El reconocido cantante, Jeon Jungkook, harto de la fama y la farándula, sólo desea escapar por un momento.
A causa de un error por parte de su GPS, terminará en un pequeño pueblo olvidado, donde logrará encontrar la respuesta a varias incógnitas, de...
"Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino, una nueva forma de ver las cosas" -Henry Miller
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"Se pronostican lluvias y fuertes tormentas, acompañadas por vientos que podrían alcanzar los 100 kilómetros por hora... Recomendamos que lleven sus paragüas a la hora de partir..." Habló el muchacho, sintiendo sus piernas temblar levemente.
"Ya deja de leer ese periódico, Tae" Murmuró Jungkook, mientras tomaba al jovencito del brazo para comenzar a caminar en dirección al lago, logrando que lanzara aquel diario al suelo, bien lejos de ellos.
"¿Tú crees que esas tormentas serán muy feas?"
"No tengo idea, amor..." La mano del cantante tomó la del castaño, dándole la contención que necesitaba. "Pero no te preocupes, estaremos bien..."
Se detuvo un momento para enfrentar al menor, quien tenía una leve expresión de preocupación en su rostro. No le gustaba verlo de esa forma; él merecía estar contento durante toda su vida. Le acarició las mejillas con cariño, y uno de sus dedos le tocó la naricita, tras dedicarle una sonrisa.
"Sin miedo, mocoso. Todo estará bien, lo prometo..." Repitió, notando que el castaño asentía, apretando fuertemente su mano para continuar avanzando.
Si sus dedos estaban entrelazados con los de Jungkook, Entonces él, se sentía protegido.
Al llegar, se olvidó de sus preocupaciones y pensamientos grises, porque fueron reemplazados por unas increíbles ganas de empujar al pelinegro al lago para que finalmente se callara.
"Campesino~" Lo llamó nuevamente, mientras el castaño rodaba sus ojitos, colocando una leve expresión que combinaba gracia y fastidio.
"¿Qué?" Repitió, quitando la soga que retenía a un pequeño bote varado en la orilla del lago, justo a un lado del muelle. Aquel objeto llevaba consigo muchísimos recuerdos de su infancia, y eso lo convertía en una de las posesiones más bonitas que Taehyung tenía bajo su poder.
"Me gustas" Jungkook le sonrió con una fingida inocencia, sabiendo que el castaño ya se había cansado de escucharlo decir aquella frase una y otra vez.
¡Es que se sentía tan bien poder ser libre! No podía evitar ver a su chico y repetir lo mucho que lo quería.
"¡Lo sé! ¡Me quedó muy claro cuando lo dijiste la vez número diecinueve!" Se quejó, con un poco de problemas para desatar el nudo de la cuerda que mantenía su barquito en la orilla.
"¡Me gustas mucho!"
Taehyung lo ignoró y bajó del muelle, arrastrando su bote hacia el lago, subiéndose a él de un salto, salpicando un poco a los lados a causa de las botas que se le habían mojado en el proceso.
Jungkook tomó la soga antes de que cayera, y con ella, acercó al chico en su dirección. Se acostó boca abajo sobre la estructura de madera, estirando sus labios en un lindo pucherito. No importaba cuánto el castaño intentara remar, el pelinegro aún sostenía la cuerda y no le permitiría escapar tan fácil; no cuando él estaba listo para demostrarle todo el amor que el miedo le había obligado a reprimir durante años.
