Capítulo 04

2.8K 284 82
                                    

Kara Danvers era el reflejo más tranquilo de su despampanante gemela Lara.
Era una joven de veinticinco años, de cabellera rubia y lo acomodaba con trenzados o colas.
De ojos verdes claros, esbelta, juvenil y muy preciosa.
A diferencia de Lara que usaba maquillaje y zapatillas altas, ésta prefería los pantalones y camisetas.
Además le encantaba lucir al natural y no tan elaborada como Lara que se había convertido en una mujer empoderada que vestía y calzaba de diseñador.

Luego de un rato leyendo el contenido de la carpeta que su gemela le dio, al sentarse ante la computadora y abrir el archivo de Microsoft Word para comenzar a redactar, pensó en miles de cosas, pero no dijo nada.
Para entonces, Lara había bajado del ático y ser recibida por Eliza y Jhon.

Desde su escritorio, Kara escuchaba como las risas cordiales de sus padres hacia los logros de su hermana gemela, hacía eco a su corazón en que debía sentirse feliz por el éxito de Lara.
No por nada, a través de ella, podía conocer el mundo no solo tras la pantalla de la computadora, también  por sus obras, podía entender la reacción de las personas que se han sentido atraídas por su sensibilidad.

Quizá,  por estúpido que parezca,  pero Kara no tenía un sentimiento de odio o rendimiento con Lara porque después de todo, ella la estaba protegiendo de sus amigos de la infancia y además, de revivir ese asunto del pasado, a tal punto de crear un bochorno del que no podría ser capaz de soportar.

Después de redactar y corregir algunos párrafos, es Lara quien sube nuevamente al ático con una charola de comida.

- Toma un descanso loquita y disfruta la cena.  Papá Jhon preparó nuestro platillo favorito.

Era una charola de papas cocidas con relleno de queso mozzarella, trozos de chile, cebollas y jamón.

- ¿Tú no comerás conmigo?

- No.  Ya degusté la cena con mamá y papá.   Espero, no te importe que no te hayamos llamado para que bajes.

Esas disculpas eran tan habituales como el que también Kara desistiera de bajar y compartir en el comedor con los suyos.
Kara tenía determinación de vivir en la clandestinidad, desde rechazar la posibilidad de viajar y residir en el extranjero, como hasta de salir al balcón de su dormitorio, que era continuo al ático y tomar el sol.
Si lo hacía, en menos de cinco minutos se encerraba y trataba de no poder estar más tiempo de lo debido fuera de la casa.

No es que a Kara le tuviera miedo al mundo, cuando su sueño más grande es expandir sus horizontes y viajar, a sitios grandes y verdes como Irlanda y Finlandia, e incluso visitar la costa mediterránea y bañarse en sus aguas.
No es que a Kara le faltasen oportunidades de viajar, y cuando lo hacía yéndose a sitios de interés en Canadá o Alaska, solo que en compañía de sus padres y encerrarse en los camarines de los hoteles.
No es que a la chica le gustara estar viviendo como en una burbuja, limitándose de tener amistades o incluso relacionarse con los miembros de la servidumbre.

La verdad, es que Kara añoraba la paz que le brindaban los amplios campos de la propiedad en la que reside.
Y sólo así, podía tener un poco de esa paz que por momentos le era arrebatada cuando el recuerdo de la tragedia de los Luthors, era mencionado por su hermana gemela.

Después del receso por la comida, ella preguntó a su gemela:

- Explícame Lara. Leí las sugerencias, analize el cuestionario y todo lo que se te pide en la carpeta.  Creo que podría darle algunos giros que resulten atractivos. -  bien que la chica a simple vista no se note que tiene problemas de ansiedad, porque cuando trabajaba para redactar y analizar, lo hacía igual que alguien que ejerce profesionalmente el trabajo con paga salarial y todos sus beneficios.   -  En verdad,  ¿qué quieres que haga ahora?

Triunfos RobadosWhere stories live. Discover now