Extra #1: "Estaremos bien."

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Dedicado a: El grupo de Dragonscale WhatsApp.




Tuve un concepto y debo prepararlos para el libro dos, so... ¡disfruten!

(...)

— ¡BOOM! —soltó en voz alta cuando su figurilla de madera chocó contra la torre de juguete.

— ¡Oh no, la torre se caerá! —gritó con dramatismo mientras ella misma movía aquella pequeña representación del palacio. Que durante años, había sido un modelo a escala del Krestum, ideado por los arquitectos más importantes del continente, cuando la fortaleza de los Akgon solo era un boceto que se dibujaba en la visión de las grandes monturas de dragón. Una figura que había sido preservada en la sala de la estrategia por siglos, ahora pertenecía a una pila de juguetes.

— ¡Pum, pum, pum! —soltó de nuevo, aquella pequeña cabecita de pelo blanco y rizado que de pronto golpeaba todas las pequeñas edificaciones con su figurilla. Un dragón tallado en madera por un viejo artesano de Dragonscale, que volaba gracias a las manitas en lo alto de un pequeño niño, uno que sostenía el futuro del imperio más poderoso de todos los tiempos, sobre sus hombros, aunque aún no pudiera ni soportar el peso de la aclamada corona de oro.

— ¡Es un desastre! ¡El dragón está acabando con La Ciudadela, todos van a morir, que los siete dioses los bañen con su luz! ¡Oh, no! —gritaba de manera aguda mientras tiraba rápidamente todos los pequeños edificios y esto causaba, a su vez, las estruendosas carcajadas del pequeño niño.

Jaekhar Akgon tenía el rostro de piel blanca, teñido por el salvaje sonrojo sobre sus mejillas robustas, esos ojos brillantes entrecerrados por la risa, mientras que seguía gateando entre la alfombra, destruyendo todo con un pequeño juguete entre sus manos.

— ¿De que tanto te ríes, niño? ¡La cuidad ha quedado en ruinas! ¡Mira como se queman los aldeanos! —de pronto tomó dos figurillas que asemejaban personas y las hacía correr entre los juguetes en fingidas ruinas, modulando su voz para lograr causarle más risas al pequeño príncipe. —¡Aaaaah, estamos ardiendo, nos quemamos, ayudaaaaa!

Jaekhar tuvo que soltar su dragón de juguete para reírse más fuerte, sentado sobre sus pequeñas piernitas.

—Skyler.

Llamaron de la nada y de pronto ambos se tensaron en sorpresa. Ambas cabelleras blancas se giraron hasta arriba, donde un par de ojos azules se entrecerraban.

Louis se cruzó de brazos sobre su túnica azul; en su mano llevaba lo que parecía ser un trozo de pergamino. La luz de medio día le pegaba por un costado, mostrando los reflejos de los bordados en la tela sobre sus brazos, marcando un brillo que parecía emanar de él. Y ese mechón blanco cayéndole deliberadamente junto al resto de cabello castaño. El nunca dejaba de ser tan hermoso y delicado, aunque Louis parecía volverse más imponente con los años, un príncipe poderoso.

Skyler soltó las figurillas, mientras regresaba su vista a su sobrino. Jaekhar había cerrado su boca y mantenía una expresión de alerta, con sus cejas alzadas y los ojos de distintos colores bien abiertos.

— ¿Qué están haciendo? —preguntó el castaño, mientras entrecerraba sus ojos.

—... ¿Jugando? —. Soltó la rubia sigilosamente, tanteando el terreno.

— ¿Y a qué jugaban? —presionó el príncipe omega. Sus ojos recayeron en su hijo, este apartó la mirada como quien no quiere la cosa.

—...A...¿la cuidad en ruinas? —Skyler apretó el rostro en un gesto que denotaba pena. Louis cerró entonces los ojos y se tomó un par de segundos para suspirar. — ¡Al niño le gusta!

Dragonscale [l.s]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant