darling ━ sebastian stan

v. lo que hicimos

HABÍA CUMPLIDO con mi palabra ante el trato que había acordado con Chris. Él habló con Sebastian, al parecer, este último le expresó todo lo que sentía respecto al tema de nosotros pero mi amigo no quiso compartirme esos detalles. Sin embargo, Sebastian concordó con él que efectivamente no quería verme, por esa razón, no volvería a Nueva York. Chris lo convenció, diciéndole que yo estaría fuera de la ciudad, la primera ocasión de viaje de trabajo y la más larga, visitando a mi familia como acostumbraba a hacerlo cada que la demanda del trabajo bajaba.

Inicialmente, no sabía cómo evadir a Sebastian en el mismo edificio. Cómo hacer para no encontrarme con él en algún momento y la respuesta fue; comunicarme siempre con Chris y monitorear sus movimientos, estando en el lugar que él no está.

La primera vez que vino, no fue nada difícil ya que fueron dos días apenas. Esos días, básicamente viví en casa de Ben y procuraba ir poco al edificio, a menos de que fuese por ropa o cosas que requería de mi trabajo.

La segunda vez que visitó la ciudad, estaría aquí por una semana entera. Eso implicaba, que al salir a conocer la ciudad incluirían en sus planes a Dave, este estaría complacido de invitar a Letitia y ella a Lizzie —aunque Chris estuviese más entusiasmado con la idea de que ella fuera—, y si Lizzie iba, ella me llevaría consigo. Sin embargo, yo ni siquiera podía apuntarme y mis amigos debían seguir la corriente del porqué supuestamente no estaría en la ciudad. La cosa se puso complicada. Dave, fue el primero en regañarme.

—¿Estás muy consciente de lo que hiciste? —replicó molesto. A este punto, había dejado de molestarme porque me regañaran como niña de catorce años. Simplemente escuchaba y asentía—. Ponte en sus zapatos, carajo. Sólo por un beneficio momentáneo tuyo y un despecho, le volviste a abrir la herida. Hiciste mal Eleonora y estoy muy decepcionado de ti.

—Creo que le debes una disculpa Leo —colaboró Lizzie con un poco más de compasión—. Las cosas estaban corriendo bien entre ustedes con una amistad sana. Estamos volviendo a lo mismo que sucedió hace muchos meses, porque ustedes se separaron nosotros también. Ahora, no te podemos incluir en nuestros planes porque él ni siquiera puede verte.

Me quedé callada y muy en el fondo, le di toda la razón porque en efecto la tenía. Sin embargo, no era lo suficientemente valiente para afrontar mi error cuando este me abochornaba. Chris había permanecido callado todo este tiempo, en el mismo sillón que le gustaba sentarse en su apartamento en una orilla, con los brazos cruzados y mirando hacia el que hablara.

—Yo digo que al carajo esta idea. ¿No ven? Es la misma ridiculez que antes —contribuyó Letitia. Todos la miramos enseguida—. ¿Por qué ocultarle las cosas a Sebastian? Ya no son unos niños y pueden solucionar las cosas como dos adultos maduros y responsables de sus decisiones. Lo siento, pero no voy a colaborar en que este grupo se vuelva a separar. Concuerdo con ambos —apuntó con ademanes a los que habían opinado antes—. No estuvo bien, me decepciona que lo hayas hecho y no hayas pensado en sus consecuencias y en lo que realmente querías. De hecho, me molesta también porque Sebastian, ese maldito es mi amigo al igual que tú, carajo. Y... por supuesto que le debes una disculpa, le debes sobre todo explicaciones.