Kok'ta Kanat'ma

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Si algo no esperaba, era volver a ver a Blemn luego de lo que había ocurrido con Cep. Después de la paliza que le había dado, y permanecer internado una semana, más dos meses con yeso en su brazo derecho, pierna derecha, y el abdomen vendado, ahí estaba el idiota.

Había regresado.

Para ese entonces, Kumi ya comenzaba a tener más participación en su tribu, ayudando a las mujeres y niñas. El haber vivido con los humanos, tenía sus beneficios.

El joven apuesto regreso!"

"Es ese macho que había peleado con Cep ¿Volvió por Kumi?"

"Pues si Kumi no va a aceptarlo en la puesta, ¡Yo sí!"

"Micaeli, tu hija es demasiado terca, y ya no está en edad de estar rechazado a un muchacho como él ¿Por qué no hablas con ella?"

Y como esos, habían decenas de comentarios, que cabreaban a la joven castaña. ¿Por qué se metían en su vida? Ella era feliz sola.

Y los comentarios, sólo inflaban más el ego del idiota de Blemn.

—Entonces amor ¿Me aceptarás este año? —sonrió divertido—. Mira que quizás pueda ser tu última oportunidad.

—Puff, oportunidad que estoy más que dispuesta a dejarla pasar —le dijo con fastidio—. Fóllate a quien quieras, y cuántas quieras, a mi me da igual.

El escuchar aquello, el muchacho la observó curioso.

—Espera ¿Cuántas quieras? Eso quiere decir ¿Qué puedo estar con más de una?

—Sí no buscas pareja, sí, puedes follar con todas las que quieran contigo —le dijo desinteresada.

Y los ojos de Blemn brillaron traviesos. Jamás creyó que sería tan satisfactorio volver a la isla. Sí, no estaría con Kumi, pero en compensación, se acostaría con cuánta mujer quisiera hacerlo.

***

Era la tan anhelada noche para muchas parejas, y como su mamá no participaría de la puesta, ya que tenía una bebé pequeña, había decidido alejarse del centro de la isla.

Fue a una de las costas, para estar cerca del mar, algo que le trajera un poco de paz. No era normal tener veintitrés años, y no haber pasado el celo con nadie.

Tarareó una suave melodía, y tomó algunos caparazón de caracoles, juntándolos, junto con piedritas, y mejillones.

Tal vez Kanat'ma, aún no decidía quién era el macho adecuado para ella, pero sabía que en algún momento aparecería.

—Hmm, así que no soy el único solo para la puesta.

Se giró al escuchar aquella voz, y se encontró con Cep, que le sonrió, acercándose a ella para sentarse a su lado.

—¿Qué haces aquí sola?

—Sólo... Junto caparazones, quería alejarme un poco de la Kok'ta.

—Sí, te entiendo —suspiró, tomando unos caracoles pequeños blanco—... Shimei no quiso estar conmigo éste año tampoco.

Ella lo miró, y luego tomó una piedrita blanca, dejándola sobre su falda.

—Q-Que mal, Cep.

—Lo es, ella debe pensar que no puedo darle hijos, no lo sé. Creo que fui muy atento con ella, al menos yo, siento que hice bien mi trabajo, que ella lo disfrutó.

La castaña respiró profundo, y no dijo nada, mirando lo que había tomado a orillas del mar.

—Kumi ¿Por qué no quisiste estar con tu amigo? ¿Has participado de la puesta alguna vez?

—... No —murmuró.

La miró curioso, sonriendo.

—¿Qué? ¿Jamás estuviste con un macho?... ¿Eres virgen?

—Tan pura como las aguas del Niasy.

—Ow, que tierna eres —sonrió abrazándola—. Creo que voy a odiar mucho al hijo de puta que te toque por primera vez.

—¿P-Por qué? —le inquirió mirándolo a los ojos.

—Porque se llevará un regalo muy hermoso —sonrió suavemente, antes de darle un toquecito en la nariz.

...

Cep siempre la ha visto como una niña...

KumiWhere stories live. Discover now