Sunhee miró la hora. Eran las cuatro de la mañana. Tan sólo había despertado hacía cuarenta y cinco minutos, y ya conocía perfectamente aquella habitación.
La puerta se abrió.
SehYoon había regresado. Lucía enfadado. A diferencia de la delicadeza con la que había llegado a ella unos minutos antes, esta vez tomó su muñeca con fuerza y la hizo caminar tras él.
—Suéltame —exigió la castaña con dureza.
Algo dentro del rubio se descompuso.
Apretó más fuerte su mano, ignorándola.
Caminaron por un pasillo largo, que apenas era alumbrado por algunas luces tenues. El lugar estaba sumergido en un silencio sepulcral y ella no tenía idea de qué haría ahora. ¿SehYoon la mataría?
Probablemente no.
Pero cualquier cosa que él fuera capaz de hacerle, Sunhee prefería evitarla.
Aunque, en aquel momento, sus opciones eran sumamente reducidas y escasas. La única opción era zafarse de su agarre y salir corriendo, en busca de una salida.
Pero aquello era estúpido de pensar, inclusive para ella. Mucho más, teniendo en cuenta que la mano que se cerraba alrededor de su muñeca, estaba sosteniéndola con suficiente fuerza como para que ella supiera que escapar no era una opción ni remotamente fiable.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó con la voz rasposa. No era miedo. Sinceramente, SehYoon no supo reconocer su tono de voz. Ni siquiera ella misma lo logró. Pero el rubio se detuvo en seco, soltando un suspiro.
Sus facciones se relajaron. Y sin responder volvió a caminar arrastrándola consigo, pero esta vez con más calma. Llegaron a una puerta alta de madera oscura y picaporte dorado. SehYoon la abrió con su mano libre y los arrastró a ambos adentro.
Era una habitación. La luz nocturna era lo único que alumbraba el lugar, el ambiente azulado se le hizo frío y desagradable en cuanto SehYoon cerró la puerta. Sunhee estaba estática en su lugar, sintiendo que cualquier movimiento en falso sería peligroso.
—¿Qué quieres de mí? —volvió a preguntar ella, esta vez con voz airosa. Casi en un susurro.
—No hay algo en específico —un escalofrío recorrió el cuerpo de la chica cuando sintió el gélido aliento de vampiro rozarle el cuello—. Lo deseo todo.
—¿Por qué? —susurró, cerrando los ojos. Sentía que en cualquier momento toda aquella valentía que había salido de quién sabe dónde, se desvanecería.
—No lo sé —acarició su abdomen—. Estoy encaprichado. Eres hermosa, eres fuerte, y tu sangre huele de maravilla. Ha de ser por ello...
El pecho de Sunhee dolía de tanto contener el pánico, las lágrimas. Y hasta aquel momento, Sunhee no había logrado entender cómo era que se mantenía al margen aún.
Pero luego lo hizo. Sunhee comprendió.
Fue Jooheon. Ella sabía que Jooheon no podía ser tan imprudente como para no hacer nada.
Jooheon era precavido.
Probablemente su comportamiento se debía a él. Para esas alturas, a Sunhee no le sorprendería que Jooheon hubiese usado alguna especie de magia en su cuerpo que la hiciera actuar extraño.
Graciosamente, aquel era el caso, aunque ella aún no lo supiera realmente.
Su mente se llenó de gritos que imploraban ayuda, sollozos inaudibles de pánico, y llanto... Mucho llanto.
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Red, Like the Blood «Lee Jooheon»
Fanfiction[Lee Jooheon] Y, finalmente, su vista se detuvo en el chico que se encontraba justo en el centro. Pálido, muy pálido, con unos ojos pequeños y hermosos. Ojos que parecían ver hasta lo más profundo de tu alma. Unos ojos que helaron su cuerpo cuando s...