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Capítulo catorce.

Era lunes por la tarde. Eli se encontraba junto con Wes y Ruby terminando algunos pasteles para vender en la feria de recaudación de dinero para nuevos uniformes del equipo de fútbol de mujeres. En unas cajas ya habían guardado ropa que ya no usaban, en otras antigüedades y por último, unos brownies, muffins y lemonies en una de plástico. Si todo salía como ellas esperaban, recaudarían el dinero suficiente para cambiar todos los uniformes e incluso para el viaje que haría el equipo de fin de semana.

La cocina de la casa de Eli estaba hecha un asco, pero su madre le había dicho que porque era para una buena causa, ella limpiaría después. Cuando terminaron, entre los tres, subieron las cajas al auto de Ruby y luego se dirigieron a la plaza principal del pueblo. Ya había algunos miembros del equipo allí y habían preparado unos stands para colocar las ventas. Ayudaron a poner los dulces, la ropa y los objetos en los diferentes lugares. A Eli y a Wes les habían asignado ser los cajeros, así que se encontraban en el final de todo.

El día estaba soleado y era agradable estar afuera. No había ni una nube y el viento soplaba levemente brisas cálidas. Una vez que todo estuvo en su lugar, los clientes comenzaron a llegar.

—Entonces... -comentó Eli, mientras le daba el vuelto a una anciana-. Luego del partido de las chicas ya te vuelves a tu casa, ¿cierto?

—Aparentemente... -contestó Wes, acomodando los billetes-. Extraño a Yves, ¿sabes? Igual, te vendré a visitar todos los fines de semana que pueda. Extraño tenerte a mi lado todos los días.

—Yo también te extraño –dijo ella, apoyando su cabeza en el hombro de él-. Quiero a los chicos... pero, no hay nadie como tú. Eres mi mejor amigo de toda la vida. Cómo lo era...

—Te puedo asegurar que ella no lo es más –la interrumpió, arrugando la frente-. Ya te lo he dicho... pero te juro que si la ves hoy en día, no la reconocerías.

—Es que no entiendo que pasó... digo... -Eli se mordió el labio inferior-. Nos conocemos de toda la vida, no es como si alguna vez le hayamos hecho algo malo.

—Lo sé... -dijo Wes, rodando los ojos-. Creo que eso fue lo que ella siempre quiso. No son sus verdaderos amigos, cuando se dé cuenta, quedará destrozada, los he escuchado reírse de ella. He intentado hablarle... pero ya sabes cómo es ella.

Eleonore suspiró, sin embargo, antes de que pueda decir otra cosa, más personas se acercaron a ellos para pagar.

El día de la final llegó luego de lo que pareció una eternidad. Las chicas habían podido juntar bastante dinero y eso las ponía eufóricas.

—No puedo creer que hayamos conseguido los uniformes nuevos... -Eli escuchó decir a Ruby, mientras las chicas se cambiaban para el partido.

Se encontraban en los vestidores de las mujeres del colegio, todas las chicas parecían ansiosas por el partido. Eli sólo estaba allí como apoyo emocional. Seguía sin entender porque les gustaba tanto aquel deporte. Ella les tomó un par de fotos a las chicas y luego ellas le dijeron que se una. La consideraban parte del equipo y aquello le parecía tierno.

—Rubs... -dijo Eli, apartándola luego de unos minutos-. Ahora yo me iré a los bancos para verlas. Ganen el partido, ¿quieres? –agregó, antes de abrazarla-. Son las mejores. Nos vemos en un rato.

Ruby la abrazó una última vez y Eli salió de los vestuarios. En las gradas divisó a Harry (quien la besó en cuanto la vio), a un muy nervioso Trevor y a Wes, quien estaba emocionado. Él nunca había sido parte de un partido de las chicas. Las porristas, dirigidas por Charlie, estaban haciendo piruetas y bailando al son de "Run the world (girls)" de Beyoncé. A Eli le ponía feliz que ahora las chicas se apoyen entre ellas. Era lindo verlas así. La mejor parte, es que ella había ayudado a que eso pase. El estadio estaba lleno, algo que nunca se había visto para un partido de las chicas, y, Eli supuso, el equipo estaba nervioso.

Una vez que la muestra de las porristas terminó, el comentarista comenzó a presentar a los equipos. La árbitra tocó el silbato y el partido comenzó. El equipo contrario iba ganando por un punto. Era agotador, pero al mismo momento divertido.

El silbato sonó, otra vez, indicando que el medio tiempo había llegado. Las porristas habían vuelto. Trevor había bajado para ir a besar a Ruby por buena suerte (gesto que a Eli le pareció completamente tierno) y luego volvió con una sonrisa en su rostro. El silbato volvió a sonar y la segunda parte del juego comenzó a jugarse.

Luego de cuarenta y cinco minutos el silbato volvió a sonar. El partido había finalizado. Gritos. Abrazos. Llantos. El equipo de Ruby había ganado. Eli, Harry, Wes y Trev bajaron a abrazar a Ruby, festejando.

—Entonces... -escuchó Trevor decirle a Ruby-. Has ganado la apuesta. El equipo de chicas sí ganó la final, a comparación de los chicos...

—Ay, ya cállate, Trev –dijo la chica, riendo y besando a su novio.

— ¿Sabes? –dijo Harry girándose a ver a Eli-. Estoy feliz por Ruby. Y por más que esté decepcionado que nuestro equipo haya perdido la final... creo que nos lo merecíamos.

Eli rodó los ojos antes de besarlo. 

***

Eli y su madre se encontraban en el aeropuerto, despidiendo a Wes. Aquella tarde se había despedido de los amigos de Eli y habían decidido que sólo ella lo acompañaría. No pudieron dejar a la madre de la chica atrás "su hijo adoptivo no volvería hasta que termine el colegio", o eso había dicho con lágrimas en los ojos la noche anterior.

Wes estaba haciendo la fila para hacer el check-in y dejar su valija para despacharla en el avión. Eli tenía los ojos llorosos. Era triste que su mejor amigo se vaya. Su madre había ido a comprarle una revista y golosinas, así que ella se encontraba sola. Luego de unos minutos, Wes, se acercó a ella.

— ¡Te extrañaré tanto, Wes! –exclamó ella, abrazándolo y dejando que las lágrimas en sus ojos-. No puedo creer que ya te vayas.

—Lo sé... -dijo éste último-. Realmente me quería quedar, pero ya sabes... tengo que volver con Yves y volver al colegio.

— ¿Me llamarás todos los días? –preguntó ella, sin soltarlo- ¿Me contarás como es tu día?

—No lo dudes –murmuró él, con la voz entrecortada. Eli sabía que estaba llorando también-. Te adoro, Eli, lo sabes, ¿no?

Ella asintió antes de separarse.

—No me olvides.

—Jamás –dijo Wes, secándole una lágrima de su mejilla. En aquel momento, la madre de Eli se acercó a ellos y abrazó a Wes con fuerzas-. Yo también te extrañaré, Rachel...

—Siempre tienes un lugar aquí, cariño –le dijo ella, entregándole lo que le había comprado-. Avísanos cuando llegues, ¿sí?

El chico asintió y le dio un último abrazo a cada una. Cuando le dio el último abrazo a Eli añadió:

—Sigue a tu corazón Eli... -le susurró en el oído-. No tengas miedo de amar a Harry, ¿sí?

Wes le besó la mejilla y se dirigió a la puerta para pasar por los scanner. Eli lo observó sin saber muy bien que decir o hacer.

— ¡Te quiero, Wes! –le gritó ella, a lo que él se dio vuelta, para lanzarle un beso, antes de desaparecer entre el gentío.

5 Cosas que Amo de tiМесто, где живут истории. Откройте их для себя