15. The 1.

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"And if my wishes came true, It would've been you".

—Taylor Swift (2020) Folklore.


BROOK

La sonrisa que mi rostro dibuja es más sincera de lo que por mucho tiempo ha sido.

Confieso que sonreír, más que una forma de demostrar una emoción, ha sido una manera de ocultar cualquier pensamiento negativo que mi mente traicionera traía a cada nada, aunque para ser sincera, últimamente esos pensamientos negativos han aparecido en menos ocasiones. Sin embargo, esta vez es diferente.

Jamás pensé que Adrien era del tipo ¿comprensivo? Considerando que tiene un humor obscuro, lleno de dobles intenciones y cruel con quién no se lleva bien. Nunca imaginé que la empatía fuera una cualidad en él, pero definitivamente es muy bueno en eso.

El peso de los recuerdos sigue atormentándome por las noches, no de forma recurrente, pero lo hace en los momentos menos deseados, como sucedió la noche anterior.

Agradezco que Adrien no haya preguntado nada más de lo que estaba dispuesta a compartir, y no porque no confíe en él, sino porque hablarlo con alguien me tendría que hacer recordar cada cosa que sucedió, y aun no estoy segura de poder hacerlo, aunque eso significara una constante avalancha de recuerdos.

Cuando desperté no había rastro de él en la cama, pero si un rico olor a jabón de baño y gracias al reloj digital en su buró pude notar que apenas eran las seis con siete minutos.

Sacando los pies de la cama bajé al primer piso y lo que me encontré fue probablemente la mejor imaginen que he visto en mi vida. Sin bromear.

Adrien estaba parado en su cocina con el sartén en su mano, dándole vuelta a unos panqueques de forma experta, de esa forma en la que incluso son lanzados al aire y terminan de regreso en el utensilio.

El tiempo que me quedé contemplándolo fue suficiente para que él si pudiera notar mi presencia, pues ahora me da esa sonrisa engreída que posee y que resulta ser mucho más atractiva por las mañanas que en el resto del día.

La manera en que luce pantalones formales y una simple camisa blanca –que tal vez valga más que mi colegiatura de becada– es lo suficientemente adictiva y debería ser incluso irreal, porque no puedo creer que no haya absolutamente nada que le quede mal.

—¿Por qué tan formal? —decido hablar, caminando en su dirección. Me aclaro la garganta, pues ha sonado más ronca, justo como todas las mañanas—. ¿No deberías estar ya en clase?

Me lavo las manos, dispuesta a ayudarle.

—Hoy no. Mi padre se encuentra en California y hay cosas que requieren de atención urgente en Nueva Jersey –explica, volviendo a voltear el panqueque.

—¿Vas a viajar Nueva Jersey? —pregunto asombrada.

Una sonrisa pequeña tira de la comisura de sus labios y luego asiente.

—¿Te refieres a hoy? —vuelvo preguntar—. ¿Qué hay de tus clases?

—Si todo sale bien, regresaré temprano, aún tengo que llegar a entrenar. Y las clases puedo tomarlas durante el viaje. Por si no lo sabías, la Universidad cuenta con un sistema de educación a distancia que por supuesto es diseñado para personas como yo y situaciones como éstas.

Asiento recordando que en efecto, existían clases a distancia aún, pero solo pocas personas podían pagar por ello.

—¿Tendrás cuidado, verdad? —aprovecho para preguntar, una vez que está lo suficientemente lejos, sirviéndose una taza de café.

Irremediablemente Tú y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora