¡Que comience el espectáculo!

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Jiang Cheng llegaba a casa después de una larga mañana de clases en la universidad. Lo único que esperaba era que Wei Wuxian hubiese preparado algo para comer que no añadiese otra úlcera a su estomago. Había tenido unas clases especialmente espesas y aburridas gracias a las preguntas constantes de gente, que todavía no sabía cómo habían aprobado el examen de acceso a la universidad. Pasando por delante del buzón se dio cuenta de que había algo dentro. Esta vez no parecía alguna nota furiosa de uno de los vecinos, amenazando de muerte a la persona que se dedicaba a armar jaleo a altas horas de la noche. De hecho eran todo sobres. Factura, aviso de correos, ¿que había comprado ahora el tarado ese? y dos sobres dorados. Uno dirigido a Wei Wuxian y otro para el mismo. Se metió el resto de cartas al bolsillo y fue abriendo su carta mientras subía por las escaleras hasta el tercer piso, donde compartía un pequeño apartamento con su hermano.

Abrió la puerta que daba acceso directo a un pequeño salón con cocina americana. Junto a la cocina estaba el baño, diminuto. Podías sentarte en la taza y lavarte las manos al mismo tiempo sin ningún esfuerzo. El dueño había decidido meter allí la lavadora, que milagrosamente podía abrirse sin que tocase la puerta por apenas unos centímetros. Junto al baño estaban sus "cuartos". Alguien pensó que era una idea estupenda dividir una habitación de tamaño decente en dos para poder alquilar el doble. Como resultado habían tenido que decidir entre cama fija y escritorio móvil o escritorio fijo y cama móvil. El había optado por la cama fija, podía estudiar en la biblioteca de la universidad. Wei Wuxian se las apañaba de algún modo con una mesita que siempre estaba cubierta por algo y un amasijo de mantas apelotonadas que llamaba cama. Eso cuando no tenía alguna de sus extrañas ocurrencias y toda la casa acababa inundada de papeles, libros, material de manualidades y quien sabe qué más.

Aquel día había tenido suerte. Wei Wuxian parecía estar enfrascado en alguna de sus investigaciones dentro de su cuarto. Tenía la música encendida, por suerte no muy alta, pero se le oía canturrear desde la entrada. Últimamente le había dado por un grupo de metal bastante... peculiar y ponía las canciones en bucle como si fuese el único disco que tuviese a mano. Le gritó que había llegado desde la puerta, mientras se quitaba los zapatos. Para cuando entró, dejó las cartas sobre la mesa del comedor y entró en la cocina, Wei Wuxian le respondió desde el cuarto.

 - Por fin has llegado ¡me estaba muriendo de hambre! ¿No se supone que hoy llegabas pronto?

- Las clases se han alargado... yo también tengo hambre - se quejó abriendo la nevera - y ha llegado correo para ti. Podrías mirar el buzón de vez en cuando ¿Qué has comprado ahora? hay un aviso a tu nombre.

- La arrocera está ya lista, sin picante, no quiero que me partas las piernas. - Wei Wuxian salió de su habitación y se acercó a la mesa a revisar el correo - ¡Un sobre dorado! ¡Jiang Cheng! ¡tenemos entradas para la fabrica de chocolate!

- Esos son billetes dorados idiota, y no exactamente. Son de Yanli.

- ¿De Shijie? - Wei Wuxian miró el sobre extrañado antes de abrirlo - ¿Y para qué envía dos, no era uno suficiente? 

- Solo ábrelo y lee - Jiang Cheng ya estaba calentando los acompañamientos y sirviendo el arroz. - Y despeja la mesa, vamos a comer.

- Tenemos el honor de compartir nuestra felicidad con ustedes invitándoles a nuestro enlace matrimonial. Se celebrará en la mansión Koi el próximo día XX a las 12 h. Rogamos nos confirmen su presencia en este día tan especial. Espera, espera, ¿shijie se casa con el pavo?¿que demonios? ¡pero si el muy idiota no le hacia caso!

- Pregúntale a cuando llamemos para confirmar.

- ¿En serio tenemos que confirmar? ¡Como si fuera a perdérmelo!

Ahora entiendo porque sonríe el Emperador...Where stories live. Discover now