VII

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Ecuatorial

Ellie Hastings

_Habían pasado tres semanas después de aquella conversación y ya estaba más tranquila porque todo marchaba bien. Mi vida ya estaba siendo la de alguien normal, mis preocupaciones se estaban esparciendo y, poco a poco, desapareciendo.

Respecto a la persona anónima de las fotos, no sabía nada de ella pero estaba segura de que era Bruno, aún así, al parecer decidió dejar todo como estaba y no molestarnos más.

Sobre Arturo, bueno, estaba muy nervioso últimamente y, cuando le pregunté sobre ello, me dijo que lo entendería todo si iba a un lugar con él y, aunque en un principio dudé, también tenía curiosidad por saber aquello, aunque, de alguna manera sospecha que tenía que ver con lo que me dijo semanas atrás.

Así que bueno, Beckham dijo que nos iríamos a las diez y solo faltaban seis minutos cuando lo encontré en mi puerta. Yo llevaba ropa cómoda ya que él me lo ordenó así.

Salimos y nos subimos a su Suburban negra y nos dirigimos a un lugar del que no sabía nada.

No pude evitar mirar hacia Beckham, sus grandes manos apretaban el volante con seguridad, sus ojos siempre al frente, aunque de vez en cuando me miraba de reojo. Seguí mirándolo hasta que aparcó en el hospital central de Seattle.

Aún con mi cara confusa lo seguí cuando él abrió mi puerta como todo un caballero. Eso me gustaba.

-Muchas gracias- sonreí saliendo del coche.

-Siempre al servicio, bella dama- rió conmigo. Aún se le notaba lo nerviosos por los poros.

Cuando entramos Arturo se registró en la recepción y caminamos hacia el elevador.

Pero, como la suerte no estaba de nuestro lado, nos encontramos con la persona que menos queríamos ver.

-Ellie, Arturo. La pareja del momento- Bruno saludó sarcásticamente. Me daba rabia verlo ahí, después de todo lo que hizo.

-Déjate de babosadas y quítate- le dije intentando pasar.

-Wow, nunca tuviste ese carácter conmigo, me encanta- sonrió ridículamente. Nunca pude hablarle con un tono de voz alto, en este momento ya no tendría cara.

-Bruno, porfavor, permiso. No quiero utilizar la fuerza- habló Arturo calmadamente.

¿Cómo podía estar así de calmado?.

Al fin Bruno decidió hacerse a un lado para dejarnos pasar.

-Ah y, por cierto, deja de mandarle tonterías a Ellie, no te metas en nuestras vidas- le advirtió Arturo.

-¿De qué me hablas?- cuestiona mi ex novio un poco confundido y con porte más serio.

-De las fotos que le hiciste llegar. Tú fuiste el que hizo daño y, en vez de desaparecer, quieres meterte en nuestras vidas. Vive la tuya, no nos molestes- segunda advertencia.

-No sé de qué me hablas, no tengo idea de qué fotos dices. No me gusta la idea de verles juntos, pero no intentaré nada en contra de ustedes- dice convencido.

Arturo decide dejar de parecer una persona educada y lo toma por el cuello de la camisa.

-Sí llego a saber que tu eres el responsable de esos juegos, no quieras saber lo que puede pasar- tercera advertencia.

-No hice nada, no haré nada y ya déjenme en paz.

Arturo lo suelta y Bruno se marcha confuso.

-Vamos- me toma de la mano y esta vez sí llegamos al elevador.

Fue extraño el tacto de su mano por el hecho de que nunca habíamos tenido ese acercamiento, de todas formas se sentía bien.

Arturo marca el piso cinco y cuando las puertas se abren, una mujer rubia entra con nosotros.

De inmediato la reconozco como la señora de la foto y, tengo que admitir que se ve mucho mejor en persona. Lleva un vestido color mostaza que imagino debe costar una fortuna sin contar los zapatos y los accesorios que lleva.

Me siento un poco mal cuando saluda a mi acompañante con mucha efusividad y un beso en la mejilla, cerca de los labios. No me sentía incómoda por esa cercanía, sino, por el hecho de que yo también estaba ahí y, ni siquiera me miró. Lo que sí miró fue nuestras manos unidas y noté su incomodidad.

-Artur, querido. ¿Quién es esta chica que te acompaña? ¿Es tu empleada?- pregunta la mujer y confirmo que lo que tiene de linda lo tiene de estúpida.

Artur, ¿En serio?. Arturo me había dicho que Monique no era su esposa y mucho menos su novia. Pero el comportamiento de la rubia, era muy cercano.

-No, para nada, Monique. Es Ellie, mi huésped y mi amiga- contesta con una sonrisa.

¡Qué incomodidad!

La puertas se abren nuevamente y Monique se despide de Arturo y este solo asiente.

Segundos después suelta mi mano y siento frío en ese lugar, me había acostumbrado por ¿cinco minutos?.

-¿Lista?- pregunta colocándose al frente de una puerta y tomando el pomo de la misma.

-No pero, porfavor, abre ya.

Me daba mucha intriga el no saber y, decidí relacionarlo con Monique. De todas formas, no escontraba relación, digo, es un hospital donde va cualquier persona.

-Quiero que sepas que la persona que está aquí es muy importante para mí y entenderás todo cuando veas- me dice con una media sonrisa y baja la cabeza como si recordara algo.

-Muy bien. Entonces gracias por mostrarme esa parte importante en tu vida- agradezco porque, en el fondo, no todas las personas se abren a cualquiera, contándole cosas íntimas.

Arturo abre la puerta y entro, quedándome sorprendida al ver a las personas que yacían cada una en una camilla.

Hice millones de hipótesis y no acerté ninguna.

La Huésped De BeckhamWhere stories live. Discover now