XIV

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Se encuentra parado en la puerta, su mirada me recorre a pies a cabeza y aunque ahora deba de sentir miedo, en mi mente solo reproduce las palabras de Adam sobre el florero.

"Solo es una coincidencia"

-Pagaría millones por saber que es lo que perturba tus pensamientos, mi hermosa Diosa.- dice con la voz ronca.

"asesinandome, es la imagen que me invade desde estoy aquí, mi aterrador monstruo de ojos rojos"

Vacila para dar un primer paso hacia mí, todo mi cuerpo quiere que retroceda y me aleje de ese monstruo pero la idea de que debo hacer esto para  ganarme su confianza y pueda escapar me hace quedarme de pie esperando por él.

Con cada paso que da, va aumentando el latir desembocado de mi corazón.

Se encuentra cerca de mi, las puntas de sus zapatos chocan con las puntas de los míos, acerca su rostro tanto que nuestras narices se rozan y nuestras frentes se juntan, la inseguridad y la preocupación es evidente en él. Solo un centímetro es lo que nos separa de un beso.

Entonces, sus enormes manos se posan en cada lado de mi rostro, un mar de sensaciones me invaden y recorren por mi cuerpo como miles de corrientes de máxima potencia cuando sus labios hacen contactos con los míos en un dulce baile.

"¡Aléjate!"-grita la voz de Adam de nuevo en mi cabeza, pero no le hago caso para poder concentrarme en el beso poderoso del monstruo de ojos rojos, la sensación familiar y anhelante me es extraña.

Sus manos se posan en mi cintura, todo mi cuerpo se apega a él por voluntad propia, sus labios ágiles hacen que me sienta ligera, es increíble cómo puede causar esto en mi.

Los gritos en mi cabeza aumentan y me ensordecen.

Me aferro a la camisa blanca del monstruo con demasiada fuerza creyendo que así desaparecerán.

Caigo en una superficie blanda, sus manos han comenzado a recorrer por cada parte de mi cuerpo y no puedo evitar retorcerme por las sensaciones embriagadoras.

La bata blanca es arrancada de mi cuerpo y el pánico me invade, trato de alejarlo pero se aferra con más fuerza a mi.

"Aléjate o yo lo alejo"-dice de pronto.

-Suéltame-dije con la respiración agitada.

El dolor en su mirada me sigue pesando pero la débil sonrisa que adorna sus labios, solo trata de ocultarlo.

Él sabe que no puedo recordar, ¿Porqué sigue con esto?
Y como sí leyera mi mente, se aparta un poco de mí, y con su dedo índice comienza a trazar líneas en mi rostro y dice:

-Te amo tanto y me duele que no logres recordarlo.- susurró cerca de mi.

"¿De verdad hay algo que deba recordar?; ¿Será que todo esto lo estoy alusinando?"

Con todo lo que ha pasado, es obvio que no estoy alusinando.
Me levanto de la cama y camino hacia la puerta sumida en el mar de pensamientos que  hacen que crea que estoy enloqueciendo y que es erróneo que apenas Adam haya muerto. POR MI CULPA. Me encuentre besándome con su asesino, es pésimo, estoy cayendo demasiado bajo.

- Para.- gritó desesperado. La madera del suelo suena con sus pasos, su presencia a mis espaldas hace que la piel de mi nuca se erice.- Selene, no me dejes... Por favor.-

Detiene su andar y su respiración acelerada parece que se detiene después de dos Exhalaciones.
El bullicio de mi mente se detuvo.
El silencio ensordecedor que inundó la habitación como en mi mente, hace que tema que pueda escuchar mi latir desesperado.

Su mano tocó la mía con delicadeza haciéndome voltear, la otra se posó en mi barbilla alzandola, provocando que nuestras  miradas choquen, ojos azules contra negros.

-Por favor, quédate conmigo.- Pidió y la retorcida idea de que de esa misma manera me suplique para que no lo asesine se reproduce en mi mente.

Sonrío de forma involuntaria.
Camino hacia la gran cama y palmeo a mí lado.

Sonríe y se sienta.

-Vamos a dormir.- susurro cogiendo la sábana, para meterme en ellas y cubrir el hecho de que estoy solo en ropa interior.

Se acuesta frente a mí, y una risa lo abandona. La confusión me carcome pero me muerdo la parte interna de mi mejilla para reprimir las preguntas que temo, me desborden.

-¿No te acuerdas ni siquiera de lo que le pedimos a Zeus?.- sonó divertido pero el dolor no ha abandonado su tono.

-Cuentame nuestra historia.-dije llevándome por la curiosidad.-y júrame que vas a ser sincero con cada cosa que digas.

-Quisiera que tú recuerdes todo y sepas con claridad, que nunca te mentiría, mi hermosa luna.-el tono anhelante solo hace que quiera saber todo, que quiera recordar, que quiera saber si es verdad que tuvimos algo, que soy una maldita diosa, maldita sea, todavía no me lo creo. Todo es...es irreal, nunca ni en mis más locos sueños pensé ser una diosa. Una princesa, sí, ¿pero una diosa? Eso nunca, ni se me pasó por la cabeza.

-Quiero saber todo, cuéntamelo, por favor- susurro apenas audible.

-Antes yo tenía un trono y como lo que tiene poder es raro es mejor eliminarlo, o eso era lo que creían antes, me destronaron, y me fui a los campos, comencé a estudiar astrología por mí mismo, pero algo me cautivaba más que todas esas luces.- un brillo fugaz aparece en su mirada.-La luna, tan extraña e inspiradora. En las noches dormía en una cueva, cuando hacía frío me iba al fondo pero cuando hacía calor dormía afuera de ella y desnudo, un día hacia demasiado calor y dormí fuera de la cueva desnudo, escuché un ruido y me desperté alerta, acuérdate que querían asesinarme, pero entonces, te ví, no eres igual que antes, eso es obvio, tu cabello antes ondeante se encuentra liso y no brillas como si fueras una fogata, pero de ahí todo sigue igual,
Bueno, te ví y supe que eras la diosa luna, algo en mí lo sabía y cuando lo confirmaste me reí, literal, era tan ironíco, siempre deseaba tenerte y apareciste cerca de mi.
Un día en el Olimpo hubo un baile por algo de mi abuelo Zeus y..- lo interrumpo con una seña de mano.

-¿Eres nieto de Zeus?.-el asiente con aire divertido.-¿Estuve con los dos?.- el volvió asentir y la vergüenza se hizo notar quemando en mi rostro.

-¿Dónde iba?... Ah! Y entonces te me acercaste, bailamos toda la noche, la misma canción que toque para ti hace unas días, creo que por eso la reconociste, decías que te encantaba, después te dije que estaba enamorado de ti, recuerdo tu sonrisa, estabas tan feliz, me respondiste que tú también, me confesaste sobre que iba todas las noches a verme. Un día me di cuenta de que tú eres eterna y que yo iba a morir en cualquier momento. Y fuiste y le dijiste a Zeus que me diera vida eterna y juventud pero yo pedí estar despierto cuando tu llegases y duerma cuando tu te alejes.-su mirada puesta en algún lugar del techo lo hace ver sumido en sus pensamientos, tal vez recreando todo eso. Su sonrisa es enorme y algo en mí se remueve.

-¿No puedes dormir?.-susurré.

-Si puedo, pero tengo que hacerlo con una poción que me dió un hechicero.- saca un frasco dorado de su pantalón y lo menea mostrándolo.- son lágrimas de Morfeo.- Asiento sin saber que decir. Nadie dice nada, él contempla el techo y yo lo contemplo a él y de pronto dice:.- Buenas noches, mi diosa luna.-

Veo como vierte una gota en el vaso de agua a su lado y todo el contenido de vuelve dorado, se lo bebe, y sus ojos se van cerrando lentamente.

-Buenas noches, monstruo de ojos rojos.- susurro acariciando su rostro.

"-Cumple con el plan.-" dice la voz insidiosa de Adam.
Salgo de la cama y camino hacia la puerta, me volteo a verlo una última vez y sonrío.
Será su última noche y salgo dirigiéndome al gran florero...

Mi Luna (COMPLETA)Where stories live. Discover now