Meant to Be [Jailey]

21

***

A la mañana siguiente me levanté con un fuerte dolor de cabeza, todo por haber llorado durante la noche. Me cubrí con las cobijas y entré a mi baño, encontrándome a mi rostro con todo el maquillaje corrido y los ojos rojos.

Abrí la llave de la ducha y llené la bañera por completo. Me despojé de mis prendas y me metí en ella sintiendo como mis músculos se relajaban por el agua caliente.

Coloqué mis brazos a ambos lados de esta mientras que mi mirada se mantuvo en el techo del baño durante todo el rato. Sin pensarlo dos veces, después de varios minutos, me hundí en la bañera sintiendo unas terribles ganas de llorar.

Habían dos palabras que venían a mi cabeza sin poder evitarlo "buen polvo" y "apuesta".

¿Realmente estaba pasándome esto a mi? ¿Tan estúpida fui que no pude darme cuenta de lo que estaba pasando?

— ¡Hailey el desayuno!

Nos encontrábamos los tres desayunando como toda una familia normal y hablando de temas incoherentes.

— Justin vino por la noche, pero ya estabas durmiendo

La miré y asentí con mi cabeza.

— Regresé de hacer compras con Kendall —comencé — Estaba cansada, ya saben, creo que no hubo tienda que no visitáramos

Ambos rieron.

— ¿Por qué no le dices que pase por casa más tarde? —dijo mi padre — Escuché que los Lakers jugarán en el Madison Square, sería una oportunidad para pasarla en familia y Justin eh ¿qué dices? —me sonrió

— Suena... genial —suspiré — Pero tengo muchos trabajos por hacer

— Siempre estudiando Hailey —rodó los ojos mi mamá — Deberías disfrutar más de tu vida cariño

Tomé más del jugo de naranja que tenía servido en mi vaso.

Acabado el desayuno cada uno fue por lo suyo, mis padres fueron al supermercado y vendrían con las cosas para el almuerzo, mientras que yo volví a excusarme diciendo que tenía los trabajos. No estaba de ánimos para salir, de ninguna manera.

Prendí mi teléfono luego de haberlo apagado por tanto tiempo y los mensajes comenzaron a llegar.

Kendall👩🏻: Nena
Kendall👩🏻: Hails
Kendall👩🏻: Respóndeme
Kendall👩🏻: 10 mensajes nuevos

Justin❤️: Shawtie todo bien?
Justin❤️: Fui a verte y estabas descansando
Justin❤️: Hailey?
Justin❤️: Despierta bebita
Justin❤️: 55 mensajes nuevos

Decidí entrar a su chat y tener los ovarios para responderle.

No quiero saber absolutamente nada sobre ti. La mentira tiene patas cortas Justin, lo que me hiciste es totalmente horrible y créeme que no se lo deseo a nadie. Podías haberlo dejado todo desde la primera noche que estuvimos juntos y no ilusionarme. Ve, anda y fóllate a quién se te de la gana. Es todo.

Hablé con Kendall por mensajes explicándole la situación y bloqueé mi teléfono sin esperar su respuesta.

Miré por la ventana y el estaba ahí leyendo o algo parecido, pero su teléfono estaba fuera de su alcance, lo que me tranquilizó porque no quería que enloqueciera y me viera por la ventana e intentara que le de alguna explicación; porque estaba segura que eso iba a pasar.

En ese preciso momento el alzó su mirada y yo me hice la que estaba chequeando algo interesante en su teléfono, giré sobre mis talones y salí de mi habitación dando un portazo. Ya no sabía que hacer en estos momentos.

Decidí quedarme en el pasillo, no me apetecía estar en la primera planta y tampoco entrar a mi habitación. Mi celular comenzó a vibrar ya tenía en mente quién podía estar llamándome. Lo ignoré.

— ¿Seguirás ignorándome?

Me sobresalté al escuchar una voz detrás mio.

Opté por salir al jardín y me senté en un columpio que compró mi papá cuando era niña. Estuve leyendo un libro que compré hace mucho y no terminé de leer.

— Vete Justin

— No —se colocó delante mío — ¿Qué sucede contigo?

Reí cínicamente

— ¿Qué creías? ¿Que nunca me iba a enterar de tu apuesta de mierda?

Tragó duro. Lo que me indicaba que Sofia si hablaba en serio.

— ¿Quién te lo dijo? Fue Sofía ¿cierto? —frotó su rostro con ambas manos — Joder...

Tomando su distracción en cuenta, me levanté del columpio y caminé hasta el interior de mi casa, azotando la mampara con el menos cuidado posible. Las lágrimas amenazaban con salir de mi rostro.

Corrí y me encerré en el baño de la planta baja. No quería que me viera llorar, porque sabía que no iba a irse.