Destinados por el mismo camino, cruzados por el odio y el amor entre ambas manadas, existiendo un pasado oculto y oscuro que los unirá para siempre, en un largo sendero hasta descubrir su verdadera identidad, siendo un alfa y un omega, uno de ellos...
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La brisa de la nieve blanca cubría todo el sendero de la tierra, llegando a su principio el invierno que aclamaba su temporada, descendiendo por su camino se iluminaba la luna llena que era su Dios más sagrada, que brillaba por el anochecer acompañándola el cielo oscuro y las estrellas brillantes infinitas, los árboles dejaban caer cada hoja a imagen de su sombra rebolotandose por el fin del otoño y regocijadonse la nieve, que venía a invadir su etapa más larga del año.
El viento seguía soplando lento pero firme y las montañas se cubrían de nieve azul por la lluvia que había caído durante el otoño, las nubes eran oscuras, pero seguían su camino sin perder de vista a su hermosa luna, llenándola la blanca nieve, seguía cayendo viéndose a kilómetros de distancia, pisadas de huellas galopaban por el sendero como pisadas de caballo sin cesar, por lo largo de un camino que recorría una familia de lobos Omega-Licantropos, quienes eran mitad lobo y mitad humano, convirtiéndose cuando desearan si era posible, pero por el momento, era justo su estado conveniente al no transformarse, ya que era la mejor manera de defenderse ante cualquier ataque, parecían huir de otra manada distinta a ellos, su sendero transcurría a una larga distancia y sus fuerzas eran débiles antes la naturaleza fría y humedad, recorriendo sin parar con sus pequeños cachorros, quienes los traían con ellos cargados en sus lomos, para llevarlos lejos a salvo de la tempestad que se acercaba cada instante a ellos, el viento soplaba aún más fuerte.
Conforme pasaban los minutos y el frío era más extremoso de lo antes dicho, los padres Omega, no se rendían ante la persecución de sus enemigos y la luna los seguía guiando por un camino seguro hasta un escondite, el verdadero poder y el peligro, estaban por acercarse y la pareja de Omegas, sólo le importaba poner a salvo a sus pequeños retoños, aún no sabíendo por lo que estaban pasando.
Su familia había sido solitaria por un largo tiempo, pero la maldición que les perseguía, jamás perdonarian su felicidad de la pareja, la madre loba que por nombre tenía Kiara, era en realidad un Alfa, quien se había escapado por amor a su amado esposo Omega llamado Hyung, quienes procrearon a tres pequeños cachorros machos, estaban condenados a huir por su falta a la ley de las diferentes manadas y la madre había sido desterrada, porque no quiso acatar la ley de su manada, ya que conociendo a su solitario amor, no le permitían quedarse con un simple Omega, por ser de un nivel muy bajo, su amor estaba prohibido.
Por un largo tiempo se mantuvieron en secreto, huyendo y escondiéndose por vivir sus vidas juntos, hasta que un día los encontró un Beta, informando a los demás su escondite oculto, pero el Omega, era muy astuto y supo enseguida su llegada para atacarlos siendo muy audas, sacó a su familia del escondite y siguieron caminando muy lejos sobre el otoño y la luna que aún los guiaba, estaban muy cansados y agotados con sus crías, que no les daba tiempo ni de cazar una presa para comer, por temor a que los alcanzarán, todo parecía perdido para esta familia de Omegas, pero no se daban por vencidos, al tener un receso, los padres veían el amanecer del siguiente día y la luna se ocultaba sobre el sol que deslumbra a su amanecer.
