El reconocido cantante, Jeon Jungkook, harto de la fama y la farándula, sólo desea escapar por un momento.
A causa de un error por parte de su GPS, terminará en un pequeño pueblo olvidado, donde logrará encontrar la respuesta a varias incógnitas, de...
"Lo nuestro es ese indefinido vínculo que ahora nos une" - Benedetti
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"¡Buenos días, viajero!" El joven castaño, con el mismo jardinerito que vestía el día anterior, entró alegre a la habitación del cantante, dando pequeños saltitos junto a su perro, que movía la cola contento.
Jungkook abrió los ojos con pereza y su primera expresión fue una de desagrado. Sus orbes se cruzaron con los del chico que se encontraba frente a él, y lo observó totalmente molesto. ¿Cómo se atrevía a interrumpir su sueño de belleza?
"Vete, niñito" Lo echó con la voz ronca. Se tapó por completo y volteó para evitar al castaño, quien lo miró con curiosidad.
"P-pero es hora de desayunar..." Comentó suavecito, observando al joven, o bueno, al pequeño bulto que se ocultaba entre las sábanas y lo ignoraba.
"Desayuna solo y no molestes"
"Aquí no desayunamos si no estamos todos juntos. Nadie quiere estar solito" Taehyung movió sus pies hacia los lados, con una pura expresión de inocencia en el rostro. Sus manos estaban detrás de su espalda y se veía adorable ante los ojos de cualquier persona, a excepción de Jungkook; a él le parecía inmaduro y estúpido.
"Pues yo sí quiero estar 'solito'. Vete, niño molesto"
"Le diré a Betty que eres un grosero" Murmuró con un puchero en la cara, haciendo que Jungkook riera amargo.
"Sí, sí. Ve a decirle a Betty..."
Oyó al jovencito sorber su nariz antes de irse de la habitación con pequeños pasos que hicieron que Jungkook suspirara aliviado; al fin el mocoso se había retirado y lo dejaría descansar un poco más, así que relajó su cuerpo e intentó cerrar sus ojos en busca de tranquilidad.
De pronto toda su paz se esfumó cuando la puerta se abrió con fuerza y golpeó la pared de la misma forma, logrando que al pelinegro casi le diera un paro cardíaco y permitiendo que la señora que lo había hospedado, entrara ofendida.
"Escucha bien, Jungkook. No me importa que tan reconocido seas mundialmente, si Taehyung dice que vayas a desayunar con él, vas a desayunar con él" Comentó enfadada, mientras el castaño se encontraba detrás de ella, con la cabeza gacha y una tristeza que podía notarse a través de sus ojos.
Jungkook se levantó aturdido y atinó únicamente a asentir, sintiendo que su corazón pronto saldría por su boca de lo fuerte que latía. Aún no se recuperaba del susto que le había causado aquella puerta siendo abierta violentamente, y sinceramente no deseaba iniciar una discusión con una señora que probablemente podría partirle la cabeza de un escobazo.
"Te quiero en la mesa antes de las ocho, Jungkook" Dijo antes de retirarse, dejando al pelinegro con la respiración entrecortada y los músculos totalmente tensos.
