Capítulo 5: Casi.

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Viernes.


En el asiento trasero, Lalisa andaba emocionada de al fin llevar a Jisoo a la hacienda, sobre todo porque podría mostrarle al fin a aquellos hombres por quienes se babeaba y de los que siempre le hablaba. Pero por el momento, ambas muchachas se conformaban con ver a un sexy y concentrado Jimin manejando, con aquel uniforme de chofer que tan bien le quedaba.

En cuanto llegaran, tendrían todo el fin de semana para ver a cuanto hombre guapo quisieran.

Una vez en la hacienda, Jimin estacionó donde siempre y se bajó primero para abrirle la puerta a las muchachas, siendo más que consciente de cómo se lo comían con la mirada.

—Gracias, Jimin. —dijo Lalisa, colgando la mochila de su hombro.

—De nada, señorita. —contestó Jimin, cerrando una vez salieron.

—Lalisa, dime Lalisa. Ya te lo dije varias veces.

—Debo respetarla.

—Pero que me respetes no significa que me hables de usted ni me digas señorita.

—Ay, a mi sí que me hable como señora. —dijo Jisoo, enroscando un mechón de cabello en su dedo de forma coqueta. Le encantaba la idea del jefe y el empleado.

—Como tu jefa te ordeno que no lo hagas. —dijo Lalisa.

Jimin largó una risita divertida por la reacción de ambas. ¿En serio un par de mocosas estaban coqueteándole tan descaradamente? Tenían 17, él no solía fijarse en las de su tipo, y menos en Lalisa que era la hija del jefe... uno bastante exigente.

—Bueno, está bien... Lalisa. —dijo Jimin, a ver si la próxima no se le escapaba.

Lalisa sonrió satisfecha y tomó a Jisoo para entrar corriendo a la hacienda, mientras hablaban de lo sexy que era la idea de ser la jefa de chico tan guapo. Estaban que se mojaban de solo pensarlo y eso se le hacía tan gracioso a Jimin. La edad, las hormonas, todos pasaban por eso.

El sonido de un par de tacones resonó tras él, haciéndole saber que Sunhee se acercaba. Aun no descifraba del todo que era lo que pretendía esa señora. Siempre le hablaba, le preguntaba cosas banales y lo hacía ir de paseo o de fingidas compras, visitas... No entendía si es que se aburría de estar en la casa y hacer nada o qué.

—¿Cómo se comporta mi hija? —preguntó Sunhee, llegando a su lado.

Jimin la saludó con una reverencia antes de hablar: —Muy bien, señora, se comporta bien.

—Me alegra que así sea. Si hace algo incorrecto infórmamelo, por favor. —lo analizó con la mirada, de pies a cabeza con total descaro.

—Así será. —asintió, algo incomodo por cómo lo veía, sobre todo al notar que no pretendía irse o dejar de hablarle.— ¿Necesita algo más...?

Sunhee pareció dudar, o más bien pensar, ¿tenía algo más importante para decirle? La verdad era que no, ni siquiera existían planes de salir, pero debía disimular. No era normal que se le acercara a preguntar algo obvio.

—En la tarde ten listo el auto, iré a visitar a una amiga.

—Está bien... —volvió a asentir, pensando en que nuevamente lo haría dar vueltas sin sentido por la ciudad.— Si me disculpa, iré a tomar un poco de agua.

—Si, ve.

Jimin volvió a saludarla con una reverencia y aprovechó a alejarse rápido, alejándose de la situación incómoda bajo la atenta mirada de Sunhee.

Paraisos Prohibidos | KookTaeWhere stories live. Discover now