Capítulo 29

1.8K 145 2
                                    

Alex no sabía qué hacer o qué esperar en este singular encuentro.
Algo intuía sin duda y cuando la figura masculina se acercó a ella, se dio cuenta de que éste la estaría bien analizando, como buscando una explicación.

- Aguarde señorita Danvers -  añadió con un tono de ironía - Sabe, como que ésta es una gran casualidad, que si ya no pensar demasiado me ha servido por algo. A usted la he estado buscando durante un tiempo. -

Quedó sorprendida, obviamente.

- ¿Y por qué? - y como no fuera poco, cada expresión que dijera Maxwell, Alex tendría más interrogantes que en sacarle respuestas.

- Pues, para verla, para saber como se encuentra. - y sin esperar algo que
escuchar de Alex, Maxwell la observó, una vez más como analizando a la misma imagen que de alguna manera coincida con la transversa descripción de Lara.

- Ya que la casualidad quiso que la encontrara acá, permíteme que te lleve a almorzar. Hay un lugar reservado para dos en La Moraleja. -  añadió él de repente, tratándola de tú a tú.

- Es muy amable, pero no, en verdad, gracias, pero estoy muy ocupada con cosas que tengo pendientes. -  dijo ella, a la postura firme de no tener distracciones y menos aún con un sujeto desconocido.

- Y por favor, no me tutee, que no es nada modesto de su parte.  -

Ante la negativa, él parecía tener la suficiente resistencia a un no.

- Esta bien señorita. Pero por entonces, me temo que tengo que insistir.
Y no quiero ser descortés ni atrevido con usted, pero en serio, quisiera que me acompañe a comer, que conversemos y que usted se sienta en confianza conmigo. -

Se hizo la dura, lógicamente.

De un segundo a otro un sujeto galante le invitaba a comer.
Así, y por cuestiones de la ironía y las casualidades, Alex no se imaginaba tan siquiera medianamente de que Maxwell también carga sus interrogantes, al igual que ella y basándose en la misma persona: en Lara.

A base de esto, no debiera de compartir confianza en alguien que dice conocer a Lara.

- No tendría el por qué aceptar pasar el rato con una persona con la que ni siquiera conozco, y menos aún a la que tenga que tener que compartir una comida por muy amable sea la cortesía. -

Por un lado ella tenía sus razones bien justificadas, pero Maxwell tenía una tetra sobre la manga, y al ser éste muy insistente además, tenía sus motivos.

Él tenía un objetivo y buscaba su  determinación.
Conocía a Lara y la conoce bien como para creer en sus acciones.
Él lo venía sospechando.
¿Cómo una mujer tan arrogante y tan inculta puede redactar prosas hermosas con una naturalidad que vende y encanta?

Y no es que Alex se sienta tan intimidada, pero el hombre no dejaba de observarla, como si hasta el mínimo gesto lo estuviera estudiando con la forma de gesticular palabras y los ademanes.

- Antes que nada señorita Danvers, con apenas verla y apenas escucharla usted ha despertado una intriga en mi. -

- Señor Maxwell no siga diciendo esas cosas. Será mejor que se retire discretamente o llamaré para que lo escoten. -

Y Maxwell tendría sus razones justificadas para seguir insistiendo.
No obstante, como si fuera la mejor de las oportunidades, él querría lanzar la bomba antes de detallar el tiempo del cronometraje.
Pero debía de manejar las cosas con calma.
Se presentaba la oportunidad y estaba cayendo en sus manos.

Triunfos RobadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora