura humana en alguna parte mientras gritaba su nombre con el poco aire que me quedaba. 

Pero no logré encontrarlo. Caí rendido contra un gran arbusto respirando exageradamente y tomándome fuerte del cabello por el intenso dolor de cabeza que sentía, ya no podía seguir.

Why Are You Like That? [Joshler]Where stories live. Discover now