7

4.4K 398 30
                                    

{Eren}

Desperté en una habitación que no era para nada la mía, miré a mi alrededor buscando algo que me pudiera ayudar a saber dónde me encontraba pero lo único útil sería el gran ventanal frente a mí.

Me levanté cuidando hacer el menor ruido posible, no quería alertar a alguien sobre si estaba despierto, me quité las cobijas de encima y reparé en mi vestimenta, tenía puesta mi pijama, al levantarme mis pies descalzos hicieron contacto con el helado suelo provocando un escalofrío. El sonido de la puerta siendo abierta me hizo detenerme.

—pensé que despertarias hasta mañana Eren, me estabas preocupando —la voz de la doctora Hanji sonó tan reconfortante que por un segundo quise abrazarla.

Ir a su encuentro y obtener un abrazo como consuelo.

—¿dónde estoy?

—en las afueras de Trost, cuando me dijeron que sería el médico personal de un omega embarazado jamás pensé que fueras a ser tu ¿sabes quién me contactó?

—no lo se —mentí. ¿por qué estaba protegiendo a Levi? ¿acaso esto no era una clase de secuestro?, preso de los nervios mordí mi labio inferior aguantando las ganas de decir algo.

—bueno, como nada de esto a punta a un visible secuestro y viendo que tu y el bebé están en perfecto estado me retiro, vendré cada cierto tiempo, cualquier cosa llámame —dijo al tiempo que me daba una tarjeta con su número.

Decidí no seguirla, no sabía nada acerca de donde me encontraba, nunca había visitado Trost y si salía a la calle me perdería y afuera había muchos alfas dispuestos a hacerme daño, el sólo pensar que alguien pusiera sus manos encima de mi o intentara lastimar a mi bebé ponía mis nervios de punta, me abracé a mi mismo en un intento de librarme de los escalofríos que recorrían mi cuerpo, la casa era fría al igual que su dueño. Revisé los muebles de la habitación, todas mis cosas estaban aquí así que me puse un suéter, no encontré ninguno de mis zapatos así que me quedé descalzo.

Había comenzado a revisar la casa, era muy amplia y todo estaba en perfecto orden menos por aquella puerta cerrada, no era la salida ya que minutos atrás había abierto la puerta y escapar no era una muy buena opción a menos que quisiera ser comida...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había comenzado a revisar la casa, era muy amplia y todo estaba en perfecto orden menos por aquella puerta cerrada, no era la salida ya que minutos atrás había abierto la puerta y escapar no era una muy buena opción a menos que quisiera ser comida de alfa. Si estaba cerrada algo debía de esconder y lo descubriría así que comencé a abrirla con ayuda de mis ganzuas.

—¿no te han dicho que hurgar en una casa ajena es de mala educación?

Su voz me hizo brincar del susto.

—¿dónde estamos? —su rostro era igual de inexpresivo que siempre,me gustaría que por lo menos hiciera algún otro gesto—.

—¿no es obvio? estamos en Trost -se dejó caer en el sofá mientras aflojaba su corbata y desabrochaba el primer botón de su camisa— deberías estar dormido

—no puedo, me pasaron muchas cosas hoy

Tomé asiento frente a él.

—si te refieres a tu expulsión fue por mi, yo pedí que te expulsaran respecto a lo del cloroformo no me dejaste opción

Frunci el ceño, ¿estaba hablando enserio, apreté el borde de mi pijama estaba molesto muy molesto con Levi.

—eres un imbécil ¿sabías tan siquiera lo que significaba para mi seguir estudiando?

—de alguna forma tenía que conseguir que vinieras conmigo y tu escuela era un estorbo para mi y mis intereses

Me levanté enseguida de mi lugar y me aproxime más a el, si no fuera por el bebé en este momento estaría encima suyo intentando golpear su bonito rostro.

—¿es una broma verdad? —sus expresiones en ningún momento vacilaron, al ver su rostro asentir de manera ligera no pude evitar estampar mi mano contra su mejilla, lo hice con tal fuerza que su blanca piel comenzó a dibujar una enorme marca roja, sus feromonas inundaron toda la habitación.
Su ceño fruncido me estremeció si iba a morir a manos de Levi al menos esperaba que fuera rápido, de manera tosca me tomó del cuello de la pijama hasta colocarme contra la pared la punta de su nariz rozó mi cuello haciéndome soltar un jadeo, subió hasta mi oído provocando un estremecimiento en todo mi cuerpo.

—hagamos un trato —susurró, su aliento era calido y me había provocado ligeras cosquillas— tu y este bebé se quedarán hasta que el viejo observe que tendré descendencia, después puedes irte si así lo deseas, tendrás lo que quieras al alcance de tus manos con tal de estar cómodo

Sus manos se posaron en mi mentón obligándome a mirarlo directo a los ojos, tenía miedo de lo que pudiera pasar si tomaba la elección equivocada.

Tragué con fuerza conteniendo las ganas de salir huyendo de ahí.

—bajo una condición —mi voz salió rota pero se que el me entendió, su ceja arqueada me animó a seguir hablando— en cuanto esa persona se entere de que llevo un hijo tuyo dentro de mi yo me iré, lejos, y no vas a buscarnos a ninguno de los dos y finjiremos que nada de esto ocurrió nunca

—como quieras, trato hecho — enseguida quitó su agarre de mi y se fue de la sala, al escuchar el sonido de una puerta cerrarse me deslice lentamente hasta quedar sentado en el piso, tenía miedo, pero temía más por el bebé que por mi no conocía en absoluto a Levi, había entrado directo en la boca del lobo.

Llevé las manos a mi aún plano vientre, tengo que mantenernos a salvo, incluso de Levi.



¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dulce esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora