Capítulo 3: Te Protegeré

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—Óscar... —escucho tu voz a lo lejos—. Óscar.

—Pandora —extiendo mi mano, quiero alcanzarte, será difícil ahora porque no te veo, no puedo creer que estés otra vez conmigo... siento tus labios sobre mi mejilla, haciendo que me levante de inmediato y al hacerlo noto que no estás conmigo, solo esta ella—. Buenos días Celeste.

—Amo Óscar —jalaba mi ropa mientras que señalaba hacia el cuarto de baño—. Amo —era adorable cada parte de ella.

—¿Quieres ir al baño?

—Aaa. —movía la cabeza diciendo que sí, para ser carente de su vocabulario parece entender bien.

—Vamos entonces —en él manual venia la instrucción de apoyar al muñeco, tienen la mentalidad de niños de 2 años, todo para ellos es nuevo, tomo suu delicada mano con cuidado mientras que te bajo de la cama con delicadeza, mientras que caminamos con cuidado hasta el cuarto de baño, tomo la chapa dándole vuelta a la perilla—. ¿Puedes ir sola? —miras el inodoro, como esperando una instrucción—. Ya sabes, hacer...

—¡Aaahhh! —te escucho gritar cuando veo mojado el piso de tus orines.

—Est, no —de inmediato intente llevarte a que lo hicieras en el baño, pero fue inútil, dejaste aquella materia sobre todo el piso—. No Celeste esto —sostengo mis cabellos molestia, pero al bajar mi vista hacia ti me doy cuenta que estas por llorar, según recuerdo en el manual, es algo que no debería de hacer—. Espera, no es... es mi culpa, debí de haberte enseñado como hacerlo —me agacho hasta tu altura haciendo tus cabellos a un lado—. Vamos a darte un baño y después nos vamos a casa, ¿Sí? —con la vista baja ladeas con tu cabeza que sí, eres tan adorable mi niña.

Te sostengo por debajo de las axilas llevándote hasta la tina de baño, la comienzo a llenar de espuma mientras que hago unas llamadas a recepción, para ver si pueden conseguirte algo de ropa, supongo que eres como talla 9 o 7, eres tan pequeña que parece que fueras a romperte con la más mínima brisa de verano. Quitaba el vestido mojado de tu cuerpo, así como los calcetines blancos que se mancharon de amarillo, tus cabellos dorados alcanzan a cubrir por completo tu espalda, también tus caderas, casi llega por debajo de tus rodillas, me gusta.

—Amo —señalas las burbujas—. Eee... Ye.

—Es espuma de jabón, ¿Es bonita verdad?

—Buma —tu escaso vocabulario me es adorable—. Gamon.

—No, mira —te sostengo detrás de tus rodillas metiéndote a la bañera. Al hacerlo, pude admirar como es que quedaste maravillada al ver las burbujas flotar hacia el cielo, realmente que tu inocencia es tal que me encanta ver aquella curiosidad que tienes por la vida, aquella emoción que sientes por cada pequeña cosa, incluso por algo tan simple como una palabra nueva.

—Jabón —señalas una burbuja volando sobre tu cabeza, la cual exploto, veo cómo es que estas desconcertada por ello—. ¿Qué? —juntas tus manos, no quieres estallar más burbujas de jabón, por miedo a que se terminen, pero al ver como entras en pánico por eso, tomo tu mano.

—No temas Celeste —dije al comenzar a hacer más burbujas con mi otra mano—. Puede que tengas miedo al romperlas por lo bonitas que son, siempre podrás hacer más —pareciera como si te inspirará confianza, por lo que has comenzado a hacer y reventar más burbujas mientras que yo te ayudo lavando tu largo rubio cabello.

—¿Amo Óscar o Pandora?

—Amo ser Óscar...

—¿Quién Pandora?

—Nadie mi niña —Pandora es la primera y única mujer que tuve a lo largo de mi vida... ¿Cuándo dejara de atormentarme su recuerdo? Llamaron a la puerta, era servicio a cuarto con tu ropa—. Espérame aquí mi niña.

Oportunidad de PorcelanaWhere stories live. Discover now