darling ━ sebastian stan

iii. compasión

CON UNA ACTUACIÓN ESPECIAL DE:
Keira Knightley como la conquista de Sebastian.
Daniel Gillies como la conquista de Eleonora.

NOS ENCONTRÁBAMOS Chris, Dave, Ben y yo en la piscina del edificio. Hacia un calor infernal así que decidimos disfrutar un poco del agua y ponernos en todo el modo playero que teníamos. Yo me salí de esta pues me entraron las ganas de fumar un cigarrillo y beber cerveza un rato mientras descansaba. Me senté en un camastro y comencé a llenarme de bloqueador de nuevo. Chris al parecer, me siguió la corriente y para pronto, estaba sentado al lado de mí.

Le ayudé a también colocarse un poco de bloqueador en la espalda. Ambos nos terminamos acostando. Nos pusimos lentes de sol y disfrutábamos de una vista quien sabe que tan placentera era. Ben y Dave sólo conversaban y a veces el último jugaba a caerse del flotador.

—¿Qué harás más tarde? —me preguntó sin voltearme a ver. Yo terminé de absorber todo el humo del cigarro y entonces contesté.

—Creo que iré al departamento de Ben, tendremos una cena con sus colegas —informé a medida que soltaba el humo—. ¿Por qué?

—Teníamos planeado que aprovechando que estábamos aquí, hacer una pequeña fiesta en la piscina.

—Puta, lo siento. Si llegamos aquí y aún están, nos les unimos ¿vale?

—Está bien Leo.

Después de un rato más, conversando con Chris mientras veníamos cerveza y que después se unos unieran los otros dos, Ben y yo decidimos partir pues no queríamos que nos hiciera tarde. Al parecer, era una cena importante y la primera vez que él me presentaba ante sus colegas. Me arreglaría en su casa, así que fuimos a mi apartamento por mis cosas.

Estando ahí, me dirigí al refrigerador de la cocina para buscar otra cerveza. Caminé hasta la barra para buscar un destapador, sin embargo, Ben de acercó hasta mí por la espalda y comenzó a besar mi cuello. Me giré desconcertada a mirarlo, casi nunca hacia eso. Cuando volteé, lo primero que hizo fue tomarme de la mandíbula y comenzar a besarme con suavidad. Yo, toda la complacida, accedí al tacto. La cuestión se fue acelerando un poco y yo no sabía cómo habíamos llegado hasta ahí. Ben y yo continuamente estábamos juntos y nos gustaba hacerlo con tiempo de sobra, no cuando ya teníamos que partir hacia algún lado.

Después de una tanda larga de besos y caricias. Caminamos bésandonos hasta la sala de estar, el primer lugar que encontramos al tacto para continuar. Él sentó en el sofá, quedando yo arriba. Comenzamos a desvestirnos. Miré el reloj de por medio y maldije mil veces. Puta madre, no me quedará tiempo ni para arreglarme el cabello. Pero el deseo y la excitación ya estaba más allá de lo que yo podía controlar, así que pensé que si tal vez, me duchaba en casa y de camino hasta su edificio me maquillaba, llegando a su apartamento tendría el tiempo suficiente para peinar y retocar.