O7 ┊¡nadie es tan genial como papi youngjae!

1.5K 218 119
                                    


Bambam se encontraba haciendo los dibujos que la encargada de la guardería le había pedido hacer, sentado en una mesa un poco apartada de sus demás compañeros y el ruido que hacían mientras estaban jugando carreras

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bambam se encontraba haciendo los dibujos que la encargada de la guardería le había pedido hacer, sentado en una mesa un poco apartada de sus demás compañeros y el ruido que hacían mientras estaban jugando carreras. En su anterior guardería lograba controlar a los demás debido a que era el favorito de su maestra, pero en aquella ya habían muchos favoritos y Bambam ya no era tan especial.

No le molestaba no ser especial para su maestra, en realidad, todos lo trataban de la misma manera. Por algo la encargada le pidió hacer dibujos para distraerlo un poco debido a que ningún niño lo había invitado a jugar. Todos tenían sus grupos de juegos fijos y Bambam no parecía encajar con ellos, no le permitían estar junto a ellos.

¡Tampoco era malo! Por supuesto, no obligaría a los niños a jugar con él. Si no quieren invitarlo, estaba muy bien porque tampoco le gustaba los juegos muy rústicos. Porque sí, esos niños eran muy salvajes jugando, manchando su ropa y destrozándola un poco y a él no le gustaría que Papi YoungJae lo viera de esa forma considerando el esfuerzo que había hecho para que tuviera sus ropas limpias y pulcras. Recuerda que Meiyou lo había fijado como arbitro para los partidos de fútbol, así que no tenía que hacer mucho más que prestar atención y señalar cosas con su silbato o las tarjetas, pero estos niños tenían el suyo propio, así que solos los observaba jugar.

Una vez que terminó de hacer el dibujo, se procuró de guardar todos sus materiales dentro de su mochila. En su fiesta de cumpleaños, recibió un montón de colores, bolígrafos y marcadores y solo llevaba consigo los que más le gustaba porque tenía miedo a perderlos en la guardería. De hecho, descubrió que le faltaban algunos lápices y desde entonces lleva su mochila a todos lados porque no quiere  perder más. Sospechaba que algunos de sus compañeros se los habían robado, pero prefirió no decir algo para no hacer acusaciones en vano ni conflictos tontos.

Tomó el dibujo entre sus manos y caminó hacia la maestra para enseñárselo. Como no tenía muchas ideas, decidió hacer el aula, evitando colocar a sus compañero debido a que estos se movían demasiado y no los podía detallar bien. Para un próximo dibujo lo haría, de eso estaba seguro.

Estaba emocionado por saber cual seria la reacción de su maestra, pero lamentablemente no pudo llegar muy lejos debido a que había caído sobre sus rodillas.

El dibujo voló lejos de él y trató de alcanzarlo a pesar del dolor en sus piernas, pero no pudo ya que la mano que había extendido había sido pisada por los zapatos de un niño. Bambam chilló de dolor y trató de forcejear para sacarla, hasta que el contrario decidió que era suficiente y lo dejó libre.

Bambam miró su mano, estaba sucia por el barro que había en las suelas y rasguñada. Luego la elevó hacia el niño, el cual observaba las pequeñas lágrimas escaparse de sus ojos con burla, como si realmente fuese divertido ver como el pequeño lloraba por el dolor.

— Bebé llorón. —Palmeó su rostro, Bambam trató de alejarse pero le sostuvo la mandíbula, clavándole las uñas en sus mejillas. — ¿Qué no te han dicho que los niños no lloran?

―baby bambam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora