Pacto

113 9 8
                                    

[Despacho de Jareth]

Mientras yo estoy en la celda, Jareth se dirige a su despacho, una de las salas más grandes de palacio. Está decorada en tonos oscuros con un estilo es elegante y sobrio, sin ostentaciones.

Entra llevado por los demonios y sin saludar al ocupante misterioso que se encuentra recostado en un diván, se sienta malhumorado con la cara escondida entre las manos

- No sé qué más puedo hacer. Ha acabado con mi paciencia.

- Dejadme hablar con ella, señor. Yo haré que entre en razón

Jareth se descubre la cara.

Mira con recelo a la figura del diván, que se levanta, revelando su auténtica apariencia: Zapatos de piel negros, traje negro, chaleco rojo oscuro, camisa de seda negra, un pañuelo blanco, que da un toque de color al traje y un sobrero de ala ancha a juego con su vestimenta.

Una gran capa de satén negro sin capucha, pero con cuello alto, confiere al portador un aspecto vampírico. Su aspecto físico es de lo más desconcertante: pelo canoso, ceño fruncido, ojos negros como el carbón y apariencia de ser más anciano que la tierra misma, aunque posee una capacidad física y psíquica digna de un adolescente.

- No creo que debamos seguir con eso. A veces pienso que ella no me quiere y que nunca lo hará

- Si que os ama, señor, pero ella no lo sabe

Le mira confuso.

- El amor es un sentimiento difícil de esconder y ella es transparente

- ¿De verdad te lo parece? Cada vez que tengo que actuar como rey, noto cómo se aparta de mí. No quiero comportarme mal con ella y creo que es lo que estoy haciendo siguiendo tus consejos

- Debéis imponeros, señor. Sois el rey, por encima de todo. Una buena reina debe aceptar su destino y comprometerse a cumplir vuestras condiciones. Si, se resiste... hay que tomar medidas.

- No estoy seguro de que eso sea la mejor opción. La conozco muy bien y sé que no cederá. No nos lo pondrá fácil.

- Cederá, ya lo veréis. Solamente está ofuscada y no ve el camino... no ve la luz. Por suerte, mi señor, si me lo permitís, yo puedo hacer que eso cambie. Concededme unos minutos con ella. Sin guardias, ni vigilancia de ningún tipo. Ni siquiera de vos. Y decidle a la chica amiga suya que pase más tiempo con ella, la necesitamos receptiva para la boda.

Jareth acaricia su mentón, pensativo, como si no estuviera convencido

- Y adelantad la boda. Para la próxima luna

El rey se estremece. Le ha pillado por sorpresa

- ¡¿DENTRO DE TRES DÍAS?! ¡LE DIJE QUE SERÍA DENTRO DE UN MES!

- Es demasiado tiempo. Si queremos que el plan funcione, hay que adelantar el enlace. Y la próxima luna brillará en el centro del Laberinto dentro de tres días.

- Es una locura. No funcionará

- Dejádmelo todo a mí. Lo único de lo que tenéis que encargaros es de organizar el enlace con la mayor presteza posible. Yo me ocuparé de la chica.

- Si sospecho, por cualquier motivo, que ella o yo vamos a salir malparados de esto, lo cancelaré y te responsabilizaré sólo a ti.

- De acuerdo. Acepto la responsabilidad. Y ahora, si no mandáis nada más, voy a ver a la chica.

- Vete

[Celda]

La celda es oscura y fría. Es de noche, no veo nada y tengo miedo. La negrura me trastoca.

¿Y si todo fuera un sueño?Where stories live. Discover now