10

1.6K 148 7
                                    

Capítulo diez.

Eso era todo. La paciencia de Eli se había acabado. Estaba harta que las mujeres no tengan la misma atención que los hombres, que las consideren más débiles, que no las respeten y las molesten sin razón. Suspiró hondo y entró en el aula donde había reunido a las porristas, varios de los clubs de chicas y a los miembros del equipo de fútbol femenino. Todas se callaron cuando la vieron.

Eli sonrió de lado y comenzó a hablar.

—Buenas tardes, chicas, y muchas gracias por venir –dijo, sentándose en el escritorio del profesor-. Como habrán notado, las personas que están aquí son todas mujeres porque éste es un problema que nos concierne a nosotras y nadie más. Luego de estar por casi cuatro meses en este colegio, me he dado cuenta que a los equipos de chicas no se les presta tanta atención como a los de los chicos; excepto quizá a las porristas.

— ¿Entonces por qué están aquí? –la interrumpió una chica que Eli creía que se llama Nicole.

—Porque como mujeres, nos tenemos que apoyar las unas a las otras, sin importar que –contestó Eli, encogiéndose de hombros-. Como decía... sé que no se les presta tanta atención a las chicas, por eso quería proponerles a todas ustedes que, el jueves, todas vayamos a apoyar al equipo de fútbol femenino, en el que define si pasan a cuartos de final en el torneo intercolegial. Luego de eso, podemos apoyar a cada uno de sus equipos, haciendo campañas para juntar el dinero necesario, para uniformes, lo que deseen... ¿qué dicen?

—Bueno... a nosotras nos vendrían bien una nueva guitarra y un nuevo piano –dijo Nicole, miembro del club de música del colegio (el cual sólo estaba formado por mujeres)-. El club de teatro no nos deja ensayar con los suyos y los miembros de la banda escolar tampoco. Los que tenemos nosotras están rotos, así no podemos tocar en los bailes.

—A nosotras nos gustaría tener más horas de práctica –acotó Charlotte- el equipo de fútbol masculino utiliza los campos más que cualquier otro equipo en el colegio, es injusto, se acercan las regionales y podemos ganar por quinto año consecutivo.

—Nosotras necesitamos más alumnos que nos apoyen y un nuevo sponsor –comentó Ruby-. Siempre tenemos que poner el dinero nosotras para realizar los viajes, comprar nuevos uniformes, y todo lo demás...

Y así estuvieron por más de media hora: cada club femenino contando sobre los problemas que tienen para poder llevar adelante sus proyectos o llegar a sus competiciones. Eli estaba sorprendida por la cantidad de cosas que les pasaban a aquellas chicas y como no habían pensado en hablarlo con los directivos.

—Entonces... ¿irán al partido el jueves? -preguntó Eli, sonriendo, a lo que todas aceptaron.

—Yo no sabía que venían ganando las nacionales por más de siete años –dijo Charlotte, sorprendida, mirando a Ruby-. Ni siquiera sabía que eran buenas.

—Nunca nos han prestado atención... -admitió Tess-. Chicas detrás una pelota no parece ser algo que sea muy atractivo para el resto del mundo.

Antes de que alguien más pueda replicar, el timbre, que indicaba el inicio de las clases de la tarde, sonó.

—Entonces... ¿nos vemos media hora antes del partido? –preguntó Eli, sonriente, mientras el resto asentía-. Recuerden juntar a todas las personas que puedan, sus novios, amigos, amigas, padres, familias, los que quieran. Así les será mucho más fácil juntar un sponsor.

***

—Vamos, chicos –dijo, Eli, tomando la mano de Harry y la de Trevor, arrastrándolos hacia el campo de fútbol-. Les prometí a las chicas que nos juntaríamos media hora antes... estamos llegando tarde... odio llegar tarde.

5 Cosas que Amo de tiWhere stories live. Discover now