Ahora entiendo porqué sonríe el emperador...

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El tiempo pasó. Lan WangJi y Wei WuXian se casaron en una ceremonia tradicional muy discreta y terriblemente veloz. Por alguna razón que Wei WuXian no llegó a comprender, pero que supuso que sería parte del acuerdo entre los Lan y los Jiang, era él que llevaba el velo. En aquellas circunstancias, ¿no debía ser Lan Zhan quien llevase el velo? Por lo visto, y dado que iba a formar parte de los Lan, el resultaba ser quien llevaba el velo. La ceremonia en sí duró tan sólo unos minutos y el banquete nupcial apenas se extendió un par de horas. 

Para aquella noche, ya estaba compartiendo casa con su nuevo esposo. Mudarse a la habitación de Lan WangJi no supuso un problema. En primer lugar, porque Wei WuXian no tenía muchas pertenencias en sí. De hecho el Lan quedó bastante sorprendido de que todas entrasen en una sola caja de cartón y una bolsa de deporte grande. Su vida de recién casados comenzó con besos, caricias y una noche de sexo intenso. 

La convivencia entre ellos resulto mucho menos traumática de lo que todo el mundo esperaba en un principio. Wei WuXian cubría a menudo los silencios que podía haber entre ellos, y las costumbres cronometradas de Lan WangJi hicieron que sus hábitos de vida se regulasen un poco. Wei WuXian era incapaz de levantarse a las 5 de la mañana, pero al menos ahora se acostaba antes de la 1. Para la sorpresa del loto, Lan WangJi resultó ser una persona más que afectuosa en la intimidad. Lan Zhan nunca rechazaba sus acercamientos y dormía abrazado a su espalda cada noche. El beso de buenos días y buenas noches, y el de entrada y salida del hogar se instauró de forma casi automática entre ellos. Wei WuXian muy pronto se acostumbró al olor a sándalo que siempre impregnaba a su esposo y que conseguía relajarlo hasta hacerlo callar. Lan WangJi por su parte, pronto se acostumbró a que el silencio se tratase de algo inexistente desde el mismo momento en su esposo entraba por la puerta. No tardó en preguntarse a sí mismo como no había notado hasta entonces lo grande que le resultaba su casa, ahora lo hacía a menudo cuando su torbellino no estaba en ella.

Y aunque las cosas entre ellos resultaban fluidas y cada día más gratificantes, las relaciones con sus respectivas familias seguían siendo tirantes. La mayoría de los Lan se mostraban renuentes con Wei WuXian, cuando no abiertamente en desacuerdo con su incorporación a la familia. Las únicas excepciones eran el propio WangJi y XiChen, que siempre le recibía con una sonrisa amable y le escuchaba con interés genuino. Lan QiRen solía recibirle con una cara agria. Por lo visto seguía sin perdonarle que sus dos sobrinos se hubiesen echado a perder, y como XiChen se negaba a responder acerca de su aventura nocturna, solía desquitarse con Wei WuXian. Quien por cierto, tenia complemente prohibido entrar al dôjo y a otras dependencias de los Lan relacionadas con la secta.

Aunque nadie se atrevió a decir nada abiertamente. A los Lan no les gustó nada cuando a los jades se les empezó a notar el embarazo. Aunque, ni Lan WangJi ni Wei WuXian, volvieron a aparecer en una reunión después de anunciar su boda, XiChen siguió acudiendo en su papel de líder. La opinión de las sectas de encontraba en el dilema de no decidir si Wei WuXian era un genio por haber cazado a Hanguang-Jun, o un imbécil que pensaba que podía irse de rositas después de agraviar al jade. En cuanto al estado de XiChen nadie sabía que pensar al respecto. Los Lan no comentan nada con los otros cultivadores. Sin embargo, nadie parecía realmente cómodo con la inexplicable situación de su líder, y su aparente decisión de bloquear cualquier comentario al respecto. Ambos eran la comidilla de los comentarios y cotilleos de los cultivadores, pero ninguno se atrevía a dirigirse cara a cara a alguno de los jades para preguntar por los rumores.

La mayoría de las peticiones de matrimonio para XiChen fueron retiradas en cuanto se estado de gestación se hizo obvio. Solo los Jin y los Wen se mostraban persistentes, y ambos habían sido rechazados abierta y públicamente por el propio XiChen. Con una sonrisa deslumbrante, el jade explicó que aquello era resultado de una decisión personal meditada y profunda, que no tenía relación alguna con las sectas. También corroboró que se mantendría en su puesto en soltería y que no aceptaría ninguna propuesta que viniese de otra secta. Jiang Cheng se sorprendió. Si aquel asunto hubiese sido manejado por cualquier otra persona, las sectas le habrían dado la espalda de inmediato. Pero de alguna misteriosa forma, XiChen era capaz de sonreír y rechazar cualquier crítica sin que resultase tan ofensivo que crease una guerra entre sectas. Y aunque las especulaciones sobre quien era el padre del niño siguieron durante años, ni una sola persona tuvo el valor de hacer esa pregunta a la cara.

Ahora entiendo porque sonríe el Emperador...Where stories live. Discover now