12 ┊ despedidas y mudanzas improvisadas

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Horas antes

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Horas antes.

Bambam estaba a punto de tocar la puerta de su habitación, pero sintió como fue fuertemente jalado por unos brazos que lo elevaron en el aire.

— ¡Te tengo! 

JaeBum abrazó al pequeño en su pecho mientras entraba a toda velocidad en el cuarto y cerraba la puerta detrás de su espalda, sintiendo su corazón latiendo a mil por hora y notando como la sangre salía de su brazo.

Mierda. 

 Bambam lloraba, todo su diminuto cuerpo temblaba en espasmos que los sollozos le provocaban. Estaba muy asustado y los ruidos en los pasillos no hacían nada más que empeorar su estado. La imagen de Papi YoungJae nunca salió de su mente, tenía miedo de que esos tipos malos y la señora gruñona le hicieran daño.

— ¡Tenemos que buscar a papi, señor gruñón!

JaeBum asintió, tomando una respiración profunda para agarrar impulso y levantarse. Soltar a Bambam fue mucho más duro que poner a funcionar su brazo herido, pero tenía que bloquear la puerta e idear un plan para escapar antes de que se fueran contra ellos. Había logrado distraerlos para que el más pequeño pudiera tomar ventaja, sin embargo, no era mucho su logro ya que en el proceso, uno de los hombres le clavó una daga en el antebrazo, la cual dejó en el camino y la sangre empezaba salir sin control. 

No sabe que tan grave es su herida, pero no le importa, solo quiere sacar a Bambam de allí.

— Ve al baño —Tomó el rostro de Bambam en su cara, manchándole la mejilla de sangre. —, ¡rápido pequeño!

— Tenga cuidado, señor gruñón. —El pequeño lo abrazó brevemente antes de obedecer, con el rostro aún más empapado. — ¡Lo voy a esperar, no me gusta estar solo!

Bambam corrió hacia el baño, dejando la puerta entreabierta para poder vigilar a JaeBum. Abrazó sus piernas contra su pecho, las lágrimas continuaban saliendo descontroladas. Era un niño, no entendía lo que ocurría, pero sabía que era malo y eso empeoraba su temor.

JaeBum buscó por cualquier medio algo para trabar la puerta, pero las cosas de Bambam eran tan pequeñas, que apenas alcanzaban el picaporte. Claro, YoungJae tenía que buscar las cosas a la medida, siempre haciendo eso.

Sacudió su cabeza sacando esos pensamiento, no era su culpa, él nunca se hubiese imaginado que debía conseguir cosas para un posible ataque y debía haberse mantenido así. Sus padres eran unos psicópatas por todo lo que hacían, diablos, odiaba tener que admitir que ellos realmente estaban atacando a YoungJae por donde más le dolía.

Y JaeBum no puede hacer nada, dejó su estúpido teléfono en la sala y por supuesto que el pequeño no contaba con uno. Ahora mismo, estaba en la difícil decisión sobre a quién salvar, pero era obvio que escogería a Bambam, pero le dolía no poder hacer algo por la casa. Los hombres aparte de atacarlo a él, fueron directo a destrozar el lugar.

―baby bambam.Where stories live. Discover now