El día que Gusu ardió... y Yummeng también

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Eran las 5.30 de la mañana. En la casa de los Lan eso significaba que era hora del desayuno. Lan Qiren estaba levantado, duchado, vestido y terminando de preparar un desayuno tradicional para los tres miembros de su familia. Sus sobrinos aquel día no habían hecho acto de presencia todavía. Eso era inusual. Normalmente XiChen ya tenía la mesa puesta y WangJi lo ayudaba con el desayuno.

En las últimas semanas se habían esforzado mucho. XiChen estaba terminando de cerrar unos acuerdos importantes en la fusión de dos empresas que se convertirían en una multinacional y WangJi estaba a unas semanas de presentar su tesis doctoral. Aunque ambos habían sido siempre dedicados a sus deberes no era raro que estuvieran más cansados de lo usual. Tampoco habían descansado los últimos fines de semana. Los deberes sociales se habían ido acumulando, y desde la boda de Jiang Yanli con Jin ZiXuan hacía dos semanas, habían sido frenéticos.

Qiren terminó de servir los desayunos y el té. Por una vez se lo dejaría pasar. El mismo se sentía bastante cansado y actualmente sus deberes eran menores. Desde que XiChen había tomado el cargo de líder de la secta, el había quedado como maestro principal. Aunque siguiese siendo alguien con gran importancia en la toma de decisiones, su trabajo se había visto drásticamente reducido desde que XiChen se hacía cargo, ya que tomó al mismo tiempo el mando del bufete. Aun así intentaba hacer un filtro de todas las peticiones dirigidas al líder. No era necesario molestar a XiChen para algunas cosas de las que todavía podía hacerse cargo, y sus empleados se encargaban de la mayoría de los casos. WangJi a menudo le ayudaba con sus deberes para con la secta. Sin embargo hacía un par de semanas había pedido permiso para dedicarse por completo a su tesis y se lo había concedido.

Ambos hermanos aparecieron juntos por la puerta en el mismo momento en el que dejó las tazas de té sobre la mesa del comedor. Aquel día XiChen no presentaba su sonrisa habitual y su tez estaba ligeramente pálida. WangJi no se veía mejor. Ambos aparecieron correctamente vestidos y arreglados, sin embargo no se movían con su gracia habitual. QiRen no terminaba de dilucidar si era mero cansancio o había algo más.

- Buenos días tío. - La voz de XiChen tembló levemente.

- Buenos días. - apenas murmuró WangJi.

- XiChen, WangJi. Buenos días. ¿Os encontráis bien?

- Sólo un poco mareado, tío.

- Sentaos y comed algo. Os encontraréis mejor después. - Ambos tomaron asiento.

XiChen se disculpó por no haber llegado para ayudarlo con el desayuno. QiRen le quitó importancia y después empezaron a desayunar en completo silencio. Ninguno de los dos terminó su desayuno. QiRen estaba absolutamente seguro de haber preparado la misma cantidad de ración que cada día. Es más, su sensación después de terminar era la habitual, saciado pero no lleno. Viendo que ninguno de los dos se encontraba bien decidió chequear su energía espiritual. El pulso de WangJi estaba significativamente más débil de lo habitual, XiChen sin embargo estaba completamente inestable. Su energía parecía fluctuar de intensidad por segundos. Ambos habían cenado con él la noche pasada, así que tampoco se trataba de algo que hubiesen ingerido.

Visto que ambos no se encontraban bien, decidió avisar al médico familiar. Como miembro de la secta, seguía sus costumbres, así que no le resultó extraña una llamada telefónica a las 6.30 de la mañana. Como era habitual, les citó en su consulta antes de que la abriese al público. Esta era una pequeña clínica familiar ubicada a tan solo unas calles de distancia a pie desde la residencia Lan. Cuando los tres estuvieron listos, se dirigieron directamente allí.

El médico era un señor de avanzada edad. Actualmente ya no ejercía como médico principal, eran su hijo y su nieto los que solían atender en la clínica. Sin embargo consideraba que la familia Lan estaba a su cargo y se negaba a dejar de atenderles. QiRen era un hombre que no lo llamaba a menudo y por fortuna, siempre que lo hacía solían ser dolencias leves. Siempre se había preocupado mucho por sus sobrinos, así que en un principio pensó que simplemente ambos estarían resfriados. Sin embargo, cuando QiRen le comentó lo que había notado en sus flujos energéticos no estuvo tan seguro. Revisó concienzudamente a los jades. Nunca dejaba de sorprenderle lo bien formados que estaban ambos. No le extrañaba que su tío estuviese orgulloso de ellos.

Ahora entiendo porque sonríe el Emperador...Where stories live. Discover now