12. Presentimientos.

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—Bri…—comenzó Joel  sin dejar de mirarla fijamente a los ojos.—Por favor, dime algo…

—No sé porque actúas así.—soltó la muchacha y automáticamente los pensamientos revueltos de Joel revolotearon dentro de su cabeza.

—¿Qué?

—Que no sé que es lo que pasa contigo para que estés actuando de esta manera.—respondió en medio de una negación.—Joel…

—¿No estás enfadada conmigo porque me viste allá adentro con Tania?—cuestionó en voz baja. Briana llevó sus ojos hasta el ventanal de cristal donde una Tania completamente despreocupada observaba fijamente la pantalla de su celular como si fuese la cosa más increíble del mundo sin prestarles atención alguna.

—¿Tengo un motivo para estarlo?—preguntó la chica.

—¿Este es uno de esos juegos mentales, ciertos?—Briana cruzó sus brazos por encima de su pecho y negó firmemente.

—Joel, para mí el hecho de que estés con Tania en una pizzería muy bien podría significar todo y nada a la vez…
Briana entornó sus ojos y negó.—No es ningún juego mental ni nada que se le parezca…—anunció.—es sólo que estoy cansada que Christopher, Samara y tú piensen que mi estado de ánimo dependa de inconscientemente de Tania…—se quejó.—No se trata de eso…se supone que tendrían que confiar en mi…

—Confiamos en ti.—respondió el muchacho sin dejar de mirarla.

—Yo también confío en ti…—anunció la pelinegra y Joel se quedó en silencio.

—¿De verdad…?—cuestionó en voz baja.

—Pues claro que sí, Joel.—susurró.—cuando decidí que en verdad quería intentarlo contigo deposité en ti toda mi confianza…—le recordó.—Yo sé que Tania fue importante para ti, estoy totalmente consciente de eso…de verdad; pero también sé que tú eres sincero conmigo porque te conozco y puede que al principio no te creyese del todo pero ahora si lo hago…y es definitivamente por el amor que siento por ti…

Joel la envolvió en un largo abrazo, cerró sus ojos un momento y dejó un largo beso sobre la frente de Briana. El aroma de la loción del pelinegro se coló por sus fosas nasales  y automáticamente su corazón dejó de latir.

—Nunca en la vida haría nada para lastimarte, Bri. Nunca haría nada para perderte…eso era precisamente lo que estaba diciéndole a Tania, no voy a mentirte; ella vino para decirme que cuando estuvo en Suecia finalmente se dio cuenta que quería estar conmigo y sí; en otros tiempos si ella me hubiese dicho eso créeme en este momento seguiría saltando de la felicidad pero no justo ahora porque no me interesa tener nada con ella…quién realmente me interesa eres tú, Briana Lee y no importa cuántas Tanias más vengan a hablar sobre amor porque la única que seguirá interesándome serás tú…siempre tú.—Briana le ofreció una pequeña sonrisa que hizo que el corazón de Joel se derritiera de inmediato.

La manera en la que ella lucía definitivamente era abrumadora y encantadora a la vez pues ni siquiera era capaz de encontrar las palabras adecuadas para describirla; en alguna ocasión había leído una frase en alguna parte del universo del internet donde decía que describirse era limitarse y él definitivamente no era capaz de limitar la belleza de la muchacha. Y nunca lo sería porque la belleza de Briana no tenía límites ni medidas; era perfecta y ya.

—Te quiero…—le dijo la chica en voz baja.

—Te quiero más…

(…)

—En serio el amor por Briana te llegó fuerte, eh.—se burló Emmanuel lanzándole el balón de fútbol suavemente.

—Ella es increíble.—respondió Joel sin perder la misma sonrisa que había estado rondado su rostro en las últimas dos horas.—Briana es comprensiva ¿sabes? Estoy completamente seguro que cualquier otra chica en su lugar se habría vuelto loca pensando cualquier estupidez sin embargo ella se mantuvo calmada y   me escuchó…

—Eres afortunado definitivamente.—decidió el chico encogiéndose de hombros. Joel asintió lentamente y la sonrisa se esfumó de sus labios.—¿Y ahora qué te pasa, Romeo?—cuestionó con un deje de diversión en su tono de voz.

—Es que siento que después de todo Briana si tiene dudas sobre mi amor por ella…—susurró.

—Joel, pasaste demasiado tiempo como idiota diciendo que te gustaba Tania, si yo fuese Briana también sentiría dudas…—inquirió sin dejar de mirarlo.—Mira, como tu hermano mayor que soy voy a darte un consejo y en verdad espero que lo escuches…no es que te quiero obligar a que lo hagas pero creo que para que tu relación con Briana funcione tienes que hacerla oficial finalmente…

—Cuando dices que tengo que hacerla oficial te refieres a que le pida a Bri que sea mi novia…—adivinó.

—En  parte…—asintió.—pero quiero que entiendas que no le tienes que pedir a Briana que sea tu novia sino quieres sólo porque yo te lo estoy diciendo…—le espetó.—No, tiene que nacer de ti, tienes que hacerlo en el momento en el que creas que es conveniente y por supuesto; cuando tu corazón te diga que es el momento…

—Eres tan raro…—replicó el rizado en medio de una negación cargada de frustración.—¿Se lo digo o no?—se quejó.

—Sólo si tú crees que es el momento apropiado para hacerlo, recuerda muy bien Joel Pimentel…a la fuerza ni los zapatos entran…—hizo una pausa.—¿Y que se supone que Christopher piensa sobre este repentino amor hacia su hermana?—cuestionó sin dejar de mirarlo.

Joel soltó un largo suspiro y negó un poco.—No se opone…

—Esa es una buena señal…

—Eso es porque Christopher me conoce…—replicó.

—Si fueses el potencial novio de  mi hermana definitivamente me opondría.—respondió en tono divertido. Joel entornó sus ojos y negó de nueva cuenta.

—De hecho está bastante de acuerdo con que me acerque a Briana en plan…romántico y esas cosas, es un hermano un poco extraño, la verdad…—susurró. Emmanuel le pasó de nueva cuenta el balón de fútbol y él lo dejó pasar ignorando las múltiples protestas de su hermano mayor.—Tengo una idea…

—¿Y ahora que se te ocurrió…?—cuestionó el chico colocando sus manos en su cadera. Joel le ofreció una amplia sonrisa.—Esa sonrisa no depara nada bueno…

—Voy a invitar a salir a Briana.—decidió.

—Comenzamos bien, me gusta…—comentó.

—Deséame suerte…

—¿Para qué demonios quieres que te desee suerte?—preguntó con una mueca de confusión en el rostro.—¿Joel…?

—Este es el momento, Emmanuel…tengo el presentimiento de que en verdad este es el momento…

(…)

—No entiendo como haces para comer tanto y no engordar.—se quejó Briana lanzándole una mala mirada a Christopher que permanecía con la vista clavada en la pantalla del televisor masticando cuidadosamente una rebanada de pizza.

El muchacho apartó la mirada un momento y negó un poco.—Buenos genes, supongo…—respondió encogiéndose de hombros.

—¡Te odio, Vélez!—replicó con diversión haciéndolo reír.

—Sabes que no.—se burló.—Bri…

—¿Vas a preguntarme algo al respecto sobre Tania y Joel en la pizzería?—cuestionó.

—Bueno…me preocupo por ti.—inquirió sin dejar de mirarla.—Y confío en Joel en serio…lo conozco como la palma de mi mano y te juro que si le día de hoy él hubiese sido cualquier otro tipo que se acercó a ti para hablarte de amor y lo encontraba en la pizzería en compañía de otra chica que no eres tú; sin dudarlo un solo segundo habría ido a partirle la cara de una puñetazo…pero sé que él es una buena persona y que de verdad te quiere así que…—Briana negó un poco y le dedicó una pequeña sonrisa.

—Estoy bien, de verdad.—musitó ofreciéndole una pequeña sonrisa.—Ya le dije todo a Joel…está todo bien, en serio…así que deja de preocuparte por mi porque no hay razón alguna para hacerlo, Chris…mejor sigamos viendo con esto…—inquirió señalando el par de cajas de pizza abiertas frente a ellos.

—Tania dijo que era admirable el amor que Joel sentía por ti y lo cierto es que parecía bastante sincera…—le informó.—pero…había algo que no me terminaba de gustar del todo ¿sabes? No lo sé, tal vez estoy loco…y eran sólo figuraciones mías…no lo sé…pero realmente no parecía la típica chica que acaba de descubrir que su posible conquista…que la que ella creía que era su posible conquista la hubiese rechazado y no es que esté dudando de Joel es sólo que…hay algo raro en esa chica, Bri…de verdad…su actitud, ella…es todo tan extraño…—susurró.—Tengo algo así como un presentimiento raro…

—Chris…entiendo que estés preocupado, entiendo que me quieras, que quieras protegerme pero en serio está todo bien.—le aseguró.—Mejor sigamos viendo la película ¿de acuerdo? Tú la elegiste y dijiste que era muy buena así que más te vale que lo sea porque si no…

—¿Vas a torturarme?—cuestionó divertido.

—No. Algo mucho peor.—decidió con una sonrisa traviesa en los labios.
—¿Algo mucho peor?—repitió.—¿Algo como qué…?

—Haré que laves los platos toda la semana en la hora de la cena…

—¡Esa es tu hora!—se quejó el castaño.

—Lo sé, así que más vale en serio que la película sea muy buena…

El sonido del celular de Briana llenó el aire. Estiró su mano para tomarlo y su corazón se aceleró apenas encontró la fotografía de Joel anunciando una nueva llamada telefónica del pelinegro.

Christopher elevó sus cejas un par de veces de manera divertida y Briana entornó sus ojos antes de llevar el celular a su oído.

—Hola…—lo saludó.

—Hola, Bri…—respondió el muchacho.—Escucha, no tengo mucho tiempo porque justo ahora tengo que salir con Emmanuel a hacer algunas compras pero la verdad es que llamaba porque en serio me gustaría que mañana por la tarde tuviésemos una cita oficial…—anunció y automáticamente el corazón de la muchacha se aceleró de nueva cuenta.

Estaba completamente segura que de seguir así muy pronto terminaría desarrollando problemas cardiovasculares y pensaba culpar a Joel Pimentel, definitivamente.

—¿Una cita…?—repitió.

—Sí. Tengo algo preparado para ti y estoy completamente seguro que te encantará así que en serio me gustaría que dijeras que si…—agregó.

Una autentica sonrisa se instaló en los labios de la pelinegra, cerró sus ojos un momento y dejó escapar un suspiro digno de una chica completamente enamorada. Y es que la idea de pensar en que ella tendría una cita con Joel en serio le entusiasmaba. ¿Cuántas veces había deseado que aquello pasara pero sólo se quedaba en una fantasía que estaba completamente segura que jamás se cumpliría? Y ahora estaba pasando. ¡Estaba pasando en serio!

—Por supuesto que me gustaría tener una cita contigo, Joel…
Una risita se hizo presente del otro lado de la línea telefónica y la piel de la chica se erizó de inmediato.—De acuerdo…—respondió.—Entonces señorita Lee…paso por usted mañana por la noche ¿De acuerdo?

—De acuerdo.—susurró.—Hasta mañana…

—Hasta mañana, mi amor.—le dijo él y luego la llamada finalizó.

—¿Y entonces…tienes una cita con Pimentel?—adivinó Christopher. Briana lo miró un momento y asintió.

—Mañana Christopher…será el mejor día de mi vida…

-. -. -. -.

H o l i l i, bebas❤👋🏻.



  

CINCUENTA Y DOS SEMANAS||JOEL PIMENTEL (COMPLETA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora