XVIII

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Disclaimer: los personajes no me pertenecen.

18.

-¡Vamos Slytherin!

Animaban unos.

-¡Gryffindor campeón!

Animaban otros.

La verdad es que parecía que la gente iba a saltar de las gradas de lo metida que estaba en el partido. Hermione podía jurar que jamás había visto un partido tan reñido como el que estaba presenciando en ese momento. Podría ser comparable a las decenas de duelos que había visto durante toda la guerra... aunque bueno, bastante menos mortífero.

Cada vez que Slytherin marcaba, Gryffindor lo hacía inmediatamente después. Así que tenían claro que lo que haría ganar a alguno de los dos equipos sería el atrapar la Snitch. Por lo que cada vez que la pelotita dorada aparecía a la vista aquello era animal, como ver a dos águilas pelearse por la misma presa.

-¡Wilson, Wilson, Wilson!

Cada vez que el buscador pecoso de Gryffindor pasaba como una exhalación cerca de las gradas lo vitoreaban. De los dos buscadores Bobby había sido el que más cerca había estado de terminar el partido.

Pero parecía que esta Snitch era especialmente escurridiza, y ya llevaban más de hora y media sobre las escobas. Y aunque sabía que había partidos que duraban eternamente, se notaba que ya estaban agotados. Había habido cambios durante ese tiempo, los únicos que seguían en el campo desde el minuto uno eran Minerva y el mismo Bobby.

La capitana daba instrucciones de una forma completamente precisa, haciendo gala del nombre que llevaba, pero a pesar de la estrategia de batalla de la que hacía gala, los de Slytherin parecían contrarrestar a todo, así que volvían a quedar igualados.

-¡Mirad!

Alguien en las gradas donde estaba Hermione señalaba hacia arriba, dónde se podían ver a dos figuras que se acercaban en picado, cada vez más rápido, al suelo del campo. Iban hombro con hombro, empujándose entre ellos y tratando de atrapar el veloz destello al que perseguían. Todos se agolparon en el borde de las torretas, ellos se acercaban al firme cada vez más, y más, y no parecía que fuesen a parar.

Y de repente con un quiebro lateral la mano de la buscadora de Slytherin se cerró alrededor de la pelota y el partido había acabado.

Un silencio repentino invadió las gradas, y los hinchas de Slytherin estallaron en gritos y celebraciones. Las serpientes habían ganado.

Minerva.

Hermione miró hacia los jugadores de Gryffindor que aún se mantenían sobre sus escobas, procesando el desenlace. Y la mirada de Minerva se cruzó con la suya durante unos segundos. Estaban a mucha distancia, pero podía jurar que una tira de distintas emociones había pasado por sus ojos. Al final la cazadora rompió el contacto y negó con la cabeza, poniendo dirección al suelo.

Perder un partido era una cosa, perder contra las serpientes era otra muy diferente y mucho más dolorosa. Los ánimos tras el retrato de la Señora Gorda eran pésimos, y Hermione no sabía qué esperar de Minerva. Jamás le había visto perder un partido, así que no sabía de qué ánimo estaría la capitana.

El frío paisaje invernal que se presentaba tras las ventanas invitaba a quedarse en el interior, en las habitaciones o frente a la chimenea. Así que la torre de Gryffindor se encontraba excesivamente saturada, pero no era nada nuevo. Apesar de todo eso, como no fue capaz de encontrar a su amiga entre la gente, subió las escaleras hasta la última planta. Si no estaba en su habitación sólo le quedaba la biblioteca, y dudaba que estuviese de ánimos para eso.

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