IX

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Disclaimer: los personajes no me pertenecen.

9.

Tocó en la madera de la puerta de la cabaña que estaba abierta, esperando que el hombre se encontrase en casa. La respuesta que recibió fueron los medio aullidos de un perro, esperó encontrarse con la arrugada figura de Fang, pero aquel perro no era Fang.

Estaba a un par de metros mirándole con curiosidad, y de vez en cuando soltaba un pequeño aullido.

-Merlín, ¿puedes callarte ya Howler?, ya me he enterado.

De la parte de atrás de la casa apareció Hagrid con tres enormes calabaza en sus brazos. Cuando vio a Hermione levantó una de sus peludas cejas, no estaba acostumbrado a la visita de los alumnos.

-Buenas tardes, ¿usted es Hagrid el guardabosques, verdad?

Él simplemente le contestó con un gruñido que Hermione interpretó como un sí. Aún no sabía que podría queter la muchacha de él.

-Me llamo Jean Granger, me preguntaba si podría ayudarme. Debe conocer bien los terrenos, ¿sabría indicarme dónde podría encontrar... ehm... mariposas?

Sabía que su petición podía sonar extraña como mínimo, así que su voz fue algo vacilante.

-¿Mariposas? En esta época del año pocas quedan ya.

Dijo con su característica voz grave y el ceño un poco fruncido.

-Oh... Bueno, gracias de todos modos.

No podía evitar sonar triste, podría hacerlo con pájaros, pero son demasiado grandes...

-Espera, hay un sitio que tal vez... pero está dentro del bosque prohibido, los alumnos no podéis entrar.

-Pues bien que lo usan como castigo... - murmuró.

-Sí, es algo que nunca he entendido - le respondió tocando su barba pensativo.

Hermione no se esperaba aquello, por lo que rió levemente, había echado de menos la compañía del gigantón.

-¿Seguro que no puedes llevarme? Soy de séptimo y saqué Extraordinario en todos mis TIMOs...

-Hmmm supongo que las normas no dicen nada sobre alumnos acompañados del guardabosques.

Los ojos de Hermione se iluminaron y de no haber sido porque Hagrid no le conocía de nada le hubiese abrazado.

-Vaya, parece importante para tí - dijo riendo ligeramente.

La chica miró hacia el suelo, intentando ocultar el calor que se estaba extendiendo por su cara. ¿Realmente era tan importante?

Sí, le hacía ilusión, y sí, quería arriesgarse. Jamás sabría lo que pudo o no pasar si no lo intentaba, aparte, sabía que ella no pertenecía a ese mundo, cualquier día Dumbledore podía entrar por la puerta diciendo que tenía la solución para devolverme a mi tiempo. Es cierto que eso podría ocurrir dentro de 10 años, pero también podría ser dentro de 10 días. Estaba cansada de ser tan racional, de calcular al milímetro sus acciones y pensamientos, solo quería dejarse llevar por una vez.

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