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Le dolía. ¿Para qué mentía?

Jamás en su vida se había enfrentado a unos Lobos tan fuertes, pero claro, ellos no eran Protectores novatos como los de la Isla, sino que eran un ex Alfa y un ex Beta que se enfrentaron a ella al mismo tiempo.

Tenía ya casi una hora derrumbada junto a un árbol que la cubría de los rayos solares que comenzaban a perderse, ya era tarde y estaba a punto de caer la noche. No podía moverse mucho, había recibido una gran mordida en su cadera cosa que al querer apoyarse y sentarse, le dolía como mil demonios. Tenía un rasguño profundo en su cuello, el cual aún sangraba, era la herida que le causó su propio padre al querer morder su yugular, fallando obviamente en el intento. En su lomo tenía otra mordida profunda que le causó el padre de su Beta. Aún sangraba también.

Y ahora tenía un gran debate: Si moría de perder tanta sangre, o si moría del dolor que le causaba. También, tenía frío, y no sabía si era por lo débil que estaba, le sorprendía el hecho de no haberse transformado a su forma humana, agradecía el haber recibido un buen entrenamiento. Sino, se hubiera desmayado hace ya casi media hora y hubiera vuelto a su forma humana.

«Resiste Akali».

Su Loba tenía minutos tratando de mantener consiente a su portadora que solamente podía contestar con gemidos de dolor o gruñidos, no podía si quiera el comunicarse con su Beta para pedir ayuda, su fuerza no era mucha para tratar de contactar a un miembro de la manada.

Sus ojos ahora de un color normal, el azulado celeste, miraron a los dos cuerpos humanos llenos de sangre a unos metros de ella, estaban sin vida y ensangrentados. La Alfa, había logrado su cometido de acabar con aquella mala hierva que debía cortar. Pero eso le costó su movilidad y fuerza...

«Ya casi llega la ayuda ¡resiste Akali!»

La voz de su Loba seguía presente, pero Akali ya no podía tanto, estaba perdiendo demasiada sangre por las heridas, y lo más extraño era que sus heridas no se estaban curando rápido como debería de ser, su cuerpo estaba tan débil, que su poder de Alfa ni si quiera servía para ayudarla a curarse rápidamente.

Sus ojos querían cerrarse, quería dejarse llevar y descansar para dejar de sentir el dolor que estaba matando su ser de a poco.

Sus ojos se cerraron, por lo que al parecer le fueron minutos, hasta que unos olores familiares inundaron su olfato, sus ojos volvieron a abrirse permitiendo que notara a aquella cabellera negra y ojos claros. Él estaba ahí, y debía admitir que estaba feliz de verlo.

—¡Akali! —Exclama en sorpresa al ver la figura lobuna de la Alfa, derribada en el suelo intentando colocarse de pie para fallar y soltar un aullido de dolor.

Taehyung, YoonGi y Jin, observaron, no solamente a la líder, sino a los otros dos cuerpos ya sin vida de dos hombres, reconocieron de inmediato a el ex Alfa, el padre de Akali.

Jimin llegó hasta ella y observó sus heridas, notando de inmediato que estaba sangrando aún, los ojos celestes lo miraron mostrando una faceta diferente a la que conocía. Miedo.

—Tranquila, no te muevas mucho te vas a lastimar. —Le impidió movimiento al ver que tenía intenciones de volver a levantarse.

«No puedo comunicarme... Con mi manada... Necesito que uno de ellos venga... O moriré»

La voz de Akali sonaba entre cortada, débil y rota... Estaba resistiendo demasiado y no imaginaba cuánto tiempo tenía así.

—Pero... No podemos ir a la manada a pedir ayuda, nos atacarán. —Habla Seok Jin preocupado.

Fangs & Claws ♡ °[𝑃𝐽𝑀]°Où les histoires vivent. Découvrez maintenant