Ilu

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—Sí mi amor, lo sé, esos cólicos son unos desgraciados —le dijo con ternura, masajeando suavemente la panza de la bebé, que estaba llorando en su cambiador—. Si papá pudiera los destruiría, para que ya no te duela, bebita.

Tomó sus piernas, y las flexionó hacia arriba suavemente, moviéndolas en formas de medio círculos, de adentro hacia afuera, como le habían explicado que lo hiciera para que expulsara los gases.

Y luego de varios minutos, finalmente la niña pudo hacerlo, junto con algo más, que al menos la había calmado.

—Oh Kanat'ma, Kumi'et, y todas las diosas de ésta isla —pronunció tapándose la nariz con una de sus manos—. Hija, sólo tomas leche ¿Por qué tus cacas son tan olorosas?

La niña abrió los ojos, y al visualizar a Cep, movió sus brazos y piernas, moviendo su boquita, intentando balbucear. El crecimiento de los bebés Kanatitas, solía ser un poco más rápidos que el de los bebés humanos.

Sonrió y bajó su rostro hasta ella, para repartir varios besos por su rostro, cuello y panza.

—Te amo preciosa, con tus cacas olorosas y todo —rio, besándola.

***

Entró al baño con la niña en brazos, bailando, mientras la bebé lo miraba a los ojos, atenta, sonriendo cuando él le sonreía.

—¿Qué bebé hermosa va a tomar un baño de espuma hoy? Yo papi —pronunció con voz finita, riendo él, y haciendo sonreír a la bebé—. Tú sólo mírame a mí ¿De acuerdo? Papá te sostiene, y jamás, jamás, te soltaría.

La sumergió suavemente en el agua, y los ojos de la niña se aguaron, comenzando a hacer un mohín con sus labios, y quejarse.

—No bebé, no llores, no pasa nada, estoy aquí contigo, mi amor —le dijo en un tono dulce, dándole varios besos cortos en las mejillas.

Ilu se aferró al cabello de él, quejándose. La parte más difícil era bañarla, no había forma de que la niña no llorara al hacerlo.

—Hmm, tal vez si me meto en la ducha contigo, no llores —sonrió mirándola a los ojos.

***

Observó a Cep dirigirse hacia el parque, dónde habían quedado para verse, y no pudo evitar sonreír. Parecía un loco hablando con la bebé.

La seguía llevando a todos lados en esa camiseta canguro portabebés. Realmente, él estaba siendo un padre excelente, jamás imaginó que alguien como Cep, que sólo servía para pelear, pudiera ser tan buen papá.

—Oh diosa Kanat'ma ¿A quién tenemos aquí? ¡A mamá! —sonrió girando para que la niña pudiera ver a Kumi.

La castaña rodó los ojos y sonrió, tomando una de las manitos de la bebé.

—Hola Ilu, qué rico hueles.

—Sí, nos bañamos hoy —sonrió divertido, sacando a la bebé para qje Kumi pudiera tomarla—. Y no lloró.

La castaña la tomó en brazos y besó suavemente la frente de la niña, abrazándola.

—Como te extrañé, cariño. Y que bueno que estés siendo una buena niña con tu papá.

—Sí, nuestros únicos problemas son ahora los cólicos y cacas, pero después, estamos de diez —le dijo divertido, sentándose en una banca—. ¿Y tú? ¿Cómo estás?

—Bien, un poco más relajada ahora —pronunció meciendo a la niña, que comenzaba a molestarse—. Y me gustaría tenerla más tiempo, que ella también se acostumbre a mí.

Él la miró, y esbozó una leve sonrisa, no muy convencido.

—Claro...

...

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Tenemos que esperar, no queda otra ❤️💕

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