Capítulo 13: La Extraña Dama.

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Nayeon tomó un sorbo del trago azulado que tenia en su vaso. No le gustaba mucho el alcohol, sin embargo, aquel liquido era lo suficientemente dulce como para que su paladar lo disfrutara.

Estaba allí sentada hacia rato con Rose, mirando la gente que pasaba y hablando de cosas, algo nerviosa ante la idea de contarle lo que había visto la noche previa a que la echaran de la hacienda. Le daba miedo la reacción de la pelirroja, aunque bueno, no la culpaba. Probablemente ella también se exaltaría si le hicieran algo como eso.

Lo que no llegaba a comprender era el por qué, pero bueno, ni modo. A eso había ido, ¿no?

—No sabes lo mucho que te extraño en la hacienda. Amaba hablar contigo, tener a alguien con quien compartir tiempo en el trabajo. Desde que no estas... todo se ha vuelto más aburrido y extraño. —dijo Nayeon, queriendo llevar la conversación por esas ramas.

—Así me siento yo en mi nuevo trabajo. —dijo Rose, terminando de beber lo que tenía en su vaso.

—¿En dónde estás trabajando?

—En una hacienda algo solitaria a unos kilómetros de aquí. Solo vive su dueño que es un viejo que seguro en cualquier momento morirá. Somos muy pocos empleados y la mayoría gente mayor muy reservada.

—Que mal... no, digo, es bueno que hayas conseguido algo. Me refería al ambiente.

—Ah... es tranquilo. Al menos ya no tengo que aguantar las exigencias de Daehyun ni al odioso de Seokjin.

Nayeon alzó una ceja, interesada en el asunto. No era la primera vez que la pelirroja se quejaba del hijo mayor de los Jeon. Como era relativamente nueva en esa casa, había chismes que no se los sabía y que Rose aun no le contaba, así que seguro había un detalle que le estaba faltando.

—¿Por qué lo odias?

—Porque siempre me ha tratado para la mierda. Ese hijo de puta creo que anda tras el culo de Hoseok desde hace tiempo.

—¿Le gustan los hombres? —exclamó sorprendida.

—Si, ¿por qué crees que Daehyun lo tiene cortito? Porque es un marica y creo fielmente que se quiere tirar a Hoseok o lo que sea que hagan los de su tipo.

Con esa información, ahora estaba todo más que claro. Si las sospechas de Rose eran ciertas, entonces tenia sentido que Seokjin hubiese hecho una canallada para apartarla.

—Rose... necesito que escuches con atención lo que voy a decirte, ya que... no es fácil y tú eres muy explosiva cuando te enojas. —dijo Nayeon, y solo esas palabras fueron suficientes para alertar a la pelirroja.

—¿De qué hablas? Me das miedo.

Nayeon largó un suspiro, sabiendo que con eso iba a desatar una posible guerra, pero su amiga merecía saber la verdad.

—Antes de que encontraran las joyas de la señora Sunhee entre tus cosas, vi a Seokjin y Jungkook en nuestro cuarto. No se que estaban haciendo, pero se veían apurados y misteriosos. Todo fue muy rápido. Uno vigiló mientras que el otro estaba dentro... —observó atentamente como el ceño de su amiga se fruncia lentamente, y ante su silencio, decidió seguir hablando.— A lo que voy es que probablemente ellos hayan sido quienes pusieron las joyas entre tus cosas. No se porque Jungkook haría algo como eso, pero ya que dices eso de Seokjin...

—¡Ese desgraciado! ¡Yo sabía, sabía que tenia algo que ver! La forma en la que gozaba cuando me echaron fue muy evidente, ¡agh! —se pasó las manos por la cara, realmente furiosa al confirmar sus sospechas.

Y es que claro, el estúpido no podía aguantar que su amor imposible estuviera con otra persona y por eso se había dedicado a arruinar la relación que comenzaban a formar. ¿Cómo no lo había notado antes? Se sentía tan frustrada. Necesitaba romper algo.

Paraisos Prohibidos | KookTaeWhere stories live. Discover now