XVII

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Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.

17.

-¿Minerva?

La bruja al principio no dijo nada, solo se dedicó a observar a Hermione.

-¿Estabas ya en la cama? ¿Tan temprano?

-Ehh... sí, hoy ha sido un día liado, estoy cansada - dijo, esperando que su amiga le dijese qué necesitaba. Pero Minerva solo estaba callada frente a ella -. ¿Qué querías?

-¿Puedo pasar?

Ella asintió, un poco insegura de si tenerla en la misma habitación, solas, después de lo que acababa de hacer, sería lo más indicado. Hermione cerró la puerta cuando ambas estaban dentro y al girarse se sobresaltó cuando el rostro de Minerva se colocó a menos de diez centímetros del suyo.

-¿Pasa... pasa algo? - dijo, intentando tragarse el nudo que tenía en la garganta.

Su espalda se pegó a la madera y parecía que Minerva no tenía intenciones de separarse.

-No has bajado a cenar.

-Te he dicho que estaba cansada... solo quiero meterme en la cama.

Hermione consiguió escabullirse de la pequeña encerrona y se acercó a su cama, dándole la espalda. Tenía los puños apretados con fuerza, cada vez era más y más difícil controlarse. Tenía que echar a Minerva de la habitación, ya.-Te vi.

¿Qué?

-¿Qué? - dijo girándose con los ojos muy abiertos.

-Te vi, Jean - declaró dando un paso hacia ella -. En los vestuarios. Sabía que eras tú.

Hermione retrocedía, sintiéndose mareada y con la culpa comiéndose sus entrañas.

-Yo... no pret... Espera. ¿Por qué no dijiste nada?

Una sonrisa gatuna apareció lentamente en los labios de Minerva, y podría jurar que sus ojos esmeralda relucían con otro brillo.

-Porque quería que me vieses.

Hermione no sabía cómo sentirse. Por una parte la información le había dejado de piedra, pero por otra el aliento de Minerva sobre su oreja le hizo sentir como la gelatina.

-¿Y esto?

La chica miraba al suelo con la ironía pintada en la cara, y la castaña no pudo evitar ponerse del color de un coche de bomberos. Sabía perfectamente a qué se refería sin necesidad de mirar. Y no pudo evitar pegar un pequeño salto cuando sintió las yemas de sus dedos acariciando su culo.

-Así que es verdad - su tono destilaba burla -. No llevas bragas, vaya... Y has salido a recibirme así.

Una risa ronca resonó en los oídos de Hermione, que se estremeció. ¿Qué estaba pasando?

-Todo esto es por lo de la ducha, por verme, ¿verdad? - su boca seguía muy cerca de su oido, y su cuerpo, solo cubierto por un camisón, pegado por completo al de Minerva.

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