➳ 34: Sangre. [FINAL] ➳

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Louis


«Estoy en Vulkam... eso no esta tan lejos de Dragonscale... si puedo bajar de este... volcán... puedo caminar hasta que alguien me vea... puedo llegar ¿verdad? ¿Podría...? »

Louis caminó a través de la hierba y se asomó hacía abajo, el risco lo recibió, pues no había una forma fácil de bajar. No había rocas que le sirivieran como escalones. Era simplemente una montaña empinada hasta donde él se encontraba, sin curvas o pequeños montículos de piedra que lo ayudasen  a llegar abajo. Y la distancia entre el suelo y donde él estaba era enorme... si se lanzaba, no había duda de que moriría.

Necesitaba encontrar una forma de llegar hasta abajo.

Regresó sobre sus pasos y admiró a lo que tenía cerca. Solo una extensión de hierba y una especie de cueva. Y, si entraba ¿tal vez saldría por la parte trasera de la colina? ¿Podría encontrar otra especie de camino hasta abajo?

Louis se cruzó de brazos, un par de gotas de sudor le cayeron por el cuello. La temperatura aumentaba con las horas. Lo notaba mientras él parecía estar más y más deshidratado. Necesitaba agua, necesitaba beber.

¿Cómo iba a regresar a Krestum?

Y la noche se avecinaba. ¿Cómo se supone que iba a lograr sobrevivir ahí si no había una fuente de agua, si no había animales o arbustos de lo que pudiera alimentarse? Ni siquiera había un solo árbol en esa colina. Tenía que lograr escapar...

Suspiró. Caminó en círculos durante varios minutos y luego dió diez vueltas alrededor de la colina. De lo cuál se arrepintió de inmediato porque si estaba gastando su escasa fuerza en caminar, no iba a poder pensar con claridad y moriría antes de lo que suponía.

Los dragones pasaban a su lado por ratos, escuchaba los rugidos provenir de distintos sitios. Y se preguntaba, si alguno de ellos se dirigiría a Dragonscale.

Enterró la cabeza en sus manos y se quedó así un momento.

«Piensa Louis, piensa...»

Un ruido dentro de la cueva le recordó que no se encontraba solo. El dragón azul seguía dormitando ahí. Manteniéndose cálido, adormilado. Su cola de momento en momento se movía, como un espasmo de su cuerpo que conseguía tirar una serie de rocas de cada pared. Era una criatura hermosa, era al menos tan grande como Meerah, lo que lo hacía inferior a Dravho o a Reikon, pero era un dragón, al fin y al cabo.

Fue ahí cuando Louis recordó sus días en el navío de Lord Mikhail. Cuando era tan solo un niño que intentaba poner cara seria para aparentar ser mayor. Un príncipe recién coronado que pensaba que iría a trazar una alianza con otro reino y nada más.

Pensó en el dragón que los había recibido al sur aquel día. Cuando cayó de bruces contra la madera del barco porque se asustó tanto por haber visto a un dragón. Uno que Lord Mikhail incluso habia llamado feo. Y había sido como el que había intentado atacarlo horas atrás. Recordó lo que le dijo, que estos habitaban en las costas y que no tenían ni un ápice de comparación con los dragones reales... "la familia Akgon tiene dragones con clase" había dicho. Se giró a ver al dragón de nuevo y aquella descripción concordaba con lo que estaba dentro de la cueva.

Era precioso.

Y él tenía que volver a casa... lo peor de todo es que cuando pensaba en casa, no era el norte, no era su habitación en Gélida, ni siquiera se trataba de su lugar en el Krestum... se trataba de una mata de rizos y bonitos ojos verdes. Louis sintió los propios llenarse de lágrimas antes de cerrarlos y suspirar.

Dragonscale [l.s]Where stories live. Discover now