Capítulo 05

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Maxwell Lord, un amigo de Lara se encontró con ella en un complejo polideportivo, después de refrescarse tras una partida de squash.
Era un hombre de catorce años de edad más que ella, de pelo castaño, alto, erguido y de ojos azules.

-  El otro día  - le espetó el caballero - recibí una llamada desde el número telefónico de tu caserón.

- En serio, que sorpresa.  ¿era de mi mamá?

- No.  En realidad me pareció un empleado o de alguna persona allegada a ellos.  Me habló de una chica joven, pariente tuya, que tiene depresiones...

Lara sintió resbalar su vaso de jugo y lo dejó caer sobre la barra.   Por suerte, solo lo húmedo del hielo salpicó unas gotas sobre su mano.

- Ah, te refieres a una de las hijas de las empleadas de mi familia.

- No lo sé, no me dijeron su nombre.  Solo sé que era de urgencia.

- ¿Y tú fuiste? O bien, ¿pensaste conducir hasta allá?  -  algo dentro de Lara hizo que brotara ese sentimiento de angustia, pero no por Kara.  Sino más bien, porque su amigo descubriera todo.

- No, porque poco después me regresó la llamada tu padre y me dijo que ya no era preciso.

La situación era la siguiente:

A dos días después del retorno de Lara al caserón familiar, Lena llamó a su celular.

En ese entonces, Kara se encontraba degustando una merienda en la cocina y Lara había dejado su teléfono para ir a nadar a la piscina.

Las llamadas entrantes hacían vibrar el aparato, hasta que Kara notó el movimiento,... y al ver el nombre de Lena en el identificador... todo en ella se perturbó y lo siguiente que ocurrió es que Kara tartamudeaba, su piel se palideció y sudaba helado.
En el momento en que una de las cocineras entró a la habitación, se escucharon alaridos por ver a la chica tirada en el piso llorando a lágrima viva.

- ¡Señorita Kara! ¡Auxilio!
¡Jake! ¡Llama al doctor Henshaw! - gritaba la cocinera mientras trataba de calmar a la chica.

- ¡Qué diablos está pasando Madga! - llegó gritando alarmada Eliza al ver a su hija llorando en el piso.
- No te quedes ahí parada Lara y llama a tu padre.  - le dijo a su otra hija que venía llegando con el bañador mojado y sin sus sandalias.

De inmediato, nota que Kara hizo un desorden sobre la mesa y hasta la batería de su celular estaba a dos pasos de ella.

Cuando nota que su celular está roto y su hermana respirando con dificultad, Lara estalló de furia.

- ¡Aaaaahhhhh! ¡Se acabó! ¡Ya no puedo más! - gritaba tan fuertemente que Eliza como pudo tapó los oídos de Kara.

- Oh por favor Lara, solo te calma y Kara va a estar mejor.

- ¿Si pero hasta cuando? , solo mira cómo dejó mi smartphone.   Hoy sólo fue eso, ¿y qué pasará en el siguiente ataque de nervios?  Acaso, ¿usando más drogas para estabilizarla? ,  ¿encerrandola en un psiquiátrico para tranquilizarla?  ¡Ya no estoy para seguir soportando más esta vida de mierda! - decía gritando y lágrimas de coraje comenzaron a descender de sus ojos.

- ¡Ya basta Lara!.  ¿Acaso no te compadeces ni un poco sobre la salud de tu hermana? - le reprochó con dureza.

Mientras Lara recuperaba partes del aparato, su madre tarareaba una dulce melodía para calmar la ansiedad de su hija.
Aquello, hizo reaccionar muy mal a la joven que solo observaba los mimos, como si esto ya estaba perdiendo su control.
- Será mejor que no hayas destrozado del todo mi teléfono, porque si es así,  te juro que no voy a perdonar y me pagarás el aparato hasta con intereses.

Triunfos RobadosWhere stories live. Discover now