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Capítulo 11: Libro I: Aventuras que valen una noche

Capítulo 10:

El sábado había sido un día completamente diferente para Harry que para el director Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore.

Como el joven héroe había estado matando a un enorme zombie legión en una dimensión de Mazmorra instantánea, el Director había estado corriendo en su oficina de una manera que se parecía mucho a un pollo sin cabeza.

¿Por qué?

Hace media hora, el director había sido notificado por las salas de protección de la escuela de que un estudiante estaba en "peligro mortal". Tal cosa no era nada nuevo en los pasillos de Hogwarts ya que los estudiantes que estaban aprendiendo magia tendían a ser extremadamente destructivos; volar calderos es uno de los ejemplos más comunes; incluso si rara vez era mortalmente peligroso.

Sin embargo, algo que empeoraba la situación era la adición de la Piedra Filosofal al corredor del tercer piso y el anuncio público para prohibir que los estudiantes ingresen. Tuvo exactamente el efecto opuesto y terminó en que los estudiantes tropezaban casi con regularidad con el perro gigante de tres cabezas, lo que significaba que las salas tocaban una alarma casi todos los días.

Cuando lo hicieron, se produjo un procedimiento estándar y aburrido: verifique la ubicación con retratos, armaduras y elfos domésticos, verifique si hay presencia de un profesor cercano, pídale al profesor que verifique el incidente y si no hay profesores en las inmediaciones, pregunte cualquier profesor que visitara la ubicación en un momento específico, generalmente el segundo después de que se realizara la verificación de ubicación; después de todo, había una razón por la cual a los maestros de Hogwarts se les permitía el uso limitado de un cambio de tiempo. Un hechizo o poción que se porta mal podría matar a los estudiantes demasiado rápido para reaccionar sin uno.

El resultado final generalmente dejaba a los estudiantes a salvo, aunque un poco regañados y dañados, pero de otra manera vivos con los profesores vigilantes salvando el día. El procedimiento estándar y aburrido fue uno que nunca falló.

Pero el sábado fue diferente.

Cuando estaba a punto de ir a enviar un retrato para notificar a los profesores cercanos y ponerse una de sus túnicas más sombrías; la azul que tenía bailarinas bailando por todas partes; De repente notó el olor a algo quemándose. Mirando a su alrededor, se dio cuenta de lo que era con una sacudida de pánico. Se apresuró a caminar hacia el surtido gigante de instrumentos plateados que giraban sobre su escritorio y levantó el pequeño reloj de mesa que había comenzado a emitir chispas.

Su esfera única, que tenía la cara de Harry Potter, estaba en "peligro mortal" y temblaba, como si el peligro mortal no captara la gravedad del peligro en el que estaba Harry Potter.

Así que activó de inmediato otro artilugio que mostraba la posición aproximada de Harry dentro del castillo. Este artilugio dio un tirón gigante y se derritió, casi como si no pudiera decidir si Harry estaba dentro del castillo o no. Albus Dumbledore estaba en pánico ahora. No había una explicación razonable de que se le ocurriera algo así. Era cauteloso y realmente se estaba preocupando. Harry Potter estaba en un lugar desconocido y en peligro directo para su vida.

El cerebro de Dumbledore se apagó rápidamente por un segundo solo para reiniciarse en unos segundos y estalló con docenas de hechizos de localización, mensajería y guía. Probó con todos y cada uno de ellos, incluso trató de enviar a su Fénix Fawkes para que lo ayudara.

Nada funcionó, y por primera vez en décadas, Dumbledore no estaba seguro de qué hacer. Fue por el dispositivo más cercano solo para detenerse, girar y buscar una solución supuestamente mejor, solo para repensar, detenerse, dar un paso, correr, detenerse nuevamente y girar ... su proceso de pensamiento era demasiado complejo para igualar a un pollo, pero su El comportamiento se parecía tanto a uno que cualquier extraño que lo viera haría la comparación al instante.