El reconocido cantante, Jeon Jungkook, harto de la fama y la farándula, sólo desea escapar por un momento.
A causa de un error por parte de su GPS, terminará en un pequeño pueblo olvidado, donde logrará encontrar la respuesta a varias incógnitas, de...
"Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano es intentar sacarse de la cabeza lo que no sale del corazón" - Benedetti
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Las palabras habían salido de su boca como si hubiese esperado toda una vida para pronunciarlas, sin embargo, no se había animado a ver al castaño a los ojos al decirlas, pues algo dentro de él aún no le permitía hacerlo, como si el menor fuera capaz de robarle algo con tan sólo una mirada.
¿Qué tanto temía? ¿Acaso creía que ese tonto campesino podría robarle el corazón?
¡Él no tenía esa cosa! ¡Claro que no tenía! ¡Aquel galopeo extraño que sentía en su pecho cada vez que pensaba en Taehyung no era más que una simple coincidencia!
Una coincidencia que le revolvía el estómago... Y no iba a aceptar que eran mariposas. ¡No! Seguramente eran ganas de vomitar, sí, eso era...
Cuando levantó la mirada por primera vez tras soltar aquella frase, sus ojos se encontraron con los brillosos orbes del castaño, quien lo miraba con una adorable sonrisa llena de felicidad a causa de las bonitas palabras que le había dicho minutos atrás.
Mierda. Esa extraña sensación en su estómago había vuelto...
¡Seguro se trataba de náuseas al ver a Taehyung! Quizás tenía ganas de vomitar... ¿Mariposas?
¡Ah!
"¡Yo también iría a cualquier lugar en el mundo contigo!" Murmuró Taehyung para nuevamente devolverlo a la realidad, y es que cada vez que pensaba en él, su cabeza parecía estar en las nubes, y su corazón junto al castaño. Lo vió jugar con sus manos tímidamente, ahora su acompañante tampoco se animaba a hacer contacto visual. "T-te quiero mucho, Kookie..." Balbuceó suavemente, pero con un tono lo suficientemente alto como para ser escuchado, porque a pesar de la vergüenza e inexperiencia que cargaba el menor consigo, él sí se animaba a aceptar que algunas mariposas le hacían cosquillitas en el estómago cuando estaba con Jungkook.
Sólo algunas maripositas... Algunas cuantas.
Y mientras el castaño pensaba en lo feliz que le hacía el pelinegro, la mente de este último se encontraba estancada en las mismas tres palabras que había oído del chico;
Te quiero mucho. Te quiero mucho. Te quiero mucho.
Jungkook jamás supo responder aquella frase; nadie le había enseñado a hacerlo y la vida había sido tan dura con él que nunca sintió la necesidad de encontrar la manera de devolver ese tipo de afecto.
Muy pocas veces había escuchado un te quiero, pero esta vez parecía ser completamente diferente al resto, porque provenía de Taehyung, el niño que había llegado a su vida para poner su mundo de cabeza y para... ¿Quedarse en él?
"S-siempre dices estupideces" Soltó cortante, evitando la mirada del menor, con sus ojos enfocando los cordones de sus zapatillas mientras intentaba inútilmente dejar su mente en blanco, sin esas tres palabras quemándole las entrañas.
