Capítulo 8: La Espera de 11 Años

467 44 12
                                    

Por más que le marcaba a mi padre no me contestaba, la rabia, ira, impotencia de ver lo que ella estaba pasando fue tal que no pude ignorarla más, así que fui corriendo tras de ella, los autos sobre la carretera comenzaron a pasar con velocidad mientras que ella del otro lado se confundía con la gente, no, una cabeza de rojo zanahoria es difícil de confundirse, no podía esperar a que el semáforo peatonal se pusiera en verde, así que voy corriendo hasta el puente peatonal empujando a una cuantas señoras que iban con sus bolsas del mandado caminando hasta el otro extremo.

—¡Ten cuidado, hijo de tu madre!

No le preste más atención, después de todo, en México casi siempre nos mandan a recordar a nuestra madre, cuando logro llegar al otro extremo te encuentro comprando una caja extraña, la cual metes dentro de tu bolsillo, ¿Qué es? ¿Droga? ¿Piensas morir? Comienzo a seguirte más de cercas y sin darme cuenta ya teníamos más de 3 horas caminando, llegamos hasta... ¿Nuestro río? Veo como cruzas tus piernas volviendo a usar las tijeras para cortar, pero no tus cabellos, noto como es que cortabas tus muñecas mientras tus lagrimas caían al agua.

—¡Ya basta Pandora! —al fin me atreví a intervenir—. No hagas esto, por favor —tomo las tijeras de tus manos limpiando tu rostro que aun tenia sangre en él, con el agua que había en nuestro lago, pero tu golpeas mis manos poniéndote de pie molesta.

—¿Qué haces aquí? —estabas temblando, tus ropas estaban mojadas y manchadas de sangre—. Sí vine aquí no fue por ti, así que, déjame terminar con esto —nuevamente pretendes tomar las tijeras, pero te sostengo de la cintura evitando que lo hagas.

—¡Dije que te detuvieras de una vez!

—¡No lo hare, déjame librar al mundo de una acosadora como yo!

—No lo hare, no... No quiero que me dejes —te tome entre mis brazos en forma de un abrazo algo brusco—. Lo reconozco, fui un completo idiota —un nudo comenzó a formarse en mi garganta, me cuesta trabajo decir palabra alguna—. Perdóname por haber sido un maldito idiota, jamás reconocí esa atención que tenías hacia mí, no sabía cuánto es por lo que tenías que pasar para poder estar conmigo, en verdad, lo lamento demasiado, jamás debí de haberte rechazado, jamás debí de haberte dicho que me das asco, cuando la verdad es que no es así, no me di ese tiempo para ver los pequeños detalles que hacías por mí, que para ti eran grandes por venir de un lugar lleno de miseria —en el cual ahora amos nos encontramos—. Al poco tiempo comencé a extrañarte, tratando de taparte excusándome con los problemas de mi vida, extrañaba tu compañía, cuando algo malo pasaba tu siempre estas allí para darme consuelo, incluso si era hasta tantas horas de la noche, siempre estabas para mí, no lo supe ver en el momento... —con molestia te sostengo de los hombros—. ¡Reacciona Pandora! ¿No ves que me he enamorado de ti? ¡Y tú ahora quieres acabar con tu vida! ¿A caso crees que te voy a dejar que lo hagas? —tú estabas en silencio, intentando contener las lágrimas que de tus ojos brotaban, las cuales era evidente que ya no se podía.

—Óscar...

Justamente en ese momento desperté de un salto, cayendo de rodillas, ¿Por qué la ha traído de vuelta a la vida? Me gustaría que pudieras recordar todo, ser como lo eras antes.

—No puedo con esto —te tomo entre mis brazos, es adorable el verte dormir, ¿Realmente serás la mujer que tanto ame? De ser así, me siento feliz de que las segundas oportunidades existan. Deje una carta en el buró de Roxana, agradeciendo lo que hizo por nosotros, ¿Volveremos a Debolaca? O ¿Nos iremos al fin a casa?

—Amo... —te escucho despertar, por lo cual beso tu frente cubriéndote con una manta—. No hay los —señalas hacia la ventana con la esperanza de ver el sol.

—Es hora de irnos a casa mi niña —esperado que al cubrirla evitar que se enferme o algo peor—. Además, es sol, no los, pero iremos primero a Debolaca.

Oportunidad de PorcelanaWhere stories live. Discover now