Yo

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Kumi tenía diez años, y Cep once, cuando había aparecido Shimei en la tribu de hembras. Su tía había vivido durante todo ese tiempo en una aldea aledaña, hasta que su madre había enfermado.

Luego de que la abuela de Kumi falleciera, Micaeli se había hecho cargo de la niña, que en ese entonces tenía ocho años.

Hasta ese tiempo, Cep siempre llevaba la opaka que ella le había hecho de niños en el cuello, orgulloso, y Kumi el brazalete. Pero dos años después de irse de la isla, y que ellos volvieran con Fahir por el Kok'ta Kanat'ma, ella había comprobado que él ya no la usaba.

Cep estaba enamorado de Shimei.

***

Una de la madrugada y ella no regresaba ¡¿Dónde diablos estaba?! Y él no se iba a comer el cuento de que seguían en la puta reunión.

Parecía un animal enjaulado, furioso, esperando a que ella regresara.

Y vio un auto, a lo lejos, que se acercaba hacia la zona de la tribu. Esperó pacientemente a que la castaña bajara, observando como Kano depositaba un poco en la mejilla de ella, y que Kumi le sonriera.

Y apretó sus puños, conteniéndose.

La joven líder caminó hacia su hogar, o eso intentó, ya que se chocó contra el cuerpo tonificado de Cep, que estaba en medio del camino, y ella ni lo había notado.

—¿Qué haces en medio de la noche parado en el camino, Cep? —le preguntó extrañada—. Tú no deberías estar aquí, tu conducta es sospechosa, este es territorio de hembras ya.

—Vamos, golpeame.

—¿Qué? ¿Pero qué te pasa? Cep-

La empujó, provocándola.

—¿Tienes miedo? —le dijo con burla—. ¿La gran líder Kumi no es más que una gatita llorona?

—Ey ¿Qué mierda te pasa? ¿Has estado bebiendo o algo así, estúpido? —gruñó molesta.

—Vamos Kumi, ¿fingir ser humana te ha quitado tu lado kanatita? —le dijo volviéndola empujar—. De seguro ya no eres ni-

Le dio un puñetazo en el rostro, haciéndolo retroceder.

—No sé qué mierda te pasa, pero no pienso pelear contigo —le dijo molesta, girándose para irse.

Y Cep no estaba dispuesto a dejarla ir, la tomó por la cintura desde atrás, apretándola a su cuerpo.

—¿Ahora te vas a acostar con cualquier imbécil? Tú vales más que el estúpido de Kano.

Le dio un codazo en el abdomen, y una patada hacia atrás en la pantorrilla, para que la soltara.

—¡Ya basta! ¡¿Qué mierda te pasa?!

—Ven gatita, pelea conmigo.

La estaba frustrando, ella no quería pelear con él. Respiró profundo, y negó con la cabeza.

—Vuelve a tu tribu —le dijo girándose.

Cep gruñó, y se abalanzó sobre ella, a lo que Kumi lo esquivó, dándole una patada en el vientre.

—Basta Cep, no quiero pelear.

La tomó de la cintura, y la arrojó a varios metros de distancia. No, él no quería dañarla, porque si fuera así, podría haberle pegado.

Él estaba buscando que ella lo golpeara.

La castaña lo miró molesta, y corrió hacia él, saltando por encima de su cabeza, y lo tomó del cuello, derribándolo al suelo, quedando sobre él.

—¿Qué demonios te pasa?

Se giró con ella en el suelo, y con algo de dificultad, quedó encima de Kumi, jadeando.

—No él —le dijo mirándola a los ojos.

—¿Qué?

—No quiero que sea él... Tú primera vez.

Kumi dejó de forcejear al escuchar aquello.

—¿D-De qué hablas?

—Yo quiero ser el primero para ti.

...

KumiWhere stories live. Discover now