VIII

12K 1.2K 93
                                    

Ángeles

—¿Qué ha dicho?

—Lo que hemos escuchado todos querida.

—Esto es impensable e inadmisible.

—Ese no es el comportamiento de una señorita decente.

—Está comprometiendo a uno de los pares del reino más importantes de Inglaterra, quien ve su cara mosquita muerta, y no conforme con eso le hace enfrentarse con el hijo del Duque de Montrose.

—Asolapada.

—Deberían de callarse arpías, que lo único que hacen es escupir envidia.

—Lady Allard...

—La verdad duele respetada matrona amargada— cortó la aludida con desinterés—. Así que, si no quiere atender a la resolución del cotilleo, será mejor que se aparte y nos deje de gozar del desenlace.

—¿Es que no ve que suscitara aquello? — preguntó aparénteme acalorada.

—Un duelo— respondió la dama restándole importancia— ¿Y que con eso? Más cotilleo en la gaceta de Lady Chatty— se encogió de hombros con sus pupilas grisáceas brillando de una manera poco asociada con la diversión—. Solo espero que no tergiverse la información, porque seré la primera en desmentirla si se pone excesivamente dramática con la narración.

—Se enfrentarán a un duelo— exclamó otra de las presentes horrorizada con la aseveración desinteresada de la pequeña francesa.

El tono de alarma contundente ocasionó que Ángeles cayera en cuenta de lo que estaba a punto de acontecer.

Ahogando un jadeo contra el pecho aún mojado del gigante escoses.

¿Diez pasos al amanecer?

¿Su primo y Lord Rothesay?

Se removió dispuesta a aclarar la situación para que no llegase a mayores, pero el agarre se acrecentó, de manera protectora.

—Quédese quieta— lo escuchó gruñir por lo bajo—. No agrandé el dilema— espetó logrando que se encogiese más en su altura.

¿Qué pretendía ese sujeto?

¿Qué se convirtiera en una paria?

Lo siguiente que apreció sin poder refutar fue como era agarrada del brazo que tenía libre de la contención de Lord MacGregor, despegándole con fuerza del torso de este que rugió con más potencia por el ataque sin previo aviso, y que la cara de Ángeles que era ignorada fuera más roja si es que eso era posible.

Ejerció más ímpetu en el enganche el rubio, consiguiendo que se apreciase como si en cualquier momento se fuese a partir en dos.

Necesitaba librarse del problema, pero no sabía cómo.

—Suéltala Rothesay— rezongó su primo, dándose a conocerse como el otro que la tomaba por una de sus extremidades, y que no se había atrevido a encarar levantando la vista por el bochorno que se ampliaba en su entidad a causa de la escena.

Pero este ni siquiera se inmuto a su mirada amenazadora y voz gélida.

Era un Duque, y estos no seguían órdenes.

—Te sugiero que disminuyas los ímpetus, y analices la forma en cómo te refieres a mi persona— advirtió en tono gélido—. Más cuando lo único que hago es auxiliarle en el percance que sufrió, y su acompañante poco premeditó, que hasta sola le dejó— apartando la discusión, tenía razón— ¿O es que no es predecible su grado de exposición? — terminó en tono ofuscado, repasando todo su cuerpo con la miraba, calentando partes de su anatomía a las que ni siquiera sabía que eso podía ocurrirle.

UNA OPORTUNIDAD PARA AMAR (LADY ESPERPENTO) © || Saga S.L ||  Amor real IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora