El reconocido cantante, Jeon Jungkook, harto de la fama y la farándula, sólo desea escapar por un momento.
A causa de un error por parte de su GPS, terminará en un pequeño pueblo olvidado, donde logrará encontrar la respuesta a varias incógnitas, de...
"¡Somos inmortales hasta que se demuestre lo contrario!"
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"¡Levántate, pequeño campesino!" Jungkook entró a la habitación pateando la puerta, sin importarle en lo absoluto que el castañito se había levantado en medio de un infarto a causa del susto que le había provocado el estruendo.
Eran exactamente las siete de la mañana cuando el chico ingresó, totalmente sonriente. ¡Qué maravilloso día para estar vivo!
"Tengo muchas cosas importantes que decirte..." Exclamó alegremente, tirándose de manera brusca en la cama de Taehyung, acomodándose justo a su lado.
El castaño aún rascaba sus ojitos en señal de cansancio, y sin embargo, cuando el chico que le gustaba se sentó cerquita de él, se olvidó de su sueño por completo, y comenzó a sonreír. Las comisuras de sus dulces labios tiernamente levantadas, en una hermosa expresión de niño enamorado.
Porque sí, estaba muy enamorado, y el simple hecho de amanecer y ser el rostro del cantante lo primero que sus ojitos se encontraran al abrirse por la mañana, era el regalo más hermoso de todos.
"Buenos días, viajero..." Murmuró bajito, saludándolo como siempre solía hacerlo.
"¡Buenos días a ti también, niño bonito!"
Jungkook estaba demasiado feliz, sin embargo, sus expresiones cambiaron de forma repentina, y pronto pareció sorprendido, observando los brazos del contrario.
"¡No puedo creerlo!" El pelinegro se expresó de forma exagerada, confundiendo al castañito, quien no entendía nada de lo que estaba sucediendo. "Oh, esto es algo terrible, ¿Cómo es que no lo habías notado antes?"
Jungkook agarró una de las manitos de Taehyung entre las suyas, y pronto pasó su dedo índice por uno de los pliegues que le decoraban la palma, con su rostro marcado graciosamente por la concentración que fingía al acariciar los deditos del menor.
"Deberías prepararte...." Murmuró tras fingir preocupación, logrando que el jovencito lo observara curioso.
"¿Qué pasa, Koo? ¿Qué tengo?"
"Aquí dice, que hoy será el mejor día de toda tu maldita vida" Murmuró, totalmente sumido en sus acciones, permitiendo que sus labios se curvaran levemente al no poder aguantar su seriedad fingida, rozando sus dedos con los del contrario.
"¿Ahora sabes leer manos?"
Taehyung, entre pequeñas risitas, observó como el chico levantaba la mirada, y le devolvía la sonrisa antes de responder.
"No, pero ha sido una excusa genial para sostener tu manito entre las mías..."
Alegremente, se levantó, tirando del brazo del jovencito para que hiciera lo mismo.
"¡Arriba, campesino! ¡Tienes que ver esto!"
Como si de un niño pequeño se tratase, llevó a Taehyung hasta la cocina, entre saltitos emocionados y risas que no podía dejar de emitir ante la felicidad que le provocaba el castaño.
