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Nai se encontraba entrenado con Natasha pues la Viuda negra le había dicho que cuando ambas pelearon por primera vez, la pelirroja no había puesto todo su potencial por ser una niña.

Steve las miraba pelear, era una competencia muy reñida.

—Te he dicho que no soy una niña— Enfatizó la palabra niña.

—Si lo que digas niña— Nat la golpeo varias veces.

En eso Enid llego a donde se encontraba el capitán, mirando a las chicas hablo.

—Capitan Rogers, necesito pedirle un favor— Steve se giro a ver al hombre.

—¿Que necesita?— Pregunto el rubio, Enid imito la acción y vio a Steve.

—Tengo que salir del país con Seele, la madre de Nai, por unos asuntos privados, me harías un gran favor si Nai se queda contigo algunos días— Steve asintió, sin embargo no había contemplado la magnitud de la situación hasta que la chica estaba detrás de el en la moto.

—Sujetate de mi— Nai se aferro al cuerpo del capitán, este intentaba concentrarse en el camino y no pensar en la chica.

Al llegar a edificio subieron por las escaleras, en el piso donde vivía Steve había unos tres o cuatro departamentos más, el rubio saco de llave de su bolsillo y abrió la puerta, entro primero.

—Pasa— Dijo Steve, la chica obedeció.

Todo estaba ordenado, limpio y no se parecía nada a la habitación de la chica.

—Vaya, tu departamento es genial— Dijo la chica observando todo —Jamas había estado en el departamento de chico—

Steve tomo la mochila que traía la chica de ojos azules y la dejo en la habitación, Nai daba vueltas por el departamento rebuscando entre las cosas del rubio, diciendo cosas como que encontraría los secretos oscuros del cubito, las perversiones y las fantasías extrañas del capitán.

Steve solo la miraba con diversión.

—Rayos, no encontré nada— Bufo la chica sentándose al lado de Steve.

—No tengo secretos oscuros, ni fantasías extrañas o perversiones — Aclaró mirando a los ojos de la chica.

—Vale, vale, imagina que te creo— Dijo la chica y suspiro, se recostó en el sofá poniendo su cabeza en las piernas de Steve, este se sintió extremadamente extraño e incomodo, le resultaba difícil estar así con ella.

—Em, Nai, ¿tienes hambre?— A la chica le brillaron los ojos, levanto ligeramente la cabeza para ver a Steve, este se sonrojo levemente pero Nai no lo noto.

—¡Si!— Dijo sonriendo le al rubio. —La comida es la segunda cosa que mas me gusta— Añadió.

—¿Cual es la primera?— Pregunto Steve con curiosidad, quería saber más de Nai.

—Eres tu— Dijo inconscientemente, Steve la miro y abrió un poco la boca por el asombro, Nai al notar lo que había dicho intento salvar la situación incómoda que se sentaba generando —Por que te admiro, ¿dime a quien no le gustas?, eres increíble — Steve soltó un pequeño suspiro.

No quería eso no quería sentir nada por ella, la chica era según Rogers demasiado pequeña para estar con el y las cosas se complicarían si Nai sentía lo mismo que el por ella.

—¿Quieres ir a comer?—  La chica negó.

—No, es demasiado caro— Saco el móvil de su bolsillo y llamo a alguien. —¿Te gusta la comida mexicana?— Steve asintió, la chica se puso el movil en la oreja. —Wade, ¡Hola!— Steve frunció el ceño, ¿quien era ese tal Wade?, jamás le había mencionado.

—Si quería saber si puedes mandarnos mi comida favorita mexicana— La chica rió —Con un amigo— Hubo unos segundos de silencio —vale le espero, adiós Wade— Colgó.

Nai se sentó al lado de Steve y estiró los brazos.

—¿Entonces que hacemos mientras traen la comida?— Preguntó Nai mirando a Rogers.

—No lo se, ¿que quieres hacer?— La chica sonrió ampliamente.

—Se me ocurren muchas cosas— La chica se piso de pie. —Pero creo que la menos extraña es ver películas—

—¿La menos extraña?— La chica soltó una carcajada.

—Creeme Rogers, no te gustara saber cuales son esas otras cosas—

•OMNIA• Steve Rogers [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora