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¡Escapar, escapar, escapar!
Mi corazón se acelero un poco mientras me imaginaba escapando de aquí para reunirme con padres y mis amigos. Con Chica. Pude sentir esa euforia y desesperación subiendo por todos mi cuerpo hasta llegar a mi cerebro que palpitaba a un ritmo desconocido.
Sin importar el dolor de mi tobillo o lo puerca que estaba, corrí hacia la puerta tratándola de abrirla. Era lógico que estuviera más cerrada que una cárcel pero no perdía nada con intentar. Golpeé la puerta como una loca maniática y empecé a gritar mientras lloraba ¿nada? no, al parecer no había nadie cerca que pudiera oírme. Corrí hacia una ventana cercana y levanté la cortina, la vista que ofrecía no era para nada favorable ya que solo se veía un horrible letrero de ''Las vegas'' medio abandonado tirado en un basurero. Al abrir la cortina me encontré con esto:

¡Hey, ___! Si, bueno, sabíamos que intentarías escapar por esta ventana así que de una vez te digo que contiene un seguro de máxima seguridad y que aunque le pidas a la virgen o a Dios no se abrirá. Por cierto, tampoco puedes romper el vidrio ya que es de un material especial. Si cariño, lo pensamos todo.

Freddy y Golden.

¡Estúpidos! ¿Se creen muy listos?
Golpeé la ventana con fuerza en señal de que me había irritado, pero lo único que comprobé fue que la teoría de Freddy y Golden sobre que la ventana estaba hecha de un material especial era cierta, ya que mi mano al minuto se puso roja por el golpe.
Corrí desesperada por el pasillo rumbo a mi habitación pero en vez de ir a mi cuarto, me metí a uno al azar. La cama estaba hecha un revoltijo entre sabanas y almohadas pero a pesar de eso se veía extremadamente cómoda, las paredes estaban deshechas y manchadas, había ropa sucia y limpia tirada en el suelo creando un tipo volcán. No sé porque, pero instantáneamente supe que era la habitación de Fred. Parte porque su dulce fragancia volaba en el aire y parte porque... ¿dulce fragancia?
Un sonido me sacó de mis pensamientos. Provenía de la cocina.
Oh no. Pensé. Son ellos, me mataran si me ven aquí.

XX: ¡Fred!-oí gritar desde la sala. Su voz no me era familiar. Era una voz de hombre, y se oía bastante enojado. -¿DONDE ESTÁS?

Mi corazón se encogió un poco y mis brazos se pusieron a temblar al igual que mis piernas. La verdad no me importaba mucho si buscaban a Fred y quisieran golpearlo. Lo que me importaba es que él no estaba y algo me decía que aquel hombre se desquitaría con la primera persona que viera...Y bueno, lamentablemente, yo soy esa persona.
Un vidrio se rompió en la sala dejándome atónita en el cuarto de Fred, a los cinco segundos se escuchó un disparo. Aquel hombre venía armado.
Las lágrimas se empezaron a juntar en mis ojos nublándome la vista. No seas cobarde, ___. Pensé. ¿Que se suponía que debía hacer en esos momentos? Ni siquiera tenía un arma o algo con que protegerme ya que mis secuestradores había desalojado cualquier tipo de arma que me beneficiara. Los pasos se fueron acercando lentamente cada vez más y mi corazón aumento su velocidad. Como toda una cobarde que soy, corrí y me escondí debajo de la cama de Fred. ¡Puaj! Aquí abajo se encontraban calzoncillos de Fred y... ¿ropa interior femenina? ¡Maldito cerdo! ahora entiendo porque la cama esta tan revuelta. Mierda, esa no fue una bonita imagen.

XX: Vamos, Fred -susurró la voz masculina-solo quiero a la chica...

Ahogue un grito al oír eso. ¿Quién era esa chica? Porque que yo supiera Fred no tenía otra chica más que a mí...hablo de estar secuestrada. Claro, a menos que se refiera a Freddy tendré que ser yo.
Los pasos se acercaron por un momento a la cama. Contuve el aliento por miedo a que sintiera mi cálido respiro en su tobillo. Después de unos momentos, el hombre se alejó. Salí debajo de la cama temblando como una gelatina. No habían pasado ni media hora de que se había ido Fred y los demás y ya ansiaba que llegaran.
¿Y ahora que harás? Me pregunté a mi misma. Me puse las manos en la cabeza tratando de aclarar mi mente. ¿A quien quería engañar? Estaba más que aterrada.
Inspeccione el cuarto de Fred tratando de encontrar algo con lo cual defenderme por si se prestaba la ocasión. Maldito sea ese hombre. Deshecho todas las armas para usarla a mi beneficio. Un enojo potente llego a mi cuerpo y empecé a despedazar cualquiera prenda que se encontrara a mi paso, después de terminar con su ropa tirada empecé con las cosas de sus cajones: notas, libros, cajas... ¿armas? Si, hasta abajo bien escondida se encontraba una pistola llena de balas. Rápidamente la escondí en lo que quedaba de calzoncillos ya que llevaba un vestido medio rasgado y no tenía otro lugar en que esconderlo.

XX: ¿Te escondías de mi, cariño?-susurró alguien en mi oído, su cálido aliento me hizo estremecer-

Salté enojada y lancé un grito que creo que hasta a mí se me rompieron los tímpanos. El sujeto me sujeto con una mano la cintura y con la otra me tapo la boca. ¿Porque esto me pasa a mí? ¿Que no se conforman con ya tenerme aquí secuestrada?

XX: Sht, Sht, tranquila, cariño, todo está bien-dijo el hombre susurrándome al oído. Olía a tabaco y eso me causó repugnancia-solo vengo por ti, no te preocupes, pronto nos iremos a un mejor lugar-por un momento pensé que tal vez sería un policía, pero luego sentí toda su mirada recorrerme el cuerpo y esa idea fue desechada-vaya, vaya, vaya, así que los rumores son ciertos. La gran ___ Smith esta como quiere-sentí de nuevo su mirada inapropiada-y también se dice que aun eres una pequeña flor...virgen por si no me entiendes. Bueno, lástima que Fred no está aquí.

Sentí una de sus manos bajando lentamente por mi espalda y antes de que llegara a zonas inapropiadas aplique el viejo truco que me enseñaron en mis clases de defensa, que por cierto me hubieran venido excelentes en todo esto si tan solo hubiera asistido a todas. Lo golpe en donde más le duele, es su centro, en su amigo, en su masculinidad...como quieran decirlo. Luego, me eche a correr por el pasillo.

XX: ¡Ven aquí maldita!-gritó mientras escuchaba como se retorcía en el suelo-

Llegué a la sala y mire por todas partes buscando un escondite, pero no había nada a la vista. Corrí rápidamente a la cocina y abrí uno de los cajones buscando un cuchillo o algo. Nada. Los idiotas también se los habían llevado.
De repente, pude alcanzar a ver de lejos un cuadrado amarillo muy, muy pequeño. Al principio no supe que era, pero luego lo recordé todo. Todo lo que Bonnie me había dicho. ''Este pequeño y practico teléfono solo sirve para llamar a uno de los chicos'' Mi felicidad creció a una inmensidad que jamás pensé que viviría y corrí hasta el.
Mierda ¿Y esta cosa como se utiliza? Pensé.
Tenía millones de botones. Apreté uno al azar y lo pegue a mi oreja.
Ya podía oír al hombre y sus pasos dirigiéndose a la sala.

##: ¿Ho...Ho...Hola?-contestó una voz borracha detrás del teléfono. Mierda Fred-¿Quien me llama?

Me solté a llorar al oír su voz. Mierda, esa voz tan sexy y ronca. ¡Concéntrate!

##: ¿___?-dijo Fred. Su voz mágicamente cambió a una normal una sobria-¿Que tienes? ¿Donde estas? ¿Por qué lloras?

Lloré con más ganas mientras empezaba a sacar la pistola. El tipo se acercaba.

___: Ayúdame-gemí-hay alguien aquí y quiere hacerme daño. Por favor Fred, ven ya.

Fred: ¿Quien es?—dijo Fred. Ahora podía escuchar a Bonnie y Freddy de fondo preguntándole a Fred sobre que pasaba -¡___ contéstame por el amor de Dios!

Pero ya no pude contestar, porque el hombre agarró el teléfono y lo estrelló contra la pared dejándome atónita.
Sin remedio, saqué la pistola y lo apunté con ella.

Secuestrada Fred y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora