Epílogo

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        Amanecer

      Ellie Hastings

_Todos cambiamos, a veces no por algún tipo de empeño en cambiar, más bien, cambiamos por situaciones. Eso no quiere decir que sean malos esos cambios, solo que algunas experiencias nos cambian ya sea para bien, para mal o para peor.

Yo había cambiado en una manera que no sé cómo describir, seguía siendo Ellie Hastings, pero mi personalidad no era la misma.

Mis días se basaban en dos cosas: trabajar y dormir. Mis días no tenían sentido, nada era igual.

Ya era medianoche y extrañamente no había podido pegar un ojo, mis luces estaban apagadas. Solo la pantalla de mi computadora estaba encendida, me encontraba intentando escribir un poco sobre el final de mi historia. Al día siguiente tenía que ir a la empresa, pero no tenía ánimos. A veces mamá me ayudaba a pasar el rato al igual que Emmet, pero mi humor no mejoraba.

¿Recuerdan la llave que había en la cajita de Arturo?. Me construyó una editorial donde me colocó como jefa, ahora estaba a cargo de una gran empresa.

Allí las cosas iban bien hasta el momento. Había pasado un mes desde aquel trágico día que para mí fueron años y yo no había avanzado para nada en superar los hechos.

¿Harías una última cosa por mí, Nyla?”

Observé la última línea de mi libro en mi ordenador.

-¿Porqué no puedo escribir la última parte?- agarré mi cabeza en modo de frustración.

Había decidí crear todo lo que viví desde que me mudé a la mansión Beckham, pero en la última parte estaba atascada, el final estaba paralizado. Yo sabía cómo acababa todo, pero en el momento de escribirlo, me quedaba sin palabras.

Yo no quería escribir ni mostrar mis sentimientos al mundo por ese medio, pero mamá y Joseph se habían empeñado en convencerme de hacerlo.

Cerré la computadora de manera violenta y me recosté.

Al día siguiente parecía un zombie, me miré al espejo y lo confirmé. Mis ojeras eran muy notables así que me maquillé un poco para taparlas. Mi cara estaba demacrada.

Terminé de arreglarme y tomé la caja que yacía en el taburete de mi cocina. Tomé mis llaves y salí de mi apartamento, Arturo había dejado su gran mansión a mi nombre, de hecho, todo estaba a mí nombre. No quise vivir en la casa así que busqué otro apartamento, mientras tanto la hotelería estaba funcionando bien con su director por ahora. Pero esa empresa necesitaba alguien que se encargara de inmediato.

Llegué a mi destino y el portón se abrió, estacioné el auto y bajé después de respirar profundo.

Una de las sirvientas abrió la puerta para mí y me condujo a la sala de estar. Inmediatamente bajó Aarón, Monique y su pequeño hijo. Al verme se acercó corriendo y me ofreció un abrazo que recibí gustosa, me acerqué al sofá, tomé la caja y se la ofrecí. Una sonrisa grande se dibujó en su rostro.

-Aquí están tus libros de cuento que querías- le dije señalando la caja.

-¿En serio? Gracias Ellie- me abrazó nuevamente para luego desaparecer por las escaleras.

Monique me saludó sarcásticamente y también desapareció del lugar dejándonos solos a Aarón y a mí. Su mirada no expresaba mucho. De hecho, no expresaba nada.

Tomamos asiento uno frente al otro y bajé mi mirada, no podía observarlo por mucho tiempo sin pensar en Arturo.

-¿A qué viniste?- cuestionó colocando sus codos en sus rodillas.

La Huésped De BeckhamWhere stories live. Discover now