Dulce esperanza

30

{Eren}

Caminaba de un lado al otro por la habitación, cuando Levi me propuso matrimonio los tres meses siguientes habían parecido una eternidad y ahora estaba a punto de huir por la ventana a causa del nerviosismo, mis pies descalzos se frotaban con desesperación sobre la alfombra ¿Dónde diablos se había metido mi madre?. Aún faltaban unas cuantas horas para la ceremonia pero mis nervios me hacían querer tener todo listo con antelación, por nada del mundo quería que algo inesperado ocurriera pero después de todo las bodas suelen tener muchas sorpresas.

—¿Puedo pasar? —el sonido de la voz de mi madre me provocó más nerviosismo.

—adelante

Entró despacio en la habitación, me sorprendió verla arreglada así que ese era el motivo por el que había tardado en aparecer.

—alguien viene conmigo —me sorprendió lo que había dicho, abrió por completo la puerta y ahí estaba Armin, el maldito había dicho que no podría venir por asuntos de la universidad.

—¡Sorpresa!

Corrí a abrazarlo, desde que había empezado el embarazo no lo había visto, lo extrañé tanto durante ese tiempo.

—dijiste que no vendrías —respondí mientras secaba mis lágrimas— idiota

Entre ambos se pusieron manos a la obra para poder alistarme, mientras mi madre me peinaba Armin acomodaba el traje.

—no creí que esto pasaría tan pronto —dijo mirando hacia la ventana— ese alfa es afortunado de tenerte, más le vale no volver a meter la pata

—me prometió que no volvería a ocurrir

Me terminé de vestir y me observé en el espejo, quería llorar de la emoción estaba ansioso por casarme pero a la vez no quería salir por miedo a olvidar mis votos en plena ceremonia y ponerme rojo de la vergüenza.

—ya estás listo —Armin puso el broche de una flor en mi cabello— los veo a bajo

Bajé en completo silencio aferrado al brazo de mi madre, los nervios me carcomían por dentro y las piernas me temblaban lo último que quería hacer era caer a medio camino. Estábamos al principio del jardín y podía observar el camino trazado con pétalos de rosas rojas, el altar y el resto de los invitados en sus asientos, detuve a mi madre antes de seguir avanzando.

—¿Ya te arrepentiste? —me miró divertida— Levi será un buen esposo, después de todo ese trago amargo aprendió su lección tu y Nozomi son el amor de su vida

Comenzamos a avanzar.

—lo dices porque eres mi madre

—no, lo digo porque lo he visto en sus acciones y porque soy tu madre

A cada paso que daba los nervios se iban alejando, en los alrededores Levi había dejado plantadas las mismas flores con las que me había propuesto matrimonio aunque había otra de color violeta la cual no conocía su significado.

Miré al frente y ahí estaba, el alfa mas codiciado de todo Paradis a punto de casarse conmigo, con una sonrisa apenas visible.

Solté el brazo de mi madre y subí el escalón para estar junto a Levi.

—estas más hermoso que de costumbre —susurró— .

En ocasiones soñaba con este momento, aunque nunca imaginé que pudiera ser Levi siempre pensé que sería cualquier otro alfa como alguno de mis ex novios y desde que me enamoré de el todo iba y venía de buena o mala forma pero me alegraba de eso porque ahora tenía una familia junto a el y no me arrepentía de nada.