52.

285 19 7
                                    

Narra ___

Cerré los ojos y suspiré deseando estar en otra parte, cualquier otro sitio funcionaria para mí, pero comprendí que desear algo no es lo mismo que obtenerlo al instante. O al menos esa norma funcionaba siempre para mí. Además, había sido hora de enfrentar lo que muchos años había estado evitando, ya no podría esconderme, ya no debía esconderme. Si me había vuelto fuerte y valiente como imaginaba, entonces era hora de demostrarlo.
Las manos me temblaban y no era solo por el helado frío de la madrugada, si no por el miedo a volver a ser una cobarde al igual que enfrentar la lápida situada frente a mí. El viento sopló como queriendo derribarme y mi cabello azotó contra mi rostro. Un olor a jabón barato de toronja inundo mi nariz. Las piernas finalmente se doblaron y caí de rodillas manteniéndome en cuatro patas con mis manos apoyadas en la sucia y mojada tierra. Cerré los ojos y unos pocos segundos después un sabor salado invadió mi boca: lágrimas. Una tras otra. Finalmente estaba llorando. Finalmente. Abrí los ojos y al ver las finas palabras escritas en la lápida pude oír claramente como mi corazón se rompía en millones de diminutos e insignificantes pedacitos.

<<Springtrap Smith>>
1990-2005

<<Un maravilloso hijo, un esplendido hermano
Y un nuevo ángel guardián>>

Mis uñas se clavaron en la tierra y un pequeño dolor punzante me recorrió en la espina dorsal. El estomago me dio un vuelco y por un momento creí que vomitaría todo lo que había desayunado hace tan solo unas horas, pero no lo hice, lo único que me obligué a hacer fue cerrar los ojos y tragarme todo lo que estaba por expulsar. Me dio asco pero aun así lo hice. Las lágrimas aun salían, pero era solo eso: pequeñas lágrimas silenciosas recorriendo todo mi pequeño rostro. No había sollozos ni gritos que salieran de mi garganta. De alguna forma, parecía como si temiera molestar a Springtrap con mis penurias.
Levanté una mano y vi como me temblaba casi como si estuviera teniendo un electro shock, aparte de que esta se había manchado de tierra y pasto mojado. Acaricié la lápida y me imaginé aquellos días cuando no conseguía dormir y de cómo Springtrap me arrullaba mientras me dejaba acariciar su suave cabello como un tranquilizante. Obviamente no era la misma textura y mucho menos la misma sensación, pero esto era lo más cerca que había podido estar de el por al menos más de cinco años. Se sentía bien poder visitarlo por primera vez desde que murió.

___: Lamento no haber podido venir antes—susurré y me sorprendí mucho de mí queda y chillona voz. Mis palabras apenas y podían ser escuchadas. En realidad, a penas y podía procesarlas de tan bajas que eran—Es solo que…tenía mucho miedo. No es que no haya querido verte, lo sabes ¿Cierto? Es solo que no era lo suficientemente valiente para siquiera poner un pie aquí

Me acerqué más con aun las rodillas apoyadas en la tierra y esta vez apoyando las dos manos en la dura lápida, la apreté y en mis más obscuros pensamientos me imaginé exprimiendo aquella lápida con toda la fresca sangre de mi hermano que se había derramado la tarde que murió. Jadeé asustada y solté la tumba como si esta me hubiera dado un shock eléctrico. Fred se acercó y me miró asustado pero solo meneé la cabeza indicándole que no había ocurrido nada, esto solo había sido una de mis muchísimas imaginaciones terroríficas.
Apreté los ojos unos segundos y al volver a abrirlos acerqué nuevamente mis manos a la lápida temblando como una drogadicta a la cual no le han dado sus sustancias por al menos un mes. Tomé un poco más de valor y apoyé mi frente en el escrito grabado de la tumba y mi corazón volvió a partirse al pensar que esto sería lo más cerca que podría estar de mi hermano por muchísimos años hasta el día que yo muriese. La lágrimas silenciosas volvieron a salir y mis brazos temblaron al esta vez tratar de contener los sollozos que había guardado hace mucho tiempo. Aun así no los emití.

___: ¿Sabes? La verdad es que no iba a venir, pero Chica me ha obligado, creo que está cansada de que yo sea tan cobarde—dije y escuché la perfecta risita de mi mejor amiga a unos metros de mí—Tal vez tenga razón, ya era hora de que volviera a pisar este pueblo. Por cierto, volví a ver a Jazmin y a su sequito. Puedo decir que fue…interesante

Secuestrada Fred y tuWhere stories live. Discover now