7- Nibikibi Ti

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Taehyung comenzó a moverse de manera ansiosa frente al camión, esperando que el hombre que lo conducía bajara y por fin le prestara atención

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Taehyung comenzó a moverse de manera ansiosa frente al camión, esperando que el hombre que lo conducía bajara y por fin le prestara atención.

"¡Buenas tardes, señor! ¡Usted debe ser quien tiene la pintura que pedí hace unas semanas y..."

"¿Kim Taehyung?"
Preguntó el hombre que sostenía una planilla con un enorme formulario entre sus manos, tras interrumpir al eufórico jovencito que se quedó con las palabras en la boca.

"¡Sí, soy yo!"
Chilló alegremente, mientras el señor lo hacía firmar diferentes papeles, con una expresión de total indiferencia.

Al cabo de unos minutos, dos enormes botes repletos de pintura fueron colocados frente a los brillantes ojos de un castañito que pronto se echaría a llorar de la emoción.

Jungkook lo observaba extrañado, sin comprender de dónde venía tanta alegría de forma repentina.

¿Por qué se emocionaba tanto por tal estupidez?
¿Acaso se pondría a llorar por haber recibido pintura?
¡Qué ridículo!

Taehyung terminó de firmar esa planilla que le habían lanzado sin cuidado alguno, sin embargo, dichas acciones no habían logrado borrar la sonrisa en su rostro en lo absoluto.

"¡Muchas gracias, señor!"
Saludó Taehyung al hombre que ya estaba encendiendo el motor del camión sin siquiera importarle lo que el menor tenía para decir.

Jungkook observó al castaño intentar levantar los botes y no pudo evitar reírse de lo débil que era; no tenía la fuerza suficiente para cargar con ellos.

"Voy a ayudarte, simplemente porque me das mucha pena"
Volvió a reír, antes de acercarse a Taehyung para tomar uno de los baldes por él.

"Qué cruel"
Murmuró, dejándose ayudar.

"Apurémonos, Campesino. Mientras más rápido hagamos esto, más rápido podremos empezar a desayunar e irnos a nuestro paseo turístico"
Rio una vez más y se sintió extraño.
Tenía el presentimiento de que aquel día sería diferente, y deseaba que lo fuera.

Ayudó al menor a ingresar la pintura a la casa, e incluso preparó el desayuno junto a él, aprendiendo a hacer huevos revueltos al estilo del menor.

Jungkook no sabía agradecer con palabras. Le era un tanto difícil expresarse de esa manera, y en cierto modo, tenía la necesidad de devolverle al castaño el bonito gesto que había tenido con él al abrazarle las angustias la noche anterior, por lo que lo demostró con acciones.
Ceder por un día no era el fin del mundo...
Tendría muchos más para continuar comportándose como un idiota, ¿Cierto?

Cuando sintió que no estaba haciendo absolutamente nada, se dedicó a encender la radio y colocarla en una estación aleatoria para ambientar el lugar. Una melodía alegre que no conocía comenzó a sonar, y justo antes de que volviera a la cocina, sus ojos se encontraron con el sombrerito que Taehyung tanto adoraba. Lo miró con cierta ternura; jamás hubiera utilizado algo como aquello, y eso le recordaba que él y el castaño eran totalmente distintos...

YORUBA! »Kookv 🌱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora