54.

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Narra ___

Valiente.
Fuerte.
Independiente.
Sobreviviente.
Luchadora
Ya nada de eso importaba.
Había confiado en todos ellos. Les había entregado mi corazón y ellos lo habían roto en miles de pedazos sin importar lo que yo sintiera. Se habían estado burlando de mí todo este tiempo frente a mis narices y yo nunca me había dado cuenta. Había sido ingenua y estúpida. Había pensado que finalmente había encontrado mi lugar en este mundo. Y nuevamente, había caído en la trampa.
Caí de rodillas y sentí las lágrimas recorrer todo mi rostro hasta llegar a mis labios donde un sabor salado inundó mi boca. Arrugué el sobre haciéndolo añicos con mis manos teniendo cuidado de no deshacer la evidencia que yacía tirada en el suelo a unos centímetros de mí. Un pequeño grito de dolor escapó de mi garganta y pude recordar perfectamente la última vez que me había sentido así de mal y débil: el funeral de mi hermano. Esta vez, el dolor fue completamente igual, casi queriéndome matar hasta dejarme tirada en la fría obscuridad. Una vez más, no se lo permití, nunca lo permitiría aunque de eso tuviera que vivir. Abrí los ojos con millones de lágrimas en los ojos. ¿Cómo habían podido ser capaces de hacerlo? ¿Cómo habían podido jugar conmigo cuando yo les había entregado todo lo que tenía? Aunque, lo peor era ¿Cómo Chica me había traicionado cuando yo había estado ahí para ella todo este tiempo?
Miré las fotos que se encontraban a mí lado y volví a oír mi corazón partirse en mil pedazos.
Fred estaba con al menos tres o dos chicas sonriendo mientras estás coqueteaban con él descaradamente. Foxy y Freddy solo miraban aburridos hacia Fred, pero aun así solo se limitaban a quedarse sentados sin hacer nada al respecto. Golden, Bonnie y Chica reían amistosos en una foto mientras que una chica besaba a Fred en los labios y este no hacía nada para detenerla. Luego, en otra, se podía contemplar claramente como Chica y una otra chica rubia hablaban casualmente mientras que los chicos les sonreían a las otras dos faltantes.
¿Por qué? Pensé ¿Por qué no hicieron nada? ¿Por qué simplemente hablaron con ellas y Fred besó a alguien más? ¿Por qué Chica no hizo nada? Se suponía que era mi mejor amiga.
Pero entonces la realidad me pegó. Yo estaba siendo realmente estúpida lamentándome por esto, una simple noche donde todos habían salido a hacerme pedazos sin que yo me enterara. ¿No es que ya hasta había desafiado a la muerte? O ¿No es que había visto morir a mi hermana frente a mis ojos? Esto era una mierda comparado con eso y por supuesto no iba a dejarme derrotar por todos ellos. No valía la pena. ___ Smith nunca volvería a ser la misma desde esta noche.
Me paré con la cabeza en alto y corrí hasta la habitación que compartía con Fred, o al menos que había compartido con él hasta aquella noche. Saqué la primera bolsa que vi y sin cuidado metí todas mis pertenecías a empujones. No eran muchas, pues casi todas las había fabricado Mamá Mai con tela barata que había comprado en el centro y a lo que respectaban los jeans, podía decir humildemente que solo poseía dos. Cuando terminé de empacar todo, me coloqué uno de los pares de jeans que poseía con una camiseta de manga larga debajo de un blanco abrigo de lana junto con una bufanda.
No sabía a dónde iría o siquiera en donde dormiría, pero sabía que hasta debajo del puente sería cualquier cosa mejor que estar encerrada aquí.
Ya no sería una secuestrada.
Me limpié las lágrimas y salí de la habitación bajando hasta la primera planta donde minutos antes de que tocara el pomo de la puerta Fred y los demás entrarán con caras serias, aunque al verme ahí parada cambiaron a un estado de confusión. En ese momento, quise echarme a llorar y tirarme en el suelo sin ningún pudor, pero no me lo permitiría. Las lágrimas habían acabado para mí desde aquel momento.

Fred: Bebé, ¿Qué es lo que haces? ¿A dónde vas?—preguntó Fred viéndome de pies a cabeza.-

De repente la tristeza y dolor fueron intercambiadas por una enorme rabia. ¿Cómo es que aun se atrevía a preguntar eso después de lo que había hecho? Al menos podría haber imaginado el motivo y dejarme ir dignamente en vez de fingir demencia. Ahora, a este punto, ya no era rabia, si no furia. Hirviente y caliente furia que me obligaron a caminar hasta él y golpearlo en la cara con la palma de mi mano dejándolo con una enorme marca roja.

Secuestrada Fred y tuWhere stories live. Discover now