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Capítulo 45: Libro III: Harry Conoce a Harry

Capítulo 4:

Al final resultó que, "ferry desde Newcastle" era algo bastante vago para buscar.

Desde el amanecer de esa mañana, Harry había estado agachado sobre una grúa de contenedores que se encontraba en el puerto de Tyne en Newcastle, un puerto industrial que conectaba con el río con Tyne, que luego se conectaba con el mar del Norte, dentro del cual estaba el Se localizó la prisión de Azkaban. El Puerto de Tyne también era el puerto mágico más grande operado por el Ministerio en el norte del Reino Unido, por lo que si había un ferry que salía de Newcastle a Azkaban, como Auror Moody había dicho que era, saldría de aquí.

O eso esperaba.

Harry's Gamer's Mind estaba en pleno efecto, Mage Sight estaba comprometido y sus ojos brillantes estaban escaneando el puerto, pero hasta ahora, estaba luchando por encontrar algo mágico en o alrededor del puerto.

Nada brillaba en su Vista de mago. Sin guardias, sin barcos mágicos, sin barriles de mercancía mágica, sin nada. Ni siquiera había un mago a la vista.

Sin embargo, no debería haberle sorprendido.

A principios del siglo XVII, el interés de los hechiceros en el transporte a través de barcos y transbordadores había comenzado a disminuir de forma alarmante debido a la llegada de trasladores y flú. Por esa razón, los políticos en ese momento habían decidido prohibir el uso público de barcos y transbordadores para el transporte, una legislación que había sido agrupada bajo el Estatuto Internacional del Secreto, firmado y aplicado por casi todas las naciones mágicas del planeta.

Por lo tanto, se decretó que los Puertos Mágicos en las áreas muggle debían ser ocultos mediante el uso de magia ilusoria y que los barcos se deletrearan para viajar de maneras que no serían notadas por nadie, ya sea mágico o no. La mayor parte del trabajo de envío, aparte del ocasional barco ceremonial, se había reducido al transporte de grandes cantidades de mercancías que ni siquiera los trasladores podían transportar. Por lo tanto, los Puertos Mágicos se habían ocultado del ojo público, convirtiéndose en un proceso de fondo que estaba a cargo de las personas que estaban a cargo de él.

En muchos sentidos, los puertos y los barcos eran como los elfos domésticos del Ministerio. Muy útil, pero nunca destinado a ser visto.

Desafortunadamente para Harry, eso fue todo lo que pudo encontrar sobre Puertos Mágicos en la Biblioteca Flamel. No hay información sobre cómo se ocultaron los puertos. No hay información sobre dónde. Eso, había deducido, probablemente solo lo encontraría en los archivos del Ministerio.

Harry suspiró cansado, su mente se dirigió a la conversación de anoche con sus guardianes mientras seguía esperando y mirando.

"Harry", preguntó Perenelle, con los ojos llenos de preocupación, "¿Dónde has estado? ¡Se suponía que estabas en casa hace más de seis horas!"

"Yo ... lo estaba," Harry se fue apagando lentamente. Habiendo llegado a casa un par de horas después de la medianoche, no había podido escabullirse entre sus guardianes como había esperado poder hacerlo. Las nuevas barreras anti-identificación que habían instalado le habían impedido usar sus identificaciones para colarse. Además, no había planeado muy bien esta conversación. ¿Cómo se suponía que iba a decirles a sus guardianes que iba a hacer exactamente lo que había acordado en mantenerse alejado esa misma mañana?

La solución por la que había optado había sido no decírselo y manejarlo solo, evitando toda la conversación incómoda y los castigos, pero no había tenido la suerte de esquivarlos en su camino.

"Entonces..." comenzó, "¿Recuerdas lo que dije sobre no hacer todo esto de ser un héroe y rescatar a la gente ayer, verdad?"

"Harry," preguntó Nicholas con cansancio, sin duda sintiendo inmediatamente hacia dónde iba la conversación. "Querías decir lo que dijiste, ¿no?"