16. Pequeños ataques amorosos.

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—¿Puedo pasar?—cuestionó Christopher asomando la cabeza por la puerta entreabierta.

Briana dejó el celular sobre la mesa de noche y se quedó en silencio contemplándolo fijamente un par de segundos antes de ofrecerle una pequeña sonrisa.—¿Qué pasa, Chris?

—¿Estás bien?—preguntó sentándose frente a ella.

—Sí. ¿Habría de estar mal?—él negó.—¿Entonces...?

—Es que dijiste que no tenías hambre entonces pensé que tal vez te sentías un poco mal...—le explicó jugueteando con sus manos.

Briana atrapó las manos de su hermano y centro sus ojos en los de Christopher que la observaba fijamente.—Gracias...

—¿Gracias?

—Sí. Gracias por quererme como un hermano, Christopher. Gracias por ser mi hermano, por cuidarme, por preocuparte por mí, por estar siempre para mí cuando te necesito, por escucharme, por quererme...gracias por todo eso, Chris...—susurró sin dejar de mirarlo.

—Eres mi hermana, Bri. Crecimos como hermanos y sé que por malas circunstancias terminamos siendo hermanos legales, lo sé.—le dijo él en voz baja.—Pero yo te cuidaría y querría aunque tus padres estuviesen vivos...

—Te amo.—le dijo ella envolviéndolo en un pequeño abrazo lleno de gratitud y cariño.

—También te amo, hermanita...—inquirió el muchacho dejando un pequeño beso en su cabello.—Estoy tan orgulloso de ti, Briana. De la persona en la que te has convertido...

—También estoy orgullosa de ti, Chris. Muchísimo.—respondió la muchacha.

—Y estoy completamente seguro que con Joel vas a ser completamente feliz...de algún modo la vida tiene que compensarte por todo el sufrimiento que has pasado ya...y lo cierto es que dejando que Joel te amé me parece una muy buena manera...

(...)

—Dios, realmente me sorprendió mucho cuando la empleada me dijo que tenía visitas a esta hora...—anunció Tania bajando las escaleras de su casa con pasos lentos y delicados.—Pero cuando me dijo que se trataba de ti realmente no me lo podía creer... ¿Qué es lo que pasa, Joel? ¿En qué puedo ayudarte?

—Dejándote de entrometer en mi vida.—respondió directo y sin rodeos.

—¿Qué?

—No me digas que no entiendes de que te estoy hablando porque los dos sabemos que lo sabes perfectamente bien...—le espetó el chico apretando sus dientes.

—Realmente me lastima mucho que me hables de esa manera porque no entiendo que es lo que está pasando.—murmuró.

—Tania, por favor...

—¿Podrías al menos explicarme de que estás hablando?—pidió sin dejar de mirarlo con los ojos empañados.

—Le dijiste a Briana, mi novia, que Christopher y yo sentíamos lastima por ella por lo que pasó con sus padres sólo para alejarla de mi.—replicó de mala gana.—Te aprovechaste de un argumento que nunca tuvo malas o dobles intenciones, de una charla entre amigos para armar semejante calumnia...¿Qué demonios es lo que pasa contigo?

—¿Ella te dijo eso?—cuestionó.—No entiendo que es lo que Briana gana inventando todo eso...—agregó llevando sus manos a su boca para cubrirla tal y como hacían las actrices en las películas dramáticas de los sábados por la noche.

—¡Deja de mentir!—le espetó perdiendo finalmente la poca paciencia que quedaba en él.—¿Qué era lo que querías? ¿Qué Briana terminase conmigo y entonces tú pudieses acercarte de nueva cuenta?—cuestionó.—¿Realmente eso era lo que esperabas?

CINCUENTA Y DOS SEMANAS||JOEL PIMENTEL (COMPLETA).Where stories live. Discover now